..lo que dice Sergio Ramos, el primer capitán del Real Madrid, es que a Piqué no hay que pitarle el sábado en el Bernabéu puesto que el defensa del Barça vendrá a Madrid como jugador de España, pero que a Bale y a Benzema tampoco les viene mal que su público les pite en su propia casa.
El Bernabéu sí tiene motivos para pitar a Piqué
y no los tiene para pitar a Bale
Si he entendido bien a Ramos, que es posible que no lo haya entendido bien, lo que dice el primer capitán del Real Madrid es que a Piqué no hay que pitarle el sábado en el Bernabéu puesto que el defensa del Barça vendrá a Madrid como jugador de España, pero que a Bale y a Benzema tampoco les viene mal que su público les pite en su propia casa. O sea: a Piqué, que hace nada dijo que no le gustaban los valores que transmitía el club blanco y que deslizó la idea de que Florentino Pérez estaba detrás de los problemas judiciales de algunos jugadores culés, no hay que pitarle porque viste la camiseta de la selección nacional, pero a Bale y a Benzema sí les viene bien que le piten... ¿exactamente por qué, Sergio? ¿Porque visten la camiseta del Real Madrid?... De débil, el argumento se cae a trozos antes incluso de ser pronunciado.
No sólo Ramos ha blindado a Piqué, también lo han hecho Carvajal y Lucas Vázquez. Y no sólo Ramos ha sugerido que Bale y Benzema tienen que despertar si no quieren que la ira del público (su público) recaiga sobre ellos, también lo ha hecho Marcelo. Pero no recuerdo una reacción parecida cuando quien estuvo en el punto de mira fue Keylor Navas. Cuando de Keylor se decía que ya no era el mismo o que no era portero para el Madrid, el vestuario del equipo se solidarizó con su compañero y éste salió más fortalecido. A Cristiano no le hacen falta apoyos de ninguna clase y las dos o tres veces que el público del Bernabéu le ha pitado (¡al máximo goleador histórico del club, válgame Dios!) ha respondido sin pelos en la lengua; aún así, hace un año y pocos meses que a CR7, que acaba de conquistar el premio al mejor futbolista de la Champions, la afición le puso la proa y, según ese expertísimo criterio del que hace gala de vez en cuando, decidió que había que venderlo porque se iba arrastrando por los terrenos de juego. Hoy, y para ese mismo tribunal inquisidor, resulta que Cristiano es el salvador. Acabáramos.
Yo no digo que Bale esté bien. Ni tampoco que Benzema acertara el domingo. Lo que yo digo es que confío en el criterio del hombre que viene de ganar para el Real Madrid siete títulos en un año y ocho meses. Creo que Zidane, que dejó en el banquillo a Bale en la final de Cardiff, tiene una información más completa que la nuestra. Y digo también que si es cierto que Gareth y Karim están atravesando un mal momento de forma (que puede pasar, como pasó el mal momento de CR7 o de Keylor) y, además, son dos futbolistas frágiles mentalmente, lo que necesitan no es precisamente que le pite su público y que les den la espalda sus compañeros sino que su público y sus compañeros les apoyen, lo contrario de lo que ocurre ahora. Nada de esto habría pasado si los aficionados madridistas que el otro día la tomaron con estos dos jugadores fueran menos cascarrabias y más razonables. Pero es que, ni siquiera atravesando un momento tan brillante como el actual, es capaz de descansar la antropofagia de algunos, transformada para tranquilidad de determinadas conciencias en el tan cacareado "nivel de exigencia", que no es tal sino una insatisfacción permanente que en nada ayuda ni sirve tampoco para nada salvo para suministrar de munición a Santiago Segurola. Y él, claro, feliz.
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