¿Es lícito que una minoría de reventadores impidan el normal desarrollo de un espectáculo público, para presenciar el cual hay que pasar por taquilla? Parece que no, pero los que, por temor a manifestar su desacuerdo con los gritones, o por simple y perezosa abulia han inclinado la cerviz, en el pecado han tenido la penitencia.
¡Grande Ferrera, torero y español!
Paco Mora
AplausoS
Por culpa de un puñado de energúmenos, que pitaron y abuchearon los colores de la bandera española que envolvían un par de banderillas, el serio, educado y circunspecto público de Bilbao se quedó sin poder disfrutar del segundo tercio de uno de los mejores banderilleros del toreo actual, en el quinto toro de la tarde. Sin un gesto, impasible, pero con la contrariedad pintada en el rostro, Antonio Ferrera, que se siente torero y español, ante la ofensa a la bandera de su país renunció a poner los garapullos dándoles paso a los miembros de su cuadrilla.
La pregunta que a uno se le ocurre es la siguiente: ¿Es lícito que una minoría de reventadores impidan el normal desarrollo de un espectáculo público, para presenciar el cual hay que pasar por taquilla? Parece que no, pero los que, por temor a manifestar su desacuerdo con los gritones, o por simple y perezosa abulia han inclinado la cerviz, en el pecado han tenido la penitencia. Sin embargo, para los que solo vemos en el toreo un arte ejercido por valientes, y no opción política alguna, Ferrera creció este domingo un palmo en la segunda corrida de la Aste Nagusia de este año.
El extremeño de oro dio una tarde completa, que de haber tenido más suerte con la espada habría saldado con cuatro orejas. Porque tanto con el capote como con la muleta, y no digamos con los garapullos en los demás toros, en los que compartió el tercio con Padilla y El Fandi, fue el torero de culto que reconoce en él toda la aficionen. Su arte, suficiencia y torería brilló con luz propia, ante un corridón de toros de Torrestrella que tuvo mucho que torear. ¡Grande Ferrera! Como torero y como español. Si ayer ya te valorábamos los aficionados al noble arte del toreo en toda tu enorme dimensión, a partir de ahora te valoramos mucho más.
Mucho cemento en los dos espectáculos con que ha comenzado la Feria de Bilbao de este año. Tanto el sábado, con los dos centauros-Hermoso y Cartagena- y la amazona Léa Vicens, como este domingo con Padilla, Ferrera y El Fandi, el cemento dominó el panorama de los tendidos. Mal pinta esto, si los que van a los toros a ver torear y no a hacer política dejan que los sacerdotes de la ruina y la mentira se adueñen del espectáculo. ¿Dónde estaba ese público bilbaíno que tanto hemos respetado y admirado? Nadie ha dicho esta boca es mía…
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