Nos parece disparatado, humillante, intolerable que no se pueda mostrar la bandera española en España porque una minoría de descerebrados, llenos de rencor lo impidan. Entendemos que el que pita a la bandera de un país es un mal nacido, un ser inferior, un miserable, porque con ello está insultando a todo el país.
Hombre, español y torero
Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
Hace unos días decíamos que el gesto de Antonio Ferrera, al sacar banderillas con la bandera española en Bilbao, nos pareció incompleto porque al pitar una minoría a la bandera desistió de banderillear. No obstante entendíamos que tal vez le cogió por sorpresa la reacción de esa minoría.
Pues bien Cayetano, que ha podido meditar sobre ello en los últimos días, y sabiendo a lo que se exponía, ha llevado cabo un gesto completo, de hombre, español y torero, y además delante de su majestad el Rey Emérito, presente en la corrida, que alabamos y aplaudimos de forma rotunda.
Cayetano no banderillea habitualmente, por lo que podía haber evitado el ponerse en contra una parte de la plaza, sin embargo, en su primer toro al ir a banderillear la cuadrilla se dirigió a Iván García, le pidió el par que llevaba y le dio uno con la bandera española, pidiéndole que lo pusiera bajo su responsabilidad. Como era de esperar, la mayoría de la plaza le aplaudió y una minoría le pito, pero el gesto se consumó, pues se pusieron dos pares de banderillas con la colores de nuestra bandera.
Sensacional par de banderillas de Iván García con los colores de la Bandera
Nos parece disparatado, humillante, intolerable que no se pueda mostrar la bandera española en España porque una minoría de descerebrados, llenos de rencor lo impidan. Entendemos que el que pita a la bandera de un país es un mal nacido, un ser inferior, un miserable, porque con ello está insultando a todo el país.
Les pondré un ejemplo: Imagínense que en España, ahora, se pitase a la bandera de Venezuela porque no se está de acuerdo con el gobierno dictatorial de Maduro. Se estaría pitando a los que apoyan la dictadura y a los oprimidos por ella, lo cual es propio, como decía, de seres inferiores, incívicos.
Cayetano, y es nuestro modo de ver, ha hecho un gran gesto de hombre cabal, de principios, de español integro y de toreo. Si, de torero, porque un torero debe ser un hombre de principios, cabal y nada vulgar. Pensamos que "si es vulgar no es toreo y si es toreo no será vulgar".
Luego, en el callejón, al ser entrevistado por David Casas, ha explicado su proceder, y que ha brindado al Rey diciéndole que, "en esa tierra, a la que quiere y respeta porque así se lo enseñaron, se ha sufrido mucho por el terrorismo y que él quiere una España unida". Pero sobre todo ha dejado una frase, para mi monumental, que comparto cien por cien: "Quiero una España unida, y si antepusiera mis intereses personales a mis principios no valdría nada ni como torero ni como hombre". Esta frase me recuerda a la que nos dejara el gran sabio griego Platón: "Un hombre que no arriesga nada por sus ideas (principios), o no valen nada sus ideas o no vale nada como hombre".
Su segundo toro lo ha brindado al público, y al hacerlo le ha pitado una minoría de tarados, que politizan un espectáculo tan grandioso como es el Toreo, que lo aprovechan para insultar a una bandera y con ello a un país.
Como torero ha estado muy bien toda la tarde, mostrando su raza , su casta, y la mucha sangre torera que corre por sus venas. ¡Grande Cayetano!
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