Ya se oye, con insistencia, a aficionados y público en general, decir, refiriéndose a Andrés Roca Rey: "Sí, es muy buen torero, pero le cogen mucho los toros". Frase dicha en tono más o menos despectivo, pues se presupone que a un muy buen torero no pueden cogerle tantas veces los toros.
¡Pero le cogen mucho los toros!
Rafael Comino Delgado
Ya se oye, con insistencia, a aficionados y público en general, decir, refiriéndose a Andrés Roca Rey: "Sí, es muy buen torero, pero le cogen mucho los toros". Frase dicha en tono más o menos despectivo, pues se presupone que a un muy buen torero no pueden cogerle tantas veces los toros.
Pienso que eso es mucho presuponer y que el tema merece un análisis más detenido, pues la mencionada frase está dicha, la inmensa mayoría de las veces, por personas poco entendidas en la materia y otras muchas veces demasiado a la ligera.
Pensamos, y así piensan los profesionales, que casi siempre que el torero es cogido se debe a un fallo suyo, eso es verdad, pero también hay veces que no existe tal fallo. Lo que ocurre es que el torero arriesga mucho y se expone, a sabiendas, a la cogida. Es lo que se diceen el argot taurino, "tirar la moneda" o jugársela.
Lo verdaderamente grave, por negativo, sería que el torero sufriese cogidas y no entendiese el porqué de las mismas. Queremos decir que lo importante es que el torero sepa, en cada momento, cuál fue la causa de la cogida para así poder evitarla en el futuro. Y nosotros creemos que Roca Rey siempre controla la situación, lo que pasa es que ha decidido arriesgar muchísimo a sabiendas de que el precio es la voltereta, como mal menor, y la cornada.
Se pasa los toros cerquísima, pisa un terreno comprometidísimo, donde hay muchísima verdad, donde los toros no tienen más remedio que embestir, pero a veces les deja tan poco espacio para que puedan pasar que resulta atropellado. El pasado día 4 de agosto le vi en el Puerto de Santa María, donde cortó tres orejas a toros de regulares para abajo. En su segundo recibió una gran voltereta toreando con el capote a la espalda. Se lo hemos visto muchas veces; se coloca totalmente de frente, le enseña el capote por un lado y, cuando ya se ha arrancado, se lo saca por el otro lado. En esta ocasión hizo el cambio cuando la distancia entre el toro y él era mínima, para pasárselo muy ceñido, y el toro le volteó. Él sabía que existía ese riesgo y lo aceptó porque se llama Roca Rey y quiere el cetro del toreo.
Naturalmente acepta ese riesgo, pero él sabe, y todos sabemos, que la emoción que trasmite a los tendidos es enorme y, como hemos dicho en multitud de ocasiones, el toreo es emoción. Por eso Roca Rey despierta tanto interés entre la afición, lleva mucha gente a la plaza y se ha colocado en figura en tiempo récord. En cualquier cartel en que esté Roca Rey, cuando le toca el turno, el público está más expectante que cuando salen los otros, aunque sean máximas figuras. ¡Por algo será!
Cuando José Tomás rompió como gran figura ocurría exactamente igual, pisaba un terreno en que, o había triunfo grande o había cogida; de hecho nunca echó una temporada larga porque se pasaba mucho tiempo en el hospital. Y también se decía: ¡Es que le cogen mucho los toros!
En definitiva, es verdad que le cogen mucho los toros, pero, en nuestra opinión, él conoce el porqué y acepta ese riesgo, como camino para ser figurón del toreo.
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