Si a usted no le gustan los toros, no vaya. Pero no me prohíba a mí que sea un asesino como Picasso, Lorca, Goya, Turina y otros nombres, que no nombro para no apabullar a vuestra ignorancia.
CARTA ABIERTA A CRISTINA NARBONA
PRESIDENTA DEL PSOE
Señora presidenta del PSOE:
En primer lugar me vas a perdonar que te llame con este título burgués de “señora”, pero es que lo de “compañera” no me sale.
Verás, me explico:
Yo soy militante de base, seguramente desde antes que tú. Puede haber trepado, como hicieron otros oportunistas, pero preferí servir a mi pueblo en las labores de calle, que son en las que creo, siendo doce años, es decir, tres legislaturas, concejal en mi pueblo, sin ganar (porque no quise) un puto duro y gastando mucho dinero de mi salario de maestro en lo que los privilegiados llamáis “gastos de representación”. Y lo hice con mucho gusto. Con orgullo, porque ponía en práctica las ideas por las que me afilié a un partido “socialista”.
Luego han pasado los años y aquellos líderes y lideresas (¿se dice así?) de la dialéctica fácil e incendiaria, buscaron o buscasteis las famosa puertas giratorias. Yo seguí dando clase –que es y será mi vocación- formando ciudadanos críticos y respetuosos con la LIBERTAD, esa palabra aguda que, al parecer, solo os sirve para la demagogia barata.
Después de la traición de la panda de iscariotes al secretario general, luché desde mi posición de HOMBRE LIBRE Y SOCIALISTA, por reponer al secretario general que vergonzosamente habían defenestrado. Me alegré mucho, la verdad, cuando vi que te proponían para presidenta de lo que yo creía que sería un PSOE, renovado en las formas y fiel a los principios. Sánchez, que siempre se manifestó antitaurino, dejó aparcada la cuestión porque había cosas más importantes que afrontar, como tantos militantes y simpatizantes pensábamos. Pero, héteme aquí que leo, procedente de un diario que hace tiempo desprecié, por ser una sentina maniobrada por Pedrojeta, el tonto de los pelotazos de feria de la derecha más rancia y de la ¿izquierda? visceral antisocialista, estas palabritas, desde tu poltrona recién estrenada:
“…lo que estoy segura es de que es sólo una cuestión de tiempo que las corridas de toros desaparezcan. Yo dije siendo ministra que creía que íbamos a alejarnos poco a poco de prácticas basadas en la crueldad con los animales como espectáculo. Ya hay países donde al toro no se le mata como espectáculo. Eso empieza a ocurrir ya en algunas comunidades autónomas y es pura cuestión de tiempo. La sociedad española y en particular la gente más joven rechaza la crueldad como espectáculo y como cultura“.
Me he restregado dos o tres veces los ojos, para saber si estaba despierto o era una mala pesadilla. Peor, al parecer, era cierto.
He sentido pena. Una pena grande por el populismo barato que defiendes. Seguramente, tú –y tantos “sensibles” como tú, que llamáis maltrato a una manifestación cultural milenaria, liturgia de un modo que descerebrados de tal calibre nunca entenderéis-, lo que acabo de transcribir. Pero claro, seguramente, esa misma “sensibilidad” no la trasladaréis a vuestra andorga cuando pasaportéis docenas de ostras o almejas que llevan varios días de agonía antes de caer en vuestras sensibles fauces. Ni, seguro que no, tomareis los antibióticos que pasaporten a varios millones de microorganismos porque os hacen “pupita”. Como diría “Juncal”, nuestro Pacorrabal eterno; ¡Vausté a la mierda!
Si a usted no le gustan los toros, no vaya. Pero no me prohíba a mí que sea un asesino como Picasso, Lorca, Goya, Turina y otros nombres, que no nombro para no apabullar a vuestra ignorancia.
¿Conoces, señora presidenta, esa poesía que se ha atribuido falsamente a Brecht, pero que en realidad es del pastor Martin Niemöller, que se llama “Primero vinieron…”? Pues léela despacito. Te la escribo, por si no la conoces:
” Primero vinieron a buscar a los socialistas, y yo no dije nada,
Porque yo no era un socialista.
Luego vinieron para los sindicalistas, y yo no dije nada,
Porque yo no era un sindicalista.
Luego vinieron a buscar a los judíos, y yo no dije nada,
Porque yo no era judío.
Luego vinieron a buscarme, y no quedó nadie para hablar por mí.”
Me estás poniendo en un brete. Antes de abrir otra vez tus fauces, consulta la historia de nuestro partido y podrás comprobar que somos y hemos sido muchos centenares de miles los amantes y defensores de la tauromaquia. Consulta, por ejemplo con Mújica. A ver si te enteras de algo, que lo dudo. Y siento decirlo.
Por eso, desde mi lugar de militante de base de la agrupación local de Moratalla, este humilde maestrico de escuela, este académico correspondiente de la de Alfonso X el Sabio, este orgulloso defensor de la eterna tauromaquia, te dice, plagiando a Llac:
“No es esto, compañera? No es esto”. Dedícate a erradicar el fraude y el chanchullo que arruina a España y sus sufridos habitantes. A trabajar por la libertad y por una justicia equitativa y déjanos a los asesinos taurófilos, seguirlo siendo.
No me gusta advertir, porque soy persona sosegada, pero no me gusta que me toquen los blandos. Recuerda que Felipe II, no el de las puertas giaratorias, sino el que en sus tierras no se ponía el sol, no hizo caso a la bula “De salvtis grege Dominici” de Pío V, que excomulgaba a los taurinos. Somos más de los que tú te imaginas y no estamos dispuestos a perder ni un ápice de nuestra libertad para que tú la vendas por el primer plato de lentejas que te ofrezcan, aunque sea de manos de un chico díscolo con coletas, de un antisistema de rastas o de unos guerrilleros del antiturismo. Esos, por lo menos, se llevan sus subvenciones de las multinacionales de mascotas watdysnelianas.
Yo que tú, me lo pensaba, Ah, y no intentes expulsarme, porque otros ya han fracasado varias veces en el intento.
Atentamente, Marcial García, amante de un arte que tu mediocridad nunca entenderá.
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