Pedro Sánchez, flanqueado por su núcleo de poder: José Luis Ábalos, Cristina Narbona y Adriana Lastra.
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La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, ha arrancado flemas y arrojado por su boca (esputar) “es solo una cuestión de tiempo que los toros desaparezcan”.
Narbona (Cristina) esputa
Pedro Javier Cáceres / La Divisa
La presidenta del PSOE ha arrancado flemas y arrojado por su boca (esputar) “es solo una cuestión de tiempo que los toros desaparezcan”.
Estas declaraciones al diario El Mundo se enmarcan en el contexto de los últimos sondeos del CIS en el que se colige que, de haber elecciones, ahora, el gobierno de la Nación estaría en manos de este PSOE en coalición de perdedores con Podemos (¿vicepresidente Iglesias?), nacionalistas, independentistas, incluso batasunos.
El editorial de la semana pasada sobre la situación en Baleares y adornada con otros ejemplos, – que tiene ustedes colgado en la web de LA DIVISAhttp://www.ladivisa.es/texto-diario/mostrar/779011/travestis-politicos-taurinos- no era una llamada a la guerra política desde la tauromaquia sino una descripción de datos contra los cuales no caben ni argumentos ni paños calientes : está en juego la supervivencia de La Tauromaquia por mucho blindaje legislativo que haya, puesto que esta izquierda radical es consumada maestra en derogar leyes para imponer totalitariamente la suyas, tal que lo de la llamada Asamblea Constituyente venezolana.
No se trata, desde esta humilde tribuna, instar a la guerra del voto ni del veto, simplemente informar del “estado de la cuestión” que es muy grave y con tiempo tasado, como mucho, a dos años, si no antes el PNV se deja querer (improbable “todo por la pasta”) en una, casi inminente, presunta moción de censura a Rajoy.
Nos ocupa, algo tan sencillo como alertar a los sectores odiados por este radicalismo galopante (toros, caza, pesca, circo, católicos, etc) para tomen las medidas necesarias y al menos provocar un debate profundo dentro del PSOE y, sea cual sea el resultado de tal debate, sean claros en su programa electoral; tanto el propio –inviable con estos datos- como el plan B a aplicar: el peaje a satisfacer a los “compañeros de cama” indefectiblemente necesarios para que Pedro y Begoña tomen Moncloa, su oscuro objeto de deseo.
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