Pero todo en la vida tiene su límite, hasta la traición y el atropello a la mayoría del pueblo venezolano, que ahora está más decidido que nunca, a recuperar la senda democrática y el porvenir de la patria.
DESDÉN Y ATROPELLO
Eduardo Soto Alvarez
Ex embajador de Venezuela
El poner a rodar una fraudulenta asamblea nacional constituyente, tiene sus complejidades, aunque la comprensión del proceso sea más bien elemental.
Sin caer en razonamientos abstrusos, está claro que no tiene legitimidad, pues se procedió a convocarla sin apoyo popular, aunque, a posteriori, se haya intentado justificarlo inflando cifras.
Montan unos comicios a la medida, pero anuncian unos resultados materialmente imposibles de obtener; quizás el régimen y sus tutores, con creciente nerviosismo ante una realidad tan adversa, instruyeron a las sacerdotisas del tingladillo electoral, para distorsionar totales, pero se les fue la mano, se evidenció la trampa y terminaron de echar por tierra los últimos vestigios de su credibilidad.
Para colmo, hasta la propia compañía que desde hace años viene proporcionando el sistema automatizado de votación, ante lo desmesurado del fraude, se vio esta vez obligada a denunciarlo públicamente, para no poner en la picota su futuro empresarial.
No obstante, con absoluto desdén, como si los venezolanos fuésemos estólidos y la comunidad internacional indiferente, los chavistoides pretenden todavía continuar con el timo, como si nada hubiera acontecido, para tratar de encasquetarnos un marco político que nadie quiere y que solo conviene a intereses foráneos y a sus compinches criollos.
Pero todo en la vida tiene su límite, hasta la traición y el atropello a la mayoría del pueblo venezolano, que ahora está más decidido que nunca, a recuperar la senda democrática y el porvenir de la patria.
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