Ayer oí a un "experto en fútbol internacional" asegurando que dudaba mucho que el delantero egipcio, Mohamed Salah, mantuviese su nivel de aquí a final de temporada (¿justo desde ahora y hasta el final?), y luego está la brillante excusa del Ramadán, desacreditada al segundo siguiente de que fuera expuesta. Bolas calientes y frías, árbitros, la flor, el Madrid gana "porque sí" y ahora, al fin, el Ramadán. ¿Qué será lo siguiente? ¿Algo de componente sexual?
El Ramadán ganará La Decimotercera
Desconozco qué sucedería en los años 50 del siglo pasado pero en los tiempos actuales el periodismo deportivo español (y repito que toda generalización es mala) se ha demostrado que es un fenomenal motivador del Real Madrid. Esta Champions es una buena muestra de ello: el equipo de Zidane, que cayó estrepitosamente ante el Tottenham en la fase de grupos y quedó segundo del suyo, precisamente por detrás del equipo inglés, iba a ser literalmente devorado por el PSG en los octavos de final y únicamente el ninguneo de los medios de comunicación españoles obró el milagro de que el Madrid no sólo no fuera eliminado sino que se clasificase para cuartos, donde tuvo que medirse ante la Juve, prematuramente envejecida nada más quedar emparejada con el vigente campeón europeo y mundial.
El desprestigio al que fue sometida la subcampeona continental fue tal por parte del periodismo deportivo nacional que, efectivamente, al Real Madrid no le quedó más remedio que apearla de cuartos, no sin antes sufrir espectacularmente en el Bernabéu. Tan mal sentó que el Madrid cumpliera con los pronósticos que en seguida los medios de comunicación nacionales cayeron en picado sobre un penalti que fue penalti, el cometido tontamente sobre Lucas en el último minuto de la prórroga. Si aquella jugada, con el mismo protagonista, se hubiera producido con la camiseta de España, el periodismo habría gritado al unísono "¡penalti!", pero al ser con la blanca del Madrid el clamor fue mayor aquí que en la mismísima Italia, que pasó del tema. El siguiente fue el mítico Bayern, al que "sólo" contemplan 5 Copas de Europa; el Madrid, de nuevo con sufrimiento, tuvo que dar buena cuenta del equipo muniqués, desprestigiado otra vez por un sector muy localizado del periodismo patrio.
Y ahora le toca el turno al Liverpool y a su estrella (cabría hablar incluso de estrellón puesto que ha sido el gran protagonista del curso futbolístico) Mohamed Salah. Llevamos toda la temporada con Salah por aquí, Salah por allá... justo hasta que al equipo de Klopp le toca medirse con el Madrid. Ayer oí a un "experto en fútbol internacional" asegurando que dudaba mucho que el delantero egipcio mantuviese su nivel de aquí a final de temporada (¿justo desde ahora y hasta el final?), y luego está la brillante excusa del Ramadán, desacreditada al segundo siguiente de que fuera expuesta. Bolas calientes y frías, árbitros, la flor, el Madrid gana "porque sí" y ahora, al fin, el Ramadán. ¿Qué será lo siguiente? ¿Algo de componente sexual?
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