Sebatián Castella / Fotografía de Javier Arroyo
El diestro francés volvió por sus fueros en su mejor temporada desde 2006. El torero logró abrir la puerta grande de Las Ventas y mantener una gran regularidad triunfal
Publicado El Correo de Andalucía.
La temporada que se fue hay que entenderla como una compleja película coral en la se enredaron galanes, estrellas, secundarios y revelaciones que ponen muy difícil encontrar el nombre de un primer actor que destaque en los créditos finales. Pero si hay que buscar un triunfador objetivo de la campaña, ése es Sebastián Castella, un torero asombrosamente recuperado que llevaba demasiados años despertando pocas, muy pocas ilusiones. El matador se había alejado de la dimensión que él mismo anunció hace ya una década, en aquella gran temporada de 2006 que le puso a las puertas de la primera fila. ¿Qué pasó después? Seguramente sólo el torero, en su fuero interno, tendrá las respuestas a ese largo eclipse artístico que solventó con oficio sin llegar a apartarse nunca del circuito de las ferias.
El caso es que el diestro francés había comenzado la campaña con un cambio radical de aires. Finalizando 2014 se supo que El Juli había puesto sus complacencias en la figura de Luis Manuel Lozano, que había apoderado a Castella los ocho años anteriores. La nueva situación colocaba en una difícil tesitura al diestro galo, que no perdió el tiempo en llorar por las esquinas y puso su carrera en manos de otra casa grande, la de los Choperitas, otorgando poderes a Manuel Martínez Erice que había llevado anteriormente la carrera de Talavante. Aquello -lo admitió el propio diestro en una entrevista concedida a este periódico- supuso un auténtico click para Castella, que busco lo mejor de sí mismo para dar un paso nuevo que sumó ambición, ilusión y un nuevo sentido de la expresión.
El cambio fue para bien y supo remover al propio matador, que con 51 contratos sumados entre las plazas de España y Francia se coloca en el tercer puesto del escalafón detrás de los trotaplazas Fandi y Padilla, que pertenecen a otra liga. Después de abrir en Castellón, pegó el primer zambombazo de su periplo particular cortando dos orejas a un toro de Núñez del Cuvillo en Valencia. El siguiente compromiso de importancia era en Sevilla, una plaza que pesaba como una losa en el ánimo del torero pero también en el del propio público sevillano, que había agotado su paciencia. Sebastián logró romper el maleficio aunque la espada le impidió cortar la oreja de un parladé que le redimió de tantas tardes planas.
Pero en el horizonte ya estaban esas tres tardes de Madrid en las que se había apuntado a dos buenas y al duro bocado de los toros de Adolfo Martín que el año anterior habían catapultado a Perera. Castella se encontró en la primera de ellas, la de Cuvillo, con un extraordinario sobrero de El Torero que cuajó de verdad sin que la parroquia entrara del todo en harina. Pero Sebastián iba a despejar el horizonte en su segundo compromiso desorejando con autoridad de gran figura a otro animal de alta nota -esta vez marcado con el hierro de Alcurrucén- que le abrió de par en par la Puerta Grande de Las Ventas. Quedaba un tercer envite madrileño con unos adolfos que dieron pocas opciones.
El diestro francés había cambiado las tornas y la temporada se convirtió en un viaje distinto. Centrándonos en sus actuaciones en plazas de entidad, hay que recordar que pasó puntuando por San Fermín y que Valencia, por el mes de julio, volvió a convertirse en talismán al desorejar por partida doble a otro toro de Núñez del Cuvillo. En el horizonte se dibujaba cada vez más cerca la encerrona benéfica que había preparado con mimo en El Puerto de Santa María. Pero hay que anotar otros triunfos como los de Gijón o Beziers antes de alcanzar el Coso Real portuense que abandonó a hombros después de llevarse cinco trofeos. En Valladolid obtuvo tres orejas; cuatro en Salamanca divididas en dos tardes pero la definitiva antología de la temporada llegó en Logroño en el mano a mano improvisado con Urdiales por ausencia de Perera y Talavante. Ambos matadores sacaron lo mejor de sí mismos, bien enhebrados a una excelente corrida de Fuente Ymbro. Allí terminó la temporada, cortada antes del final previsto por una fea voltereta. De cara a 2016 ha elevado su papel.
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