la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 31 de agosto de 2022

Poema a "Manolete"


Poema "A la memoria de Manolete" de Adriano del Valle, interpretado por el famoso recitador español José González Marín, ilustrado con fotografías de Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete".

 

Las espadas / por Sertorio

Fernando VII, el rey Felón

"...Coincido con Iris Speroni en varias de sus conclusiones, en especial cuando afirma que la casa de Borbón ha resultado nefasta para España y que, después de las abdicaciones de Bayona, ni Carlos IV, ni Fernando VII, ni sus descendientes eran dignos de seguir reinando. Pero eso es juzgar a la España de 1808 con los criterios del siglo XXI. Por muy detestables que fueran los Borbones —que lo fueron, lo son y lo serán—, España en 1808 se definía como un país esencialmente monárquico y religioso..." 

Las espadas

Sertorio
El Manifiesto / 29 de agosto de 2022
Iris Speroni (a quien recomiendo que sigan en Restaurar.arg) ha escrito un buen artículo en EL MANIFIESTO sobre las independencias americanas, en el cual no cree que la influencia inglesa sea determinante durante aquel período. No opino lo mismo, pues sin el apoyo financiero y naval de los británicos la superioridad material de los insurgentes sobre los realistas no habría sido tanta. Si, por ejemplo, repasamos la vida de San Martín, nos encontramos indicios que revelan el determinante papel británico: con la excusa de un viaje a Lima, donde no tenía ni bienes ni familia, José de San Martín marcha de la España arrasada por las tropas de Soult a Inglaterra y de ahí aparece en Buenos Aires en 1812, a bordo de la fragata inglesa George Canning, enviado por Londres junto con otros compañeros de viaje, como Alvear, con el fin de independizar las provincias del virreinato del Río de La Plata. La financiación del viaje corrió a cargo de James Duff, conde de Fife y prominente masón. 

Durante sus campañas tiene a su lado a amigos como el turbio espía James Paroissien, el comodoro William Bowles, William Miller, Heywood y O’Brien. El primer empréstito argentino es otorgado por la banca Baring, gracias a las gestiones de William y John Robertson, que acompañaron muy de cerca a San Martín en sus andanzas. El Libertador estuvo, más aún que Bolívar, rodeado siempre de ingleses en su círculo militar y personal. En el aspecto económico, la prosperidad del comercio británico en aquellos años condujo a los especuladores de la City a una expansión del crédito a los insurgentes americanos, que movió grandes cantidades de dinero en bonos de deuda de los nuevos estados —incluso del inexistente Poyais— que prometían altas tasas de interés y cuyo impago estará en el origen del pánico financiero de Londres en 1825.

En general, estoy de acuerdo con el artículo, pero creo que hay matices en la política española de ese tiempo que desde América, heredera de los principios liberales y republicanos, son difíciles de comprender. Las independencias se estudian en España (cuando se estudian) como un proceso común a todas las naciones americanas y son, sin embargo, muy diferentes, pero todas se enmarcan en una serie de guerras civiles. En el virreinato del Río de la Plata se produjeron hasta independencias de la independencia, como las de Paraguay y la Banda Oriental. 

En la Nueva España, la separación llega por los propios realistas, que no querían aceptar la Constitución de Cádiz. 

En Venezuela, Bolívar inició un cataclismo social que arruinó a la sociedad mantuana de la que provenía y degeneró en una devastadora guerra de castas, en la que negros e indios lucharon por Fernando VII en las huestes del coronel Boves, uno de los guerreros olvidados de España, que en ese tiempo todavía generó hombres de gran temple, como el virrey La Serna, el general Calleja o el infortunado Santiago de Liniers, de quienes aquí ya nadie se acuerda. 

El afán de las oligarquías criollas: comerciar libremente con los ingleses y apoderarse de las tierras del clero y de la Corona.

Tampoco se debe obviar el afán básico de las oligarquías de la emancipación americana: comerciar libremente con los ingleses y apoderarse de las tierras del clero y de la Corona. Tenemos procesos diferentes y conclusiones diferentes: no es lo mismo la espada de Bolívar, manchada con la sangre de indefensos civiles españoles, que la de San Martín (que en 1812 tenía más de español que de americano) o la de Iturbide.

Coincido con Iris Speroni en varias de sus conclusiones, en especial cuando afirma que la casa de Borbón ha resultado nefasta para España y que, después de las abdicaciones de Bayona, ni Carlos IV, ni Fernando VII, ni sus descendientes eran dignos de seguir reinando. Pero eso es juzgar a la España de 1808 con los criterios del siglo XXI. Por muy detestables que fueran los Borbones —que lo fueron, lo son y lo serán—, España en 1808 se definía como un país esencialmente monárquico y religioso (lo sigue siendo de manera instintiva), donde lo más importante era mantener la integridad y la pureza de la fe católica y donde la Inquisición gozaba de gran popularidad, aunque había quedado reducida en el siglo XVIII a poco más que a un servicio de censura de libros y de disciplina eclesiástica, pero que podía dar zarpazos temibles, como sucedió con Olavide. 

La imposición en 1808 por parte de los franceses, ateos y regicidas, de un soberano de pacotilla, sublevó a nuestros tatarabuelos al margen de toda prudencia política y personal. No fue un alzamiento “nacional” en el sentido moderno en que hoy lo entendemos: la gente se alzó por el Trono y el Altar, aleccionada por el clero, espantada por los crímenes de la Revolución y guiada por un instinto infalible, que advertía a nuestros antepasados que España se iba a convertir en una colonia del imperio napoleónico. Los propósitos modernizadores de José Bonaparte, que tanto se elogian hoy, eran genuina contrapropaganda en su tiempo para un pueblo tradicionalista, que odiaba las innovaciones (la expresión “sin novedad” sigue aún hoy teniendo un significado positivo). 

La Guerra de Independencia fue un fenómeno premoderno que trató de aprovechar en su beneficio el sector ilustrado, extremadamente minoritario dentro del país. Sin duda, Napoleón cometió una gigantesca metedura de pata al enredarse en el laberinto español, país que era un socio fiel y que jamás le hubiera causado problemas. No quedó más remedio que prescindir de nuestra aliada tradicional, Francia, y pelear en el bando de nuestra peor enemiga, que no iba a desaprovechar la ocasión para crearnos el mayor daño posible. A Fernando VII no le repusieron en el trono las potencias extranjeras, El Deseado lo fue por un pueblo entusiasta y por su gobierno liberal, que en 1813 negoció con Francia el tonto Tratado de Valençay, en el que el retorno de ese príncipe fue lo único que le exigía España a Bonaparte, quien se aprestaba a defender las ruinas de su imperio frente a toda Europa. Hay que recordar que la Guerra de Independencia fue una Totaler Krieg preindustrial, en la que la economía española quedó arruinada y se perdieron cientos de miles de vidas, no sólo por los combates, sino por la hambruna de 1811 a 1812.

El primer país que derrotó al Gran Corso no obtuvo la menor ventaja del Congreso de Viena

El primer país que derrotó al Gran Corso no obtuvo la menor ventaja del Congreso de Viena, salvo el dominio temporal de Lucca para la hermana de Fernando VII, la duquesa viuda de Parma. Todo dentro de la tradicional ineficacia diplomática española, que inauguró el marqués de Labrador en 1814 y sigue hoy en gloriosa floración de provincianos dislates, capitulaciones humillantes y costosos “arreglos”.

Pero los gabachos amenazaban la integridad de la Religión y de la Monarquía, la herencia de los Reyes Católicos, y eso estaba muy por encima de los cálculos de los Mazarredo, Cabarrús y Urquijo, hombres de gran valía e inteligencia, pero que menospreciaron el sentir de su pueblo y pensaban —como hacemos los hombres modernos—en España como una entidad geopolítica con intereses propios, no como en la encarnación de unos principios religiosos y dinásticos. La Constitución de Cádiz, cuya leyenda dorada se extiende también a América, la aprobó un sector minoritario de los españoles, en el que los miembros de la burguesía liberal gaditana usurpaban la representación de los diputados ausentes: en ese sentido fue la Constitución de Cádiz, no de España; además, se impuso de forma autoritaria a la oposición y fue aborrecida por el pueblo desde el mismo instante de su puesta en vigor. 

Cuando Fernando VII la suprimió de un plumazo y sin la menor resistencia, en 1814, obedecía a un amplio consenso popular. Lo mismo sucedió con el experimento del Trienio Liberal (1820-1823): los Cien Mil Hijos de San Luis, que envió Francia para acabar con el experimento constitucional —muchos de ellos veteranos del ejército de Napoleón—, fueron recibidos como redentores por el pueblo que diez años antes les había combatido a muerte, y los liberales no pudieron resistir debido a la aversión de unas masas que les aborrecían. Fernando VII, Rey por la Gracia de Dios, tenía toda la tradición legitimista de su lado al no aceptar un trono que venía de la Constitución del 12; igual que el rey de Prusia se negó a aceptar en 1848 un imperio alemán manchado por el barro de las barricadas y el conde de Chambord prefirió no reinar en Francia antes que aceptar la bandera tricolor. 

El principio monárquico estaba demasiado vivo en 1816 como para aceptar una corona que venía de la revolución y, encima, la carta gaditana atentaba contra los fueros vascos y navarros, regiones que destacaban entonces por su lealtad a la Corona. Será en 1820, y a la fuerza, de ahí el famoso Trágala, cuando el Rey Felón se vea obligado a jurar (y perjurar) el código de 1812. En la Nueva España —verdadero centro del poder de la Monarquía en América, un imperio dentro del imperio—. las élites mejicanas rechazaron la revolución, a la que habían combatido en las personas de Hidalgo y Morelos, y se separaron de España, precisamente por culpa de su liberalismo, en 1821.

Desde un punto de vista puramente estratégico, los afrancesados tenían razón, la alianza con Bonaparte era preferible a cualquier trato con el inglés

Ya en el siglo XVIII se pensó en dividir los virreinatos en imperios, en los que se instalaría a infantes de España, pero esa medida era imposible por un principio esencial de la Monarquía tradicional: la integridad de su patrimonio. Pero la idea de una independencia futura se dibujaba incluso entre los golillas de la monarquía regalista. Es un lugar común afirmar que Carlos III fue el mejor de los Borbones. Quizás quien merece ese título es Luis I, que sólo reino unos meses. De todas formas, hay que reconocer que Carlos III tenía un dilema muy grave: para mantener la monarquía en ambos hemisferios hacía falta una potente flota. Para mantener una potente flota hacía falta mucho dinero. Y para obtener ese dinero hacía falta una racionalización económica. Las reformas y el regalismo de su reinado obedecen a esa lógica: el rey tenía que centralizar y aprovechar todos los recursos de sus dominios. Y lo hizo, al precio de romper el tejido espiritual de la América Española, intacto desde el tiempo de los añorados Austria, algo en lo que también coincido completamente con Iris Speroni. Pero la preferencia por la Flota obligó a gastar poco en el ejército; Prusia o Austria, países más pequeños que la España del XVIII, disponían de ejércitos más potentes: en la batalla de Jena (1806), Prusia empleó más de cincuenta mil soldados, por ejemplo. Castaños, en Bailén, no llegará a treinta mil entre la tropa de línea del Campo de Gibraltar, el ejército más poderoso de España, y los miles de voluntarios andaluces. Por eso, la alianza de los pactos de familia con Francia tenía, entre otros fines, defender los intereses europeos de España con el apoyo del poder militar terrestre de los Borbones de Versalles. Las guarniciones españolas eran, en general, poco numerosas y se tenían que auxiliar por milicias, como las que defendieron y reconquistaron Buenos Aires, que tenían fuertes contingentes de peninsulares. De todas formas, dice bastante del gobierno virreinal en América el que con tan escasa tropa se mantuviese un dominio tan amplio durante generaciones: en 1808, el inmenso imperio novohispano (desde California hasta Panamá, desde Manila a La Habana) contaba sólo con cuarenta mil soldados de línea. La situación llegó a tal extremo que una de las urgencias de la privanza de Godoy fue tratar de reforzar el ejército.

Surgidas, como en España, para defender los derechos del Trono y del Altar, las juntas americanas tuvieron una suerte diferente porque allí los liberales lograron lo que no consiguieron sus correligionarios españoles: derribar la sociedad tradicional después de una larga y cruenta guerra civil. Un proceso semejante acabará por imponer a la oligarquía liberal en la península, pero en 1833 y sólo gracias a la división de los monárquicos en dos facciones, tras originar siete años de hostilidades de la élite contra un pueblo aislado y sin recursos. Al revés de lo que sucedió en los antiguos virreinatos americanos, la defensa de la legitimidad fue más obstinada y la dinastía usurpadora no se consolidará hasta vencer en 1876 a Carlos VII. Posiblemente Rosas, en Argentina, y Gabriel García Moreno, en Ecuador, fueran una última supervivencia de ese espíritu tradicional en América.

 

JOSÉ ANTONIO VALENCIA REALIZA FAENA DE APOTEOSIS E INDULTA UN NOVILLO EN SANLUCAR DE BARRAMEDA / por José López EL VITO

EL VENEZOLANO Y EL MAYORAL DE LA GANADERÍA DE CHAMACO

"...el maestro Francisco Ruiz Miguel, torero de la Isla de San Fernando se ha entregado a la formación de José Antonio Valencia. José Antonio, hijo del matador de toros del mismo nombre y sobrino del maestro Bernardo Valencia, ícono de la torería venezolana y sembrador de ilusiones en el toreo nacional..."

JOSÉ ANTONIO VALENCIA REALIZA FAENA DE APOTEOSIS E INDULTA UN NOVILLO EN SANLUCAR DE BARRAMEDA 

Víctor José López EL VITO
A LOS TOROS / 30 de agosto de 2022
Cuando en Bilbao, plaza de Vista Alegre, doblaban sin pena ni gloria los toros de Miura al cierre de la Semana Grande, a 978 kilómetros en Sanlúcar de Barrameda el novillero venezolano José Antonio Valencia indultaba con una “faena de apoteosis” un novillo de Chamaco.

Extraña, pero grata noticia para la afición venezolana. Hace ya mucho tiempo que no recibimos del extranjero información de toros, que involucren a nuestros toreros en triunfos con trascendencia.

La noticia corrió como reguero de pólvora, en especial entre los aficionados taurinos venezolanos en España.

Una extensa crónica de Burladero nos la envía Leopoldo López Gil, nuestro muy querido primo, compañero toda la vida apostando por la tauromaquia y en especial al torero venezolano. Así como en su crítico momento Leopoldo apoyó a estudiantes venezolanos para alcanzar su formación universitaria en el extranjero, cuando Venezuela necesitaba de ellos para abrir caminos y hacer el futuro, Leopoldo López Gil hoy apoya al torero venezolano desde el exilio porque, como él repite, "soy venezolano, y taurino".

Junto a la noticia de Leopoldo llegaron la de Ignacio Sosa Branger, compañero en Ventaurino, heredero de familia de aficionados sembradores de ilusión desde épocas muy duras y comprometidas.

También Raúl Gordon Blasini nos remite la crónica del Diario de Jerez. Lo hace desde Miami, Florida, donde continúa su magnífica investigación de las temporadas taurinas sudamericanas con especial acento en las noticias venezolanas.

Hoy, la Noticia del indulto del toro de la ganadería de Chamaco por José Antonio Valencia, es cabezal del programa radial del maestro Vicete Ruiz “El Soro” en su reaparición al aire. Lo hace con una entrevista al maestro Francisco Ruiz Miguel, torero de la Isla de San Fernando que se ha entregado a la formación de José Antonio Valencia. José Antonio, hijo del matador de toros del mismo nombre y sobrino del maestro Bernardo Valencia, ícono de la torería venezolana y sembrador de ilusiones En el toreo nacional
  • La crónica de Burladero de la novillada de Sanlucar de Barrameda:
José Antonio Valencia indulta en Sanlúcar con una faena apoteósica

Puerta grande junto a German Vidal "El Melli" que desorejó a los dos de su lote. Eloy Hilario cortó una oreja de su 1º

JOSÉ ANTONIO EN SIMULACRO LE PERDONA LA VIDA AL BRAVO TORO DE CHAMACO

La tarde de Sanlúcar de Barrameda no tuvo desperdicio. Ruíz Miguel vibró en los comentarios con un faenón del venezolano José Antonio Valencia que mostró capacidad para ser algo importante en esto.

Eloy Hilario mostró solvencia y saber estar a pesar de las pocas oportunidades que tiene y estuvo a la altura de un exigente lote de Chamaco. Cortó una oreja a su primero y fue ovacionado en su segundo. Gran tarde del gaditano.

José Antonio Valencia arrasó en sus dos novillos mostrando que viene para mandar, a su primero le arrebató una oreja con petición de la segunda no atendida por el palco. Pero lo más importante vino en su segundo al que lo cuajó de principio a fin por ambos pitones, gustándose y mostrando que no ha venido de Venezuela para ser uno más. Los tendidos enloquecieron y empezaron a asomar pañuelos pidiendo el indulto para un bravísimo novillo de Chamaco que se ganó la vida en Sanlúcar de Barrameda, fue indultado y quedará para la historia de la ganadería, la plaza y el torero que no sólo estuvo a la altura sino que gran parte del indulto se debe a una gran faena muy bien estructurada. Dos y rabo simbólicos.

"El Melli" brilló a gran altura por un manejo de los trastos impecable, llevando largo a los novillos y ligó series muy buenas a sus dos novillos. Al primero le cortó dos orejas de valor haciendo un toreo de gran relevancia. A su segundo le arrebató otras dos para englobar una tarde para el recuerdo y unirse al venezolano en una puerta grande inolvidable.

SANLÚCAR, PLAZA HISTÓRICA EN EL CORAZÓN DE LA ANDALUCÍA TAURINA

Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).- Novillada con picadores, toros de Chamaco, de buena presencia y excelente juego para Eloy Hilario, José Antonio Valencia y Germán Vidal El Melli

Ficha del festejo:

Eloy Hilario, oreja y ovación

José Antonio Valencia, oreja con petición de la segunda y dos orejas y rabo simbólicos.

Germán Vidal "El Melli", dos orejas y dos orejas

Incidencias: Tomás Pierre saludó tras parear al quinto

Linares: La broma de Morante / por Pla Ventura

 ¿Cómo sería todo aquello que me han contado porque en el sorteo se rechazaron cuatro Miuras? No me lo quiero ni imaginar y, lo que es más sangrante, ¿qué harían para que la autoridad cambiara de actitud y accediera a sortear tres de los toros rechazados?

La broma de Morante

Pla Ventura
Toros de Lidia / 30 agosto, 2022

Sin lugar a dudas, la participación de Morante de la Puebla en la corrida de Miura celebrada el pasado domingo en Linares, la que conmemoraba los setenta y cinco años de la muerte de Manolete, respecto a Morante, todo quedó en una broma de mal gusto. El diestro de La Puebla quiso vestirse de héroe frente a los toros de Zahariche y el ridículo no pudo ser mayor. Parafernalia la tiene para dar y tomar; digamos que, gestitos cantados por sus correligionarios es algo que le está ayudando en su menester de cara a la galería. La corrida de Miura citada es el ejemplo. Eso sí, para su desdicha, no llena ninguna plaza y, en Linares como la ocasión ameritaba, era el momento y lugar.

El festejo aludido tuvo su historia. A priori, por la mañana se rechazaron cuatro toros de Miura y, al final, entre dimes y diretes y todo lo que por allí sucedió, se aprobaron tres de los que estaban rechazados, un fraude de ley, pero como toreaba Morante todo le estaba permitido. Salvo el primero de Rafaelillo que era un Miura de verdad –qué cosas que el único toro serio cae en las manos de Rafaelillo- el resto eran “miuritas”, es decir, resquicios de lo que siempre fue una corrida de Miura que, don Eduardo y su hermano, ellos sabrán las triquiñuelas que aportaron para que se lidiara semejante parodia.

Para colmo se devolvió uno de los animales por enclenque y salió un toro de Núñez del Cuvillo en el que Rafaelillo estuvo genial. Pero, a su vez, había como sobreros dos toros de Juan Pedro. ¿Será casualidad? O sea que, Morante se apunta a la de Miura en Linares y se trae dos sobreros de Juan Pedro “por si acaso”. Justo lo mismo que hizo en Sevilla durante la feria que, mató un Miura y allí se acabó la historia; en Linares sucedió lo mismo, Morante los mató, pero en el acto, sin darles opciones para que demostraran que eran malos. Y aún siguen quedando memos que a esa parodia la califican como gesto. Hay que tener muy poca vergüenza para comulgar con estas corruptelas que, a lo largo de la historia, tanto daño le han hecho al toreo.

Bronca y gran bronca, fue el resultado que cosechó Morante en Linares pese a que sus enemigos, más que toros parecían gatos salvajes; sin opción alguna, es cierto, pero Morante tampoco puso la menor actitud para que aquello resultara más decente. Vaya homenaje que le hizo a Manolete rememorando su trágica muerte en dicho ruedo setenta y cinco años atrás. Claro que, lo peor de todo es que la gente ya no traga en anzuelo porque, como sabemos, había tres cuartos de plaza, con Morante como artista total, Curro Díaz como artista local y Rafaelillo, un tío con toda la barba que hasta pudo ejercer de artista, algo que sorprendió a muchos mientras lidiaba el toro de Núñez del Cuvillo.

Morante es un gran torero, yo diría que el mejor en la actualidad pero, siempre con el medio toro acorde a su arte; no le pidamos peras al olmo que jamás las tendremos. Queda claro que, la proeza que tan bien supo vender como era la corrida de Linares, al final quedó todo en la parodia de siempre y, en esta ocasión todavía mucho peor porque no los quiso ni ver. ¿Cómo sería todo aquello que me han contado porque en el sorteo se rechazaron cuatro Miuras? No me lo quiero ni imaginar y, lo que es más sangrante, ¿qué harían para que la autoridad cambiara de actitud y accediera a sortear tres de los toros rechazados?

Sin lugar a dudas, si nos mostraran todo lo que ocurre entre bastidores cuando actúan las figuras del toreo, de saberlo todo, no íbamos nadie a una plaza. Lo de Linares es un poco de lo mucho que se cuece a diario por esas plazas de Dios. Mejor así, Sigamos viviendo en la ignorancia y de tal modo seremos más felices. Sin embargo y pese a todo, a cualquiera, en calidad de aficionado se le parte el alma al comprobar hechos como los acaecidos en Linares de los que, para desdicha suya y del toreo entero, Morante fue el auténtico protagonista, pero no toreando que es lo que de él todos anhelamos; lo fue como motivo de toda la discordia que allí se sembró y de la que al final de la contienda, Morante se llevó las broncas y se quedó más ancho que largo. ¡Una corrida de Miura con sobreros de Juan Pedro! Que baje Dios y lo vea.

martes, 30 de agosto de 2022

Recordando a José Cubero YIYO. 37º aniversario de su muerte en la plaza de Colmenar Viejo

José Cubero Sánchez, «Yiyo»
 Burdeos-Francia, 16 de abril de 1964
Colmenar Viejo-Madrid, 30 de agosto de 1985


Hoy en día le recordamos a Yiyo con el bello monumento erigido delante de Las Ventas, obra de Luis Sanguino, otro en el cementerio de la Almudena donde recibieron sepultura sus restos mortales, y un tercero del mismo escultor en el Parque de Canillejas de Madrid.

 Como reza un letrero en la Escuela de Madrid, donde fue uno de sus más queridos y destacados alumnos: “Ser torero es difícil; llegar a ser figura del torero es un milagro.” Y se añade debajo:El toro te puede quitar la vida, pero jamás la Gloria.” Burlero le quitó la vida a José Cubero Yiyo pero su nombre estará siempre escrito con letras de oro en la historia del toreo.
 «Pienso que un cuerno me va a arrancar el corazón»

Panteón en el Cementerio de La Almudena de Madrid

Monumento a José Cubero YIYO
 Parque de Canillejas de Madrid

Manolete. "Soñando en un sueño soñé" / escultura de Puente Jerez

"Soñando en un sueño soñé"
Cumple 75 años la noche en la que llegaron
 las almas del toreo acompañar al maestro.
Museo taurino de Beziers.

A porta gayola, tarea inútil / por Pla Ventura


"...Es de agradecer todo lo que haga un torero para satisfacer al público que ha pagado una entrada pero, como digo, recibir al toro a porta gayola tiene un riesgo elevadísimo que, si a fin de cuentas puntuara para el triunfo final del diestro se podría entender el gesto pero, conforme está el toreo en la actualidad, la poca memoria que tiene el aficionado y mucho menos la gente que acude a los toros de forma casual, jugarse la vida en el primer lance es una barbaridad sin recompensa alguna..."

A porta gayola, tarea inútil

Pla Ventura
Toros de Lidia / 30 agosto, 2022
Vengo observando desde hace muchísimo tiempo como Manuel Escribano se juega la vida a cambio de nada o, lo que es peor, para nada. Lo digo en el sentido de que, el diestro de Gerena, en un ataque de vergüenza torera permanente, se juega la vida en el primer lance del festejo, es decir, se pone frente a toriles en la mayoría de sus actuaciones y en cada toro para recibirle a porta gayola, un lance arriesgadísimo que, como explico, no sirve para nada porque, al final de la contienda, es decir, tras la muerte del toro, en apenas diez minutos transcurridos nadie se acuerda de la epopeya que el héroe ha llevado a cabo.

Escribo estas letras con toda la pena del mundo porque, si alguien admira a Manuel Escribano, ese soy yo, sin el menor género de duda porque, como el mundo sabe se trata de uno de los toreros más honrados que hemos conocido en los últimos cincuenta años. Para colmo, esa honradez que aludimos se traduce en la lidia de sus toros que, desde siempre, Escribano se ha enfrentado a divisas míticas que, por supuesto, las figuras del toreo huyen sin el menor remilgo.

Es de agradecer todo lo que haga un torero para satisfacer al público que ha pagado una entrada pero, como digo, recibir al toro a porta gayola tiene un riesgo elevadísimo que, si a fin de cuentas puntuara para el triunfo final del diestro se podría entender el gesto pero, conforme está el toreo en la actualidad, la poca memoria que tiene el aficionado y mucho menos la gente que acude a los toros de forma casual, jugarse la vida en el primer lance es una barbaridad sin recompensa alguna.

Es cierto que, Escribano, con toda seguridad, hace lo que le dicta el corazón, algo hermoso por otra parte, como es el hecho de jugarse las femorales en el recibo indicado cuando sale el toro por toriles pero, la pregunta es obligada, ¿merece la pena tanto riesgo a cambio de nada? ¡Seguro que no! Para mayor desdicha, en dicha suerte –nunca mejor empleada la frase- Escribano ha corrido serios riesgos al ser cogido por sus enemigos, razón por la que desde nuestro corazón de aficionados le suplicamos que prescinda de semejante riesgo que, lo único que puede lograr es una fuerte cornada, algo que nadie le agradecerá.

Cierto es que, si de riesgo hablamos, Manolo Escribano se juega la vida en todos los tercios, de forma arriesgadísima en el lance citado pero, tras la suerte de varas, empuña los palos para que no quede el menor atisbo de duda sobre el diestro. Como digo, un caso casi único en la historia actual del toreo en que, un torero es capaz de darlo todo, absolutamente todo, y muchas veces a cabio de nada.

Por supuesto que no hay el menor atisbo de crítica hacia este espada que, ante todo, está cosido a cornadas y, una vez repuesto, como hace a diario, es capaz de darlo todo por aquello de conseguir un éxito que, en muchas ocasiones por culpa de los toros, se torna inalcanzable. Yo diría que es un consejo el que quiero darle a tan admirable matador que, sin remilgo alguno, pone su vida al servicio de su arte, de profesión y, por encima de todo, para satisfacción de todos los aficionados que acuden a verle. Buscando un paralelismo que pueda definir todo lo que digo ante el riesgo asumido por el diestro sabedor que no tendrá premio, digamos que podríamos equipararlo en aquel futbolista que, -a excepción del riesgo de jugarse la vida- sabedor de que está en fuera de juego, mete el gol con la esperanza de que se lo validen, tarea complicada por otra parte y mucho más con los medios que ahora gozamos en todos los órdenes.

Manolo Escribano, portador de una grandeza fuera de lo común, como digo, debe de olvidarse de esos riesgos inútiles e innecesarios y, a poder ser, seguir firmando tardes apoteósicas como la que logró en El Puerto de Santa María con los toros de Adolfo Martín que, como nos contaron testigos presenciales, hizo una de las grandes faenas de su historia, solo comparada a la del toro Cobradiezmos que indultó en Sevilla, justamente, con otro toro de Albaserrada.

Damián Castaño en Cuéllar: lección ante ‘Profesor’ de Partido de Resina

Damián Castaño, con el bravo tercer toro de Partido de Resina, en Cuéllar. / A.M.

 Damián Castaño en Cuéllar: lección ante ‘Profesor’

El diestro salmantino firma una gran faena al bravo tercer toro de Partido de Resina, en una tarde en la que pasea una oreja

Alejandro Martín
Adelantado de Segovia / 29 agosto, 2022
El diestro salmantino Damián Castaño dio toda una lección de toreo y de cómo lidiar a un astado de Partido de Resina en Cuéllar, ante el tercero de la tarde, de nombre ‘Profesor’, que fue bravo y encastado. El torero y el ejemplar de la ganadería de Aznalcázar fueron la conjunción perfecta, aunque la oreja la cortó en el que cerró la tarde, un tándem de categoría en una tarde en la Fernando Robleño y Manuel Escribano no llegaron a tener lucimiento. 

Mucho respeto se vivió en la segunda corrida -tercer festejo- del ciclo cuellarano tras la grave cornada a Manuel Diosleguarde la tarde anterior. Antes del paseíllo, el respetable brindó una calurosa ovación al equipo medico dirigido por Marta Pérez López.

El encierro pasó factura al primer astado de la ganadería sevillana, que despertó los aplausos del público por su presentación, y pronto evidenció problemas en una pata, una circunstancia que obligó a dar paso a un sobrero, que salió entre dormido y aturdido. Aun así se empleó en la embestida en el capote de Robleño, al que ganó en tablas, pero el trato recibido por el picador apagó sus pocas opciones. Puso complicaciones en banderillas, pese a un buen par de Fernando Sánchez, y en la muleta resultó un animal soso y sin gracia que rápido pasaportó el diestro madrileño. Robleño pudo mostrarse algo más con el ejemplar que hizo cuarto, en una obra, en la que dejó ciertos detalles, pero no hubo lucimiento. Otro silencio.

Gordo y recogido de cuerna fue el segundo, que salió metiendo la cara en los burladeros. Lo saludó Escribano con una larga cambiada desde el tercio y una buena media verónica. Brindó a la doctora Pérez López y al resto de los servicios asistenciales para proseguir con una faena de oficio y experiencia. Sin ser un toro de mala condición había que medir los terrenos y el sevillano dejó una faena firme, que terminó sin emoción y sin rédito a espadas.

El segundo de su lote llamó la atención de salida por su morillo, cuello y las puntas hacia arriba, pero Escribano no pudo acoplarse por el enrazado comportamiento del animal y pegó sainete con el uso de los aceros; escuchando incluso pitos.

Salió el cárdeno claro, tan de Partido de Resina tan de Pablo Romero: aplaudido en la salida, entró largo en tres ocasiones al caballo. Toro bravo y encastado ante un seguro y asentado Castaño, que tras brindar al diestro local Javier Herrero, fue todo seguridad y aplomo. Estuvo muy valiente; sabiendo canalizar la enrazada embestida del animal, ‘Profesor’, que fue reconocida con arrastre lento. Faenón del salmantino, que terminó pinchando. Saludó una merecida ovación en el tercio.

Con la misma entrega continuó con el toro que cerró plaza. Se mostró hasta relajado frente a un antagonista de buen juego y condición, que tomó con nobleza los engaños. Acoplado Castaño, se abandonó en tandas compuestas. Dominó las alturas del último astado y rubricó detalles por abajo de corte artista. Espadazo caído y golpe de verduguillo para recoger una oreja al cómputo global de la tarde.

Orden de lidia de los toros de Partido de Resina en Cuéllar

1.- ‘Excitado’, n- 21, del 2018, cárdeno oscuro; lidiado por Fernando Robleño.

1 bis.- ‘Notario’, n 26, cárdeno oscuro; lidiado por Fernando Robleño.

2.- ‘Garrofillo’, n 2, del 2018, cárdeno oscuro; lidiado por Manuel Escribano

3.- ‘Profesor’, n 10, del 2018, cárdeno claro; lidiado por Damián Castaño: arrastre lento.

4.- ‘Garrofero II’, n 27, del 2018, cárdeno; lidiado por Fernando Robleño

5.- ‘Chicarrero’, n 29, del 2018, cárdeno; lidiado por Manuel Escribano: aplaudido en arrastre.

6.- ‘Altramuz’, n 25, del 2018, cárdeno oscuro; lidiado por Damián Castaño.

Cali. Por aquí pasó Manolete / por Jorge Arturo Díaz Reyes

Manolete en la Santamaría de Bogotá, 1946. Foto: Manuelhache

Ese fugaz paso le inscribió en la mitología taurina de la ciudad, hoy a punto de ser declarada herejía. Dieciocho años después, otro torero, también cordobés, o de cerca (Palma del Río), sin haber toreado, aunque luego si lo hiciera con gran éxito, causó un impacto similar solo con ser anunciado. ¡Qué revuelo! Entonces, la revolución manoletista ya no era revolución, era tradición.

Por aquí pasó Manolete

Jorge Arturo Díaz Reyes
CrónicaToro / Cali, VIII 29 2022
Jamás toreó en Cali, ni en sus alrededores. Mejor dicho, en Colombia solo vistió de luces en las plazas de Bogotá y Medellín; la una cerrada desde hace años y la otra reemplazada por un Centro de espectáculos, cualquiera, el que sea, menos taurino. Fue por el año de 1946, agotó boletería en ambas y dejó historia. Más por su sola presencia que por lo que hizo en el ruedo, que fue importante. “Vimos a Manolete”, eso era todo, sí o no.

Bueno, los caleños también podemos consolarnos diciendo algo parecido. Lo vimos, ya qué toreara o no, es aleatorio. Esa fue otra de sus revoluciones. De él, en adelante las figuras de moda no necesitaron torear para poner patas arriba las ciudades y boca abajo las plazas. Y sin necesidad de ser Manolete, ni siquiera de parecérsele, algunas con solo presumir de ser su evocación o su caricatura lo han conseguido.

“El Monstruo” estuvo por aquí unos minutos, en el viejo aeródromo, “Calipuerto”. También extinto. Estaba ubicado en las afueras de la ciudad, donde ahora queda el gran mercado mayorista de alimentos “Cavasa”. Allí aterrizó en DC3, haciendo escala, en su viaje de Lima hacia Bogotá.  Venía con su séquito, sus consabidas gafas de sol y una camisa liviana de trópico, dicen.

Para qué fue eso. Todo el que pudo se desplazó a verle bajar y subir al avión, me contaba mi padre. Yo no, estaba recién nacido, pero es como si hubiese ido pues la historia la escuché muchas veces desde que tengo memoria. Además, no necesita ser cierta para que la crea.

Ese fugaz paso le inscribió en la mitología taurina de la ciudad, hoy a punto de ser declarada herejía. Dieciocho años después, otro torero, también cordobés, o de cerca (Palma del Río), sin haber toreado, aunque luego si lo hiciera con gran éxito, causó un impacto similar solo con ser anunciado. ¡Qué revuelo! Entonces, la revolución manoletista ya no era revolución, era tradición.

Hoy lunes 29 de agosto, a las cinco y siete minutos de la madrugada (Linares), y a las doce y siete minutos de la tarde (Cali), Manuel Laureano Rodríguez Sánchez cumplió setenta y cinco años de muerto, de gran muerto, y acá tan lejos, en la ribera del Cauca, donde nunca toreó, le seguimos recordando con tanta devoción como si lo hubiese hecho. Qué importa que no, en él creemos.

Pasé por Linares... y mereció la pena / por Antolín Castro

Manolete presente en el minuto de silencio 

El domingo era el día que me movió hasta allí y la ilusión que celebrar ese 75 aniversario con los toros y los toreros anunciados era todo un aliciente. Una corrida de Miura y una terna inédita en una tarde así: Rafaelillo, al que podemos llamar ‘el maestro de Zahariche’, Morante y su atrevimiento y el ‘joven’ Curro Díaz, a quien esos toros siempre le ofrecen triunfos. 

Pasé por Linares... y mereció la pena

Antolín Castro
Opinión y Toros / 29 Agosto 2022
Este pasado fin de semana pasé, como había prometido, por Linares.

Era muy importante estar en el 75 aniversario de Manolete, el torero que perdió la vida allí, pero que ganó el recuerdo para siempre de esa localidad jienense

Calurosa ciudad… añado yo, si bien también es caluroso el recibimiento de sus gentes, de los amigos con quien he disfrutado estos días.

El coso de Santa Margarita ha acogido dos festejos y los dos parecían que pertenecían a tauromaquias muy diferentes. Los tendidos han registrado buenas entradas, pero sin llegar al lleno. El sábado hubo público verbenero, istas para ser más exacto y preciso, de esos que van a ver a su torero preferido y punto. Cuanto hace el ídolo se corea y así pasa la tarde aplaudiendo a rabiar al suyo y gritos despectivos para el que no lo es.

Por la baja de Roca Rey le ofrecieron el puesto a Morante y no encajaba para nada para el público que allí se congregó. El rejoneador Diego Ventura y Manzanares eran los que sí les cuadraban a los asistentes y los aplausos atronaban el espacio. Jamás me había tapada los oídos hasta este día, pero no se imaginan qué forma de aplaudir los que tenía detrás. Logré salir ileso.

El domingo era el día que me movió hasta allí y la ilusión que celebrar ese 75 aniversario con los toros y los toreros anunciados era todo un aliciente. Una corrida de Miura y una terna inédita en una tarde así: Rafaelillo, al que podemos llamar ‘el maestro de Zahariche’, Morante y su atrevimiento y el ‘joven’ Curro Díaz, a quien esos toros siempre le ofrecen triunfos. El público era otro, se respiraba seriedad, y quienes estaban sentados en los tendidos tenían todas las papeletas de ser buenos aficionados, no seguidores de toreros.

Cómo para no estar presente me dije. No solo acudí yo, otros grandes aficionados, Lázaro, Jean-Charles, Antonio, Cecilio y José Luis (estos desde más cerca) se acercaron también y cubrimos los tiempos hablando de toros y toreros antes y después del festejo. Un placer disfrutar los conocimientos de grandes aficionados.

Lo de Miura resultó así así, bueno el ganadero estuvo más pendiente de Bilbao y menos comprometido con una fecha tan histórica. El sabrá porqué lo hizo, pero el encierro enviado tuvo dificultades para pasar el reconocimiento y finalmente se remendó con uno de Joaquín Núñez.

El atrevimiento de Morante se quedó solo en eso, en hacer el paseíllo. Los toros no fueron oponentes adecuados, pero tampoco él fue el oponente adecuado para ellos. Otra actitud podría haberle ayudado, al menos para que aquello lo presidiera el decoro, pero se lo dejó en el hotel.

Sin embargó sí estuvo, y cómo estuvo, Rafaelillo. Actitud, esa que echamos de menos en el párrafo anterior, para abrir la tarde con dos largas de rodillas en el tercio y continuar a la verónica como si no tuviera un Miura, el más miura de todos, delante. El murciano está en vena, disfruta toreando y mostrando el Rafaelillo que lleva dentro. Mueve capote y muleta de forma clásica y con verdad, lo que le hace casi imprescindible en el escalafón. Bajo sus dos caras, la heroica y la clásica, no tiene rival. Da gusto verle y, además, se disfruta viéndole disfrutar en la cara del toro.

Cerró la terna un ‘joven’ torero nacido en Linares, en la misma habitación en la que se marchó Manolete, y algo debió de heredar del monstruo para sentirse tan torero como se siente. Día muy especial para él, dejando constancia de que no es un torero más, es un torero artista de cuyas muñecas surgen momentos de belleza inigualable. Las dos tandas relajadísimas con las que nos obsequió en el último marcaron, de qué manera, esa torería innata que atesora el linarense.

Pasé por Linares y, por muchas cosas sucedidas en la plaza y fuera de ella, mereció mucho la pena.

Media o tres cuartos / por Pla Ventura


Yo creo que, los taurinos, nadie se pregunta los motivos por los cuales la gente ha dejado de ir a los toros, se conforman con esa media plaza aludida y en base de dicho boletaje se hacen los números para el desarrollo de los festejos. Digamos que, todo se organiza sin el menor atisbo de ilusión puesto que la monotonía y la rutina son los componentes que viven dentro del mundo de los toros.

Media o tres cuartos

Pla Ventura
Toros de Lidia / 29 agosto, 2022
El dato más preocupante que asfixia al mundo de los toros no es otra que, la poca asistencia de aficionados a las ferias, más que preocupante, yo diría que es aterrador. Los datos lo dicen todo, es cuestión de ver las plazas con esas pobres entradas cuando torean las figuras porque, lo normal sería que se agotara el boletaje cuando aparecen los llamados toreros taquilleros del escalafón que no son otros que las llamadas figuras de la torería, entre ellos, Roca Rey que, pese a ser el hombre que más gente congrega en una plaza, el pasado domingo, en Almería, con el cartel más atractivo de la temporada, el mano a mano que sostuvo con la reaparición de Emilio de Justo, apenas tres cuartos de aforo se llenaron.

Yo creo que, los taurinos, nadie se pregunta los motivos por los cuales la gente ha dejado de ir a los toros, se conforman con esa media plaza aludida y en base de dicho boletaje se hacen los números para el desarrollo de los festejos. Digamos que, todo se organiza sin el menor atisbo de ilusión puesto que la monotonía y la rutina son los componentes que viven dentro del mundo de los toros. Sigo creyendo que existirán remedios para dicha enfermedad ya que, si la feria de Huesca ha sido todo un éxito si de público hablamos, ¿cómo es posible que en el resto de las ferias de España no ocurra lo de la capital oscense? ¿Será su empresario el más sagaz y listo de España? Sospecho que detrás de todo ello hay algo que este hombre ha hecho y que los demás no le secundan. Si con los mismos toros y toreros de las demás ferias, Huesca se ha llenado, la gran mayoría de los coliseos de España debería de colgarse el no hay billetes, cosa que recordamos solo en una ocasión este verano en El Puerto de Santa María.

A los taurinos de España debería darles rubor comprobar que en nuestra vecina Francia, los llenos siguen siendo históricos y, en muchos lugares, hasta con carteles llamados humildes. Es cierto que, en el país galo el toro sigue siendo el auténtico protagonista en la mayoría de las ocasiones y, como quiera que dichos aficionados aboguen por el toro, cuando se lo sirven en bandeja acuden prestos al festín. Dax y Beziers son los últimos ejemplos que nos vienen a la memoria y, precisamente con todos de Miura. Fijémonos que, sin estar en dichos carteles ninguna figura del toreo de España, los llenos fueron apabullantes. Lo dicho, algo estamos haciendo mal para que, tan cerquita de nosotros se llenan los coliseos mientras que, en nuestro suelo patrio, el toreo vive prácticamente de la “caridad” de los aficionados.

Nuestro mal es endémico y, lo más sangrante de todo es que no lo queremos reconocer, nos hemos acostumbrado a esa mediocridad de aforo y lo demás no nos importa para nada. Quisiera ver las liquidaciones de muchos toreros de los que actúan todos los días puestos que, las mismas deben ser horrorosas, cuestión que, por vergüenza ajena nadie es capaz de difundir. Claro que, el problema es de los demás. En mi caso, como en el de cualquier aficionado nos importa muy poco lo que cobren los toreros, como si quieren torear gratis –cosa que hacen muchos-. La cuestión estriba en que, por unas causas u otras, vemos el deterioro de la fiesta porque, ver mucho cemento en los toros es sinónimo de pobreza en todos los órdenes.  Y si queremos ver una plaza llena a rebosar tenemos que contratar a José Tomás que, con sus correligionarios que no saben nada de toros, como son adeptos al ídolo de barro, ellos si son capaces de llenar un coso taurino, algo que tampoco nos sirve porque eso es flor de un día.

Si en la feria del 2019, la última que se celebró en Bilbao, sus entradas fueron dramáticas, este año salvo en la corrida en que participó Roca Rey que se congregaron tres cuartos de aforo, el caos ha sido de época. Y, como se comprobó, el llamado toro de Bilbao tampoco tuvo repercusión alguna puesto que, tanto los toros de Dolores Aguirre como los propios Miura apenas concitaron la atención de muy pocos aficionados. Como tantas veces dije, estamos en la triste época de la media plaza, si acaso con la máxima figura del momento un poquito más, pero todo ha quedado en la nada.

lunes, 29 de agosto de 2022

Colombo, otra dimensión / por Giovanni Tortosa


Al contrario de andar deprimido, después de saber cómo pueden ir las cosas del toro en su país, Colombo mostró una entereza y ánimos por meterse en el grupo de privilegiados de la torería.

Colombo, otra dimensión

Giovanni Tortosa
Toros de Lidia /29 agosto, 2022
En San Isidro le vimos eléctrico, parear con verdadero desparpajo a toro pasado. Todo muy explosivo pero carente de substancia torera. En cambio, hace unos días en Añover de Tajo (Toledo), con toros de Eladio Vegas y especialmente con el quinto, de nombre ‘Cigarrero’, nº 94, premiado con la vuelta al ruedo, Jesús Enrique estuvo mucho más asentado, con verdadera transmisión, con el lujo acrecentado de banderillear en todos los terrenos, torear con verdad y colocar una estocada como hace mucho tiempo no veíamos.

Acompañado del aguerrido y adorado en Francia, como es Alberto Lamelas, y también la esperanza blanca manchega que siempre fue  Diego Carretero. El festejo tuvo el sabor habitual de los retransmitidos por Castilla La Mancha, con gran presencia de público, ruedo polvoriento y un encierro de los que no permiten comer pipas. Ovación tras aviso y oreja recibió Lamelas; Jesús Enrique Colombo, oreja y dos orejas y Diego Carretero, ovación y silencio tras dos avisos. Alberto Lamelas fue atendido en la enfermería de una cornada en la axila izquierda de 4 cms.

Al contrario de andar deprimido, después de saber cómo pueden ir las cosas del toro en su país, Colombo mostró una entereza y ánimos por meterse en el grupo de privilegiados de la torería. Por momentos, la memoria nos traicionó y lo vimos compartiendo rehiletes junto a Méndes y Esplá en aquellas tardes ante toros infumables, y donde ellos aportaban la taquilla que las consabidas figuras no lograban. Decimos esto porque Colombo brilló intensamente y sus pares podrían competir con los de los maestros citados.

Hace un par de meses hacíamos una entrevista a Salvador Palazón y su colega Rubén Ruano, como preparadores de deportistas, y sobre todo atletas de élite. Nos hablaron de la escasa preparación física de los toreros; de cómo llegaban al último tercio fundidos, y si se trata de descabellar la cosa se tornaba bastante enojosa. Pero también precisaron y alabaron a Colombo como un ejemplo «rara avis» en su profesión. 

Después de verle en Añover, comprobamos lo dicho por estos expertos; de cómo ejecutó una estocada repleta de precisión y potencia; de una contundencia impropia en estos tiempos. Y todo ello, después de haberse dado un festival en banderillas, colocando él mismo al toro y ejecutando de manera espectacular los rehiletes. Luego, dibujó varias tandas con profundidad, empaque y mucha torería; todo ello ante un toro no comercial, no burri-toro; sí encastado, bravo y con presencia para ser lidiado en Las Ventas.
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