la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 17 de mayo de 2025

Feria de San Isidro. Otra frailada para olvidar ("Amor de monja y pedo de fraile todo es aire"), con dos estocadas de Manzanares en Fever Friday Afternoon. Márquez & Moore


'..La terna de este viernes de gin&tonic estaba compuesta por José María Manzanares, de azul noche y oro; Fernando Adrián, muy elegante de azul cielo y plata; y Pablo Aguado, de catafalco y montones de oro..'

Otra frailada para olvidar ("Amor de monja y pedo de fraile todo es aire"), con dos estocadas de Manzanares en Fever Friday Afternoon. Márquez & Moore

JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
Ayer tuvimos ante nuestra presencia la mansada con que nos obsequió el señor Fraile, don José Enrique, y hoy, para que no nos malacostumbremos, nueva irrupción de otro Fraile, don Lorenzo, con sus bueyes del Puerto de San Lorenzo a cuestas para conmemorar el 105 aniversario del fallecimiento de Joselito, a quien debemos eterno agradecimiento por haber impulsado la construcción de la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas del Espíritu Santo, nuestra Plaza.

Debieron sudar tinta por la mañana los señores veterinarios Ortuño, Horcajada y Ramón durante su despacho oficial, pues al parecer hubo un inmenso baile de corrales, llegando a ser examinados veinte toros para aprobar los que finalmente salieron por los chiqueros. No hubo manera de que la corrida saliera entera con el hierro anunciado y se echó mano a otro de los hierros/basura del señor Fraile, en este caso el de La Ventana del Puerto, que se sale de la onda lisarnasia para meterse en el fangal de Jandilla, y entre los dos hierros solamente fueron capaces de rescatar a cuatro bóvidos frailunos, a los que hubo que sumar dos de Victoriano del Río que son los que salvaron los muebles de la tarde, tarde de nuevo en caída libre por causa del ganado propio de Fraile. O sea que Atanasio/Lisardo, Jandilla/El Torreón y Juan Pedro/El Torero sería el elenco de procedencias de las prendas que nos esperaban en la lóbrega oscuridad de los chiqueros sobre los que gobierna Florito, como Caronte en su barca.

Los dos primeros toros fueron los de El Puerto de San Lorenzo, que fueron una nota continuista con sus primos del día anterior en cuanto a mansedumbre, descaste, falta de interés, blandenguería y ausencia de celo. Su fin óptimo, como el del Santo que da nombre a la vacada, la parrilla. Los de La Ventana del Puerto salieron en cuarto y sexto lugar con otras hechuras menos mórbidas. El cuarto estuvo a disposición de Manzanares, si este hubiera tenido algún interés en hacer algo con él; el sexto no dejó estar cómodo a Pablo Aguado, que estaba deseando que aquello se acabase. Los dos de Victoriano del Río se corrieron en tercer y quinta posición: el tercero le metió el miedo en el cuerpo a Pablo Aguado, no por sus malas intenciones, que no las tenía, sino por su presencia y sus pitones, que ya no los volverá a ver así el sevillano en toda la temporada, hasta que retorne a Madrid. El quinto fue un toro de gran movilidad y nobleza en la muleta, que dará pie a muchos interesados en tapar al gran toro Brigadier, de Pedraza de Yeltes, para tratar de llevar el agua a sus interesados molinos. A su muerte el ganadero salió corriendo camino del desolladero y al rato se le vio retornar a su sitio con los bolsillos llenos de esperma, que utilizará en la manera que le venga en gana para regenerar su ganadería.

La terna de este viernes de gin&tonic estaba compuesta por José María Manzanares, de azul noche y oro; Fernando Adrián, muy elegante de azul cielo y plata; y Pablo Aguado, de catafalco y montones de oro.

Que Manzanares viene a Madrid por venir es una evidencia más que constatada. Le contratan, hace el paseo, se da sus lances mejor o peor, luego sus muletazos, salgan como salgan y luego recoge el carrito y se va, hasta la próxima vez en que hará de nuevo lo mismo. De las óptimas condiciones que vimos en aquel muchacho muy pocas se han cumplido y su carrera ha sido incapaz de levantar un vuelo excelso, que a estas alturas y tras veintidós años de alternativa a cuestas, es ya un planeo bajo y rastrero. No obstante cabe reseñar las dos estocadas que nos dejó, que probablemente sean lo mejor de toda la tarde. La primera nos hizo recordar aquella vieja lámina de la revista «La Lidia», publicada el 13 de abril de 1891, que llevaba por título «El Tato después de un volapié en las tablas»: dice la vieja publicación acerca del grabado que «tomaba al toro en las tablas, se arrancaba con firmeza y derechura, sepultaba el acero en las mismas péndolas, y se retiraba á alguna distancia» y eso, que se publicó hace un siglo y pico, sirve para explicar la estupenda estocada en tablas de Manzanares a su primero. Y la que le recetó a su segundo, un preciso volapié, sobrio y en corto, del que el toro sale herido de muerte, fue de una ejecución perfecta. Podemos decir que hoy, por primera vez en lo que va de Feria, se ha visto matar dos toros con verdad.

Pablo Aguado, como se dijo antes, estuvo frente al primero de Victoriano del Río como el que está frente al pelotón de fusilamiento. Le vino muy grande la presencia del toro, especialmente su descarada cabeza y su aspecto ofensivo. No se confió con él ni una sola vez y su paso por ese primer toro quedó muy desdibujado, como puede comprenderse. Se hirió en la mano al entrar a matar y eso hizo que la cosa de la muerte del toro fuese más larga de lo que debía. En su segundo, de La Ventana, un colorado alto y bien puesto tampoco llegó a confiarse. Más bien vio cómo la tarde iba llegando a su fin, con no sé cuántos puntos de sutura en la mano, y decidió no meterse en líos.

Fernando Adrián trajo, al menos, otra actitud. Su primero se lo brindó al Alcalde de Madrid. Esperamos que en el brindis le recordara su promesa/trola de quitar el dichoso Madrid Central. Comenzó con dos estatuarios y uno cambiado por detrás y luego un natural. Ahí se acaba todo porque el toro no puede ni con sus pezuñas. Descoordinado y como groggy, anda el mamarracho del Puerto desengañando a Adrián de que allí haya opción alguna de triunfo, o sea que, visto lo visto, tras varios intentos le deja una trasera y tendida y se retira a su posición mientras el toro es arrastrado entre silbidos.

Su segundo es Frenoso, número 95, al que pica con oficio y corrección Alberto Sandoval en su primer encuentro. Brinda al público Adrián y empieza su tarea con un pase cambiado de rodillas, pero en seguida tiene que ponerse en pie, porque el animal se le echa encima. A partir de ahí desarrolla su toreo de corte liberalio, toreo de no torear en que mueve al toro muchísimo de acá para allá, enhebrando sus derechazos unos con otros, sabiendo que todo lo que no hay de toreo lo pone el toro, que se queda colocado a la salida de los pases y que acude solícito y repetidor a las invitaciones del matador. Toreo como tal no hay: no hay colocación, no hay cargazón de la suerte, no hay cite con la panza de la muleta, no hay remate en la cadera, no hay nada de lo que constituye el toreo, el que emociona y se queda grabado en el alma, y a cambio hay ventaja y pico, y el toro cada vez más entero, o, al menos, lo mismo de entero que cuando empezó. Pero eso da lo mismo, porque las gentes braman de gusto como si lo que están viendo fuera algo grande. Al natural, idénticas trazas, pero con menor intensidad, que por ahí el toro no ayuda tanto. Vuelta a la mano derecha y continuación del delirio popular en este plebiscito a favor de la ventaja y del destoreo. Tras las inefables bernardas, se enfangó Adrián con los aceros, perdiendo las orejas que estaban todos a punto de darle.

Decía Domingo Ortega que «todas las cosas que se hacen con los toros desde que nacen hasta que mueren son bellas a base de ir hacia adelante»; las gentes hoy en Madrid optaron más bien por otro tipo de belleza, por aquella que profetizaron las «Hermanas Fatídicas», en su famoso "lo bello es feo, y lo feo es bello".




ANDREW MOORE





















FIN

SAN ISIDRO - 7° de FERIA.- COLOSAL FAENA, AY, SIN ESPADA, DE FERNANDO ADRIÁN A UN GRAN "VICTORIANO" / por Juan Miguel Núñez Batlles


'..Bravo, bravisimo el toro, luciendo una clase extraordinaria, con nobleza y largo recorrido, ritmo y mucho ímpetu en cada arrancada. El toro sumaba a todas esas virtudes una facultad absolutamente pasional, de arrebato y entusiasmo en sucesivas e interminables arrancadas..'

'Frenoso', nº 95, Marzo-2020, 5º de la tarde de Victoriano del Ríoun gran toro, firme candidato al mejor de la Feria.

SAN ISIDRO - 7° de FERIA
COLOSAL FAENA, AY, SIN ESPADA, DE FERNANDO ADRIÁN A UN GRAN "VICTORIANO"

Por Juan Miguel Núñez Batlles
Un gran toro de Victoriano del Río y una gran faena al mismo de Fernando Adrián, qué extraordinario encuentro en Las Ventas.

Quizás habría que empezar hablando del toro, al fin y al cabo punto de partida del acontecimiento, aunque paralelamente es inexcusable destacar la actitud y aptitud de la mano ejecutora, el torero artífice.

Para uno y otro ahora en la memoria se agotan los calificativos.

Bravo, bravisimo el toro, luciendo una clase extraordinaria, con nobleza y largo recorrido, ritmo y mucho ímpetu en cada arrancada. El toro sumaba a todas esas virtudes una facultad absolutamente pasional, de arrebato y entusiasmo en sucesivas e interminables arrancadas.

Y enfrente, anda que no había que echar talento y arrestos para estar a la altura. Porque siempre se ha dicho que los buenos toros son los que descubren a los malos toreros. Mas fue el caso que Fernando Adrián lució como complemento ideal para esa magnífica conjunción de toro y torero, ambos de extraordinarias capacidades. Las de Adrián, hay que significar también, fueron la habilidad y la destreza, el mando y el poderío, el valor y el arrojo, el sentimiento, el arte, más arte y más de lo anterior en una deliciosa amalgama que se sintetiza en la palabra mágica que ensalza tantos atributos: la to-re-rí-a.

Y bien que resultó que "Frenoso", así se llamaba el animal, lo sorteara Adrián, para dar luz a tanta maestría y garbo.

Todo empezó con unos bonitos lances de recibo a la verónica. Un buen tercio de varas con el picador Alberto Sandoval como protagonista. Y en la muleta, desde el primer pase cambiado de rodillas, que salió trompicado de tanto ajuste, el toro vino ya siempre imantado al engaño. En lo fundamental, primero por la derecha, dos tandas de mano muy baja y poderosa, exigiendo al toro una barbaridad, no obstante, éste yendo a más. Al natural, más de lo mismo, el trazo firme y muy sentido. Todo con un extraordinario ajuste. Y entremedias, los obligados de pecho y muy oportunos adornos y remates como la arruzina, cambios de mano y pases encadenados del desdén y de la firma. Todavía unas bernadinas muy a modo. Qué maravilla de toreo, seguido por los desaforados gritos de contento del tendido. La plaza bocabajo, es decir, el público en pie tras cada remate. Cuando vino lo peor, lo mal que mató. Inconcebible que después de haber estado "ahí" jugándose la vida con tan ejemplar entereza, al final no sería capaz Adrián de aguantar y cruzar en la estocada. Duele mucho contarlo, pero es lo que hubo. Él verá si le va a interesar torear con tanta verdad y pureza para acabar afligiéndose en el momento de firmar la obra tan importante. Y porque la imperfección estuvo en el corazón, ojalá recapacite.

Después de todo, la vuelta al ruedo fue de auténtica apoteosis.

El primero de Adrián fue un muerto en vida, una babosa, con el que apenas pudo estar el hombre en cuatro detalles sueltos.


Y les ha venido bien "esto" de Adrián a los otros dos alternantes y a la ganadería anunciada. Puesto que ya no hay, no ha de haber espacio para la crítica a Manzanares y Aguado, aburridísimos los dos, sin ideas ni compromiso, y no valen disculpas por el ganado, que también, todo hay que decirlo, fue una auténtica birria. Manzanares al menos mató estupendamente a sus dos toros. Pero sólo eso. Y Aguado, por allí, pero sin vérsele.


FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro toros de "El Puerto de San Lorenzo", dos de ellos -cuarto y sexto- con el hierro de "La Ventana del Puerto", y dos "remiendos" -tercero y quinto- de Victoriano del Río, desiguales de presencia los titulares, desrazados y sumamente deslucidos. El quinto, de Victoriano del Río, un gran toro, firme candidato al mejor de la Feria.

José María Manzanares: estocada arriba (ovación); y también buena estocada en todo lo alto y sin puntilla (silencio).

Fernando Adrián: dos pinchazos y estocada desprendida (silencio); y pinchazo, media y tres descabellos (aviso y clamorosa vuelta al ruedo).

Pablo Aguado: cinco pinchazos y dos descabellos (aviso y leves pitos); y pinchazo y descabello (siiencio).

En cuadrillas, Marcos Prieto se desmonteró tras banderillear al segundo.

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio para recordar a José Ortega Gómez "Gallito", muerto por un toro en la plaza de Talavera de la Reina hace 105 años.

La plaza registró lleno de "no hay billetes" en tarde primaveral.

MADRID / 7ª SAN ISIDRO Adrián y Frenoso emocionan / por Jorge Arturo Díaz Reyes

Adrián y Frenoso. Foto: Las Ventas

'..Fernando Adrián cercena un triunfo con su roma espada. Manzanares se refrenda como el estoque de la era. Aguado, convidado de piedra. Bravo toro de Victoriano..'


MADRID / 7ª SAN ISIDRO
Adrián y Frenoso emocionan

Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/Madrid, 16 V 2025
Y en el día de la tauromaquia..., ciento cinco años después, tarde espléndida. Las Ventas a tope, “Gallito” sonando a todo timbal, minuto de silencio y después toros de tres hierros para una corrida que se debatió entre el olvido y el recuerdo.

Lo primero, si es que la suerte suprema es aún considerada suprema, las dos estocadas formidables de Manzanares. El más clásico matador de la época, sin discusión. El que en esta efeméride revivió el principio fundamental de que todo lo que se hace un toro desde que salta al ruedo tiene como único fin su muerte honorable y estética. A esto, todo le es accesorio.

Lidió el alicantino con su aristocrática y ascética displicencia sus dos mansos, uno del Puerto y otro de La Ventana. Sereno, ignorando enojos, voces y estribillos malquerientes. Pero cuando llegó la hora ejecutó la otra forma canónica, porque el toro la pidió, una estocada al encuentro, la que se ubica en el manual entre la de recibir y el volapié. Paradigmática, de frente, hasta la bola y en la cruz, rodando al primero sin puntilla. La ovación fue total y de pie. No era para menos.

La otra, la del cuarto, fue al más puro volapié, porque el toro la pedía como decía Costillares. Un puñetazo en la yema sacó al toro ya muerto de la muleta. Y otra vez la plaza por lo fundamental del rito en el día del rito. Qué bueno, y en estos tiempos prosaicos. Cuando ya se iba, capote al brazo, refrendaron la admiración y reconocimiento al homenaje con que había honrado la esencia de la conmemoración.

Fernando Adrián y el bravo “Frenoso” de Victoriano del Río (5°), protagonizaron otra versión. Emocionante lidia de convicción ultraderechista, en que se fundían la compostura y la bravura. La ligazón y el tranco. El temple y la humillación. Llegó a tanto de baja la muleta que en un tercer pase caminó el toro sobre ella dejándola y retomándola el torero. Nadie extrañó la mano de cobrar, o al menos nadie la exigió pues el jaleó no paró hasta el final de la vuelta al ruedo. ¿Ideología? Sin embargo, la espada desmintió el triunfo. Dos pinchazos, un aviso y dos descabellos, sin lo fundamental, la estocada. Con todo y eso se dio la vuelta y muy celebrada, por cierto. Pero qué toro.

El otro apunte para la memoria, Los dos pares de Marcos Prieto al segundo “Yegüero” de El Puerto de San Lorenzo, por uno y otro pitón, bien asomados, sin trampa ni cartón. Armó un jaleo y mientras todos comenzando por su matador, le pedían que saludara. El pensando más en la lidia solo atinó a levantar momentáneamente la montera. Cuando después del arrastre al quinto, iba tras de Adrián recogiendo prendas, le cayó un sombrero de la contrabarrera del dos. Corrió a entregárselo a su matador, pero el aficionado le gesticulaba y gritaba ¡Para él no, para él no, para ti!

El resto de lo que ocurrió puede ir muy bien al rincón del olvido que todos tenemos en el cerebro.
  • FICHA DEL FESTEJO
Viernes 16 de mayo 2025. Madrid, Plaza de toros de Las Ventas. Sol. Lleno de “No hay billetes”. Seis toros de Puerto de San Lorenzo (1| y 2°), La Ventana del Puerto (4° y 6°) y Victoriano del Río (3° y 5°). Disímiles. Ovacionado el bravo 5°

José María Manzanares, silencio y palmas.

Fernando Adrián, silencio y vuelta tras aviso.

Paco Aguado, silencio y silencio.

Incidencias: Se desmonteró Marcos Prieto tras parear el 2°.

San Isidro: Sólo un gran toro de Victoriano del Río salva una tarde de desastre ganadero total / por Andrés Amorós

El diestro Fernando Adrián en el festejo taurino de la Feria de San Isidro de este viernes en Las Ventas, en MadridEFE

Sólo un gran toro de Victoriano del Río salva
 una tarde de desastre ganadero total

Lo aprovecha Fernando Adrián con una vibrante faena, no rematada con la espada

Andrés Amorós
El Debate/16.05.2025 
Un año más, al concluir el paseíllo, se guarda un minuto de silencio por la muerte de Joselito el Gallo, «el rey de los toreros», en Talavera de la Reina, el 16 de mayo de 1920. En su honor, se ha declarado esta fecha como el Día Mundial de la Tauromaquia. Fue el torero por excelencia; el más «largo» y completo que haya existido nunca; el espejo en el que todos los profesionales se miraban: podía con todos los toros y dominaba todas las suertes. Por eso, encarna y simboliza este arte. Sin hipérbole ninguna, suelo añadir que Joselito es el toreo, igual que Bach es la música; Velázquez, la pintura; Cervantes, la novela; Shakespeare, la música.

En sólo siete años de alternativa, toreó veinticinco corridas como único espada (en cas todas, además, pidió el sobrero). Mató más de mil quinientos toros. Sólo en Madrid, toreó ochenta y una corridas. Gallito no podía haber sido más que torero. Basándose en lo que le vio hacer en los ruedos, escribió don Gregorio Corrochano su magistral tratado: Qué es torear. Introducción a la tauromaquia de Joselito. Un siglo después de su muerte, su legado sigue completamente vivo: en cualquier arte, lo mejor nunca pasa de moda.

Al ver un cartel de toros, el gran público se fija sólo en los toreros; el aficionado, atiende también – y casi en primer término- a la ganadería. El toro es la base de la Fiesta y lo que más condiciona el resultado de un festejo.

En el cartel de esta tarde se anuncian tres figuras… y también se lidian toros de tres ganaderías: lógicamente, el aficionado tuerce el gesto al verlo. Aunque El Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto sean del mismo dueño, son dos ganaderías diferentes, de distinto origen (las dos, por cierto, predilectas de las primeras figuras) y no suena muy bien que, entre los dos hierros, no hayan presentado una corrida completa que sea aprobada, para San Isidro.

Además, dos toros de esta tarde, el segundo y el cuarto, tienen el mismo nombre, Yegüero, aunque pertenecen a dos ganaderías distintas. Y ese nombre es muy cercano al del último toro de la tarde anterior, Yegüesero, que tan mal juego dio. Con todo esto, ¿no es lógico que algunos aficionados acudan esta tarde a Las Ventas con la mosca detrás de la oreja?

Lo malo es que los recelosos aciertan: salvo el quinto, de Victoriano del Río, un gran toro, al que Fernando Adrián realiza una vibrante faena, no rematada con la espada, el resto del festejo es un desastre total, de toros y de toreros. En una tarde de excelente temperatura, con el cartel de «No hay billetes», la casta y la bravura de los toros brillan por su ausencia. Tampoco Manzanares ni Pablo Aguado están acertados, en una corrida plúmbea: la síntesis de lo que no debe ser una tarde de toros. Y eso sucede cuando algunos profesionales proclaman triunfalmente que hoy se torea mejor que nunca y que se lidian toros más bravos que nunca. Si así lo ven ellos…

El diestro Pablo Aguado en la lidia de su primer astado en el festejo taurino de la Feria de San IsidroEFE

Nadie discute que José María Manzanares es un gran torero pero no me parece que esté en su mejor momento. ¿Por qué? No lo sé. Al Guerra le atribuyen esta sabia frase: «Cá uno es cá uno y tiene sus caunadas».

El primero, de El Puerto, cercano a los 600 kilos, como toda la corrida, algo protestado, embiste templado y humilla, de salida. Es un mansito manejable. Cumple en el caballo pero está justo de fuerzas y de raza, tiene clara querencia a tablas; en la muleta, queda cortito y pronto se raja. Logra Manzanares algún muletazo con su natural elegancia pero el toro siempre busca las tablas, a la salida de cada pase. Al final, le baja la mano con mando y buen gusto en unos pocos pases, muy pocos: al trasteo le ha faltado la emoción que da el toro bravo. Con el toro rajado del todo a tablas, lo caza con habilidad.

El cuarto, de La Ventana, recibido con pitos, ya de salida embiste mortecino. En los doblones iniciales, el toro flaquea y queda muy corto. Metiéndose con él, José María le saca algún muletazo estético, pero la emoción brilla por su ausencia. El público comenta sus cosas o se refugia en consultar el móvil; los exigentes, protestan. Agarra Manzanares una buena estocada: lo mejor, casi lo único notable de la faena.

La serie de Puertas Grandes que ha abierto Fernando Adrián indican claramente su entrega. Otra cosa es que su estilo satisfaga a los más exigentes de Las Ventas.

El segundo, de El Puerto, sale con pies, muy suelto. En vez de sujetarlo, como debía, lo deja pasar, enjaretándole unas chicuelinas. Lo pican poquísimo y, aún así, flaquea. Mece el capote Aguado en el quite pero el toro se va: nadie lo ha sujetado, desde que salió. Se luce Marcos Prieto con los palos, aunque el toro se refugia en tablas. Brinda al Alcalde de Madrid, en un burladero. Comienza Adrián por alto y el toro flaquea: es bondadoso pero flojo, no dice nada , se desentiende, se para: una birria de toro, una estatua, que embiste cansino, dormidito, como si estuviera deseando tumbarse a la bartola. Lo caza a la tercera.

El quinto, de Victoriano del Río, luce hermosos pitones. Se llama Frenoso, como el que fue premiado en Fallas de este año con la vuelta al ruedo y permitió el triunfo de Roca Rey. Empuja bien en el caballo, embiste con alegría. Brinda Adrián al público y se hinca de rodillas en el centro. Después de un emocionante pase cambiado, el toro repite: por primera vez, la gente aplaude con entusiasmo los vibrantes derechazos, ligados, de mano muy baja («rastreros», decía Chenel) ; por la izquierda, surge un desarme, antes de una buena serie. Vuelve a la derecha, por donde el toro va mejor, se suceden los muletazos ligados, emocionantes. Remata las bernadinas con trincherillas, que aquí gustan mucho. Tenía el triunfo en la mano pero falla con los aceros y se queda en una vuelta al ruedo. Algunos la pedían también para el bravo Frenoso, que ha embestido sin freno.

El diestro José María Manzanares en el festejo taurino de la Feria de San IsidroEFE

Pablo Aguado torea con un estilo personal, que incluye una virtud: la naturalidad. Su estética atrae a muchos aficionados, en Sevilla y en Madrid. ¿Cuál es su punto débil? Dominar a los toros y cuajar faenas completas.

El tercero, de Victoriano, se llama Dulce, como el muy bravo que propició el triunfo en Las Ventas de Borja Jiménez. Este toro está bien armado, sale alegre, con pies, pero también flaquea. Los lances de recibo se quedan en conato. El toro tiene casta pero gatea. Aguado muestra su naturalidad en unos muletazos, deslucidos por la caída del toro y un enganchón. Algún derechazo es estético pero el trasteo no cuaja y se prolonga sin sentido. Recuerdo yo un verso de Gerardo Diego: «Todo en la vida es casi y es apenas». Algo así es la faena. Mata muy mal Aguado, sin estrecharse, y descabella sin haber dejado la espada: cinco pinchazos y dos descabellos. (Al entrar a matar, ha sufrido una herida en el pulgar de la mano derecha: pasa a la enfermería y le dan cinco puntos).

El sexto toro, de La Ventana, colorado, sale distraído, no le deja estirarse con el capote. Lo pican mal, se lleva la vara enhebrada y el picador, la bronca, mientras Aguado quita por chicuelinas. Este toro flaquea de atrás, no transmite. El trasteo de Aguado se queda en casi nada. Y mata pronto, no bien.

¿Qué opinaría Joselito el Gallo de esta corrida, si hubiera podido verla? No es difícil de imaginar: salvo el quinto, ni toros, ni toreros. Y, sobre todo, una realidad indiscutible: sin toros con casta, bravura y fuerza, toda la Fiesta se viene abajo. Eso es sencillamente lo que ha sucedido esta tarde, en Las Ventas.

POSTDATA. A Corrochano le contó don Eduardo Miura cómo se reveló Joselito en un tentadero, en su casa, al enfrentarse a una becerra difícil. Tenía sólo 13 años:

«Salió del burladero Joselito, que entonces no era más que el hermanillo de Rafael y, sin vacilar, se fue con la mano izquierda: la becerra lo achuchaba mucho, se defendía y apenas se dejaba torear. Rafael le dijo: ‘José, ¿no ves que achucha por el izquierdo? Toréala con la derecha’. ‘¿Con la derecha? – exclamó, extrañado, José -. Anda, toréala tú’. Y dió la muleta a su hermano. Salió Rafael con la muleta en la mano derecha y, al dar el primer pase, se le coló y lo derribó. José, riéndose, le hizo el quite. ‘¿Por qué habías visto que no se podía torear con la mano derecha?’, le preguntaron. ‘Pues porque, desde que salió, hizo cosas de estar toreada. No pueden haberla toreado más que en el herradero y, como los muchachos que torean al herrar las becerritas torean con la derecha, comprendí que , al achuchar por el lado izquierdo, por el derecho no se podía ni tocar. Y ya lo han visto ustedes’. Entonces se cayó en la cuenta de que, efectivamente, la habían toreado los muchachos del herradero. Don Eduardo Miura, siempre que relataba el caso, admirado de la intuición de este torero, añadía: ‘Parece que lo ha parido una vaca’».

La precocidad y la clarividencia de Joselito, en el toreo, es semejante a la de Mozart, en la música, y Picasso, en la pintura...

FICHA
Madrid. Plaza de Las Ventas. Feria de San Isidro. Viernes 16 de mayo

«No hay billetes». Toros de El Puerto de San Lorenzo (1º y 2º), mansos, flojos y descastados. De La Ventana del Puerto (4º y 6º), igual. De Victoriano del Río (3º y 5º), muy bueno el quinto, despedido con una gran ovación

JOSÉ MARÍA MANZANARES, de azul marino y oro, estocada (silencio). En el cuarto, buena estocada (silencio).
FERNANDO ADRIÁN, de celeste y plata, dos pinchazos y estocada (silencio). En el quinto, pinchazo, media y tres descabellos (aviso, vuelta al ruedo).
PABLO AGUADO, de negro y oro, cinco pinchazos y dos descabellos (aviso, pitos). En el sexto, pinchazo y descabello (silencio).

viernes, 16 de mayo de 2025

Lo nunca visto / por Ricardo Díaz-Manresa


Federico Anás, Sixto Naranjo,  y Luis Miguel Encabo

Lo nunca visto. Así. Rotundamente. Hasta este mayo del 2025. Nunca vieron los más viejos del lugar ni yo:

Ricardo Díaz-Manresa

1/ Una feria de primera televisada por una cadena pública, como el actual San Isidro.

2/ Un despliegue de tal categoría como hace Telemadrid desde hora y tres cuartos antes dando toda la actualidad del día con los toreros en los hoteles, la salida en las furgonetas, la llegada a las Ventas, entrevistas a los espadas del cartel del día, algunos hasta cuatro veces (habitación del hotel, de paisano en la calle por la mañana, ya vestido en la puerta del hotel, subiéndose en la furgoneta, y a su llegada a la plaza), sitios en la ciudad y en la plaza que el aficionado debe conocer, venta de objetos taurinos, tascas, bares, sitio de ropa taurina y de libros etc.etc. etc y etc. Todo antes de la transmisión del festejo de cada día.

3/ Corridas a la vez el domingo 11. Coincidieron la miurada, final de la feria de Sevilla y y la tercera de San Isidro. Y ¡¡televisan las dos en abierto!! : Canal Sur y Telemadrid. Increíble.

4/ Lo de Madrid televisado también por otras cadenas autonómicas además de por la mexicana de Aguascalientes. Lo veo y no lo creo.

5/ Nunca, ni en sueños, han televisado tantas corridas.

6/ Y publicidad, y no poca, en las cadenas andaluza y madrileña que ofrecen las corridas.

7/ Y audiencias como nunca. Telemadrid está orgullosísimo de ver los números.

8/ Y el chiste de TV Aragón. Algunos trabajadores de informativos, o lo que sean, supongo que pocos, se quejan de que les recortan el tiempo que la emisora lo dedica a las retransmisiones taurinas de San Isidro. Majaderos. Afirman que para un espectáculo que no interesa. No os veo nunca, pero igual en lugar de informativos sois desinformativos. La voz de su amo del parrido que paga. Informar de verdad el tiempo que os dejen y…

9/ Y hasta humor. Nunca visto tampoco.

10/ Telemadrid pone en danza cada día para la precorrida seis o siete reporteros, algunos muy tiernos/as otros poco preparados/ as pero todos con buena voluntad. Bastante hacen en esta avalancha informativa de Telemadrid.

Dicen y repiten que Clemente es una figura del toreo. Y también Jesús Enrique Colombo e Isaac Fonseca. Sí, como yo Director del New York Times y cuatro años seguidos Premio Pulitzer. Ya les gustaría a ellos y a mí. Figuras del toreo hay menos que Papas. Y ahí están las estadísticas y los números que no mienten y eso haciendo una muy rigurosa selección de los que han llegado a figuras.

Insistieron, después rectificado, que Talavante era madrileño.

Afirman que el vestido es marrón y oro, y lo es, pero en la jerga taurina es tabaco y oro, uno de los más clásicos y utilizados.

La Puerta del Príncipe de Sevilla es, para estos enternecedores reporteros que se inician, una Puerta Grande recticando después como Puerta Grande del Príncipe. Es muy grande y soñada pero sobra decir grande.

Pero les damos las gracias a todos porque se lo merecen.

Incluso el trío que retransmite –Sixto, Federico y Luis Miguel- va de traje, elegantes, porque estamos en la primera del mundo. Y hay que llevar corbata, como ellos la llevan todas las tardes.

OCCIDENTE / por Eduardo Balbás


'..Quizá a Europa, al olvidar sus raíces, le falta oír el grito de alarma y sentir el desprecio que provoca a sus buenos hijos, empeñada en favorecer a los pródigos y a perder su identidad, para poder reaccionar. Quizá Occidente despierte, herido, si, pero despierte de su pesadilla si nos oye gritar..'

OCCIDENTE

Eduardo Balbás
Supe desde niño que el Sol sale por el Este (Oriente) y se pone por el Oeste (Occidente); como la Luna y las estrellas, ya que la tierra gira hacia el Este. También aprendí que las tres raíces de la cultura europea son la filosofía griega, el derecho romano y la religión cristiana. Y, entre otras grandes creaciones suyas, la ciencia moderna y la democracia liberal…

Por eso duele tanto asistir al ocaso de Europa. El sol se pone por occidente, y parece que para quedarse oculto entre las tinieblas de una larga noche que esconde los girones de Europa, de la cultura occidental y de un tipo de vida ya prácticamente inexistente.

Quizá a Europa, al olvidar sus raíces, le falta oír el grito de alarma y sentir el desprecio que provoca a sus buenos hijos, empeñada en favorecer a los pródigos y a perder su identidad, para poder reaccionar. Quizá Occidente despierte, herido, si, pero despierte de su pesadilla si nos oye gritar. Solo queda el revulsivo del grito de la derecha europea, para que pueda producirse un cambio de rumbo. Conociendo el grado de corrupción y degradación moral que impera en todas las Instituciones de Bruselas y la UE, no confío en que éste se produzca.

En Argentina, el milagro del cambio se está produciendo con Milei

En EE.UU. podría producirse si Trump se pareciera al Trump de la primera Presidencia…

Aquí, me temo que solo podremos asistir con interés al desmoronamiento total de Europa. Una Europa inculta, arruinada y sometida a intereses de otras latitudes. Si no reaccionamos, solo nos restará observar la caída de la tarde, una tarde sorrentina, con nuestra silueta recortada en el poniente, en la terraza de alguna plaza europea, distinguida pero decadente, algo desvirtuada, vulgarizada incluso, abandonada, sin duda embrutecida. Y aguardar a ver a nuestras mujeres pasear con hiyab, ó con niqab y burka.

Feria de San Isidro. Impresentable frailada charolesa para festejar al Patrón y una pregunta en al aire: ¿Qué le pasa a Ureña? Márquez & Moore


'..El plan infalible para el día del Patrón en la mente de Plaza1 era éste: los seis lisarnasios de JEFV y, para dar fin de ellos, Paco UreñaDavid Galván Alejandro Chicharro, que confirmaría la alternativa que le dio Talavante en las pasadas Fallas. Todo atado y bien atado..'

JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
En el libro «Haciendo de República» (Luca de Tena ediciones, 2006) la clara inteligencia de Julio Camba nos ilustra con perspicacia y humor sobre los primeros momentos de la llegada a España de aquella abominación. Así nos cuenta cómo habrían resultado agraciados los poseedores de títulos nobiliarios merced al nuevo régimen, de tal manera que el duque de Alba o el del Infantado habían pasado a ser el exduque de Alba o el exduque del Infantado, acrecentándose así la longitud del nombre de su título. Algo así ha debido pasar en el mundo de las(s) familia(s) Fraile, porque hoy nos encontramos con la sorpresa de que la ganadería anunciada para el festejo, antes conocida como «Valdefresno», así a secas, ahora ha pasado a denominarse «José Enrique Fraile de Valdefresno», aumentando su nombre en 12 caracteres. Nos cuenta un paisano de Aldehuela de la Bóveda que esto no es porque quieran darse pisto, sino que es porque han partido aquella en dos. La verdad es que hace años que las cuitas ganaderas de la(s) familia(s) Fraile, excepción hecha de Carolina y sus gracilianos, nos importan un solemne bledo, desde que aprendimos que lo suyo es la casta Lisarnasia, creación propia con «label» de mansedumbre, y que la principal característica del ganado frailuno en la Plaza consiste en que «en la lidia se comporta con frialdad cuando sale, yendo a más a partir del tercio de varas…», que esto lo pone así en el programa oficial.

Los toros de José Enrique Fraile de Valdefresno (JEFV) que hoy hemos visto en Madrid se ve que no han llegado a pillar el grado necesario de calentamiento global y se han quedado de principio a fin en lo de la «frialdad» ésa que dice el que escribe en el programa, aunque dicho con otras palabras más propias del léxico taurino podríamos hablar de mansedumbre, descaste, debilidad o sosería, que son términos que reflejan más aquilatadamente lo que ha significado la contemplación de estos seis bueyes de carreta, estos 3.673 kilogramos de carne en seis entregas, que han demostrado sus trazas, más cercanas a las de la raza charolesa que a las propias del toro de lidia. Óptimo homenaje al Santo Isidro, cuyos bueyes araban las tierras de Iván de Vargas mientras él oraba, y ojalá que el Santo labrador hubiera tenido a mano estas tres yuntas que hoy salieron en Las Ventas, para acrecentar su labor.

Baste decir que el mamarracho que defendió el «honor de la divisa» fue el segundo de la tarde, Pomposico, número 22, que, al parecer es el único en que cuajó el calentamiento, y lo que se obtuvo a cambio de esa ardentía fue una colección de embestidas a cuál más tonta, más sin sentido, sin gracia y sin intención. El resto del encierro fue como el de las vacas del pueblo: mansedumbre huidiza o aquerenciada, deslucimiento y cobardía proclamada a los cuatro vientos. Y todo eso aderezado con unas fuerzas tasadas y una ignorancia completa de para qué servían esas dos vainas huecas formadas por epidermis queratinizada que les asomaban a ambos lados de la cabeza. Desde el burladero titulado como «Ganaderos/Empresa» el ganadero observaba las evoluciones del ganado que cría, acompañado de su esposa y sus dos jóvenes hijas. En un momento se acercó a departir con ellos el mayor experto en bueyes que hay en España, el mayoral don Florencio Fernández (Florito), probablemente a dar la enhorabuena o acaso a tratar de adquirir nuevos ejemplares de contrastada mansedumbre para ampliar su manada.

Verdaderamente el mejor consejo que se le podría dar a JEFV es que como seguramente tenga un rifle en la casa, en Tabera de Abajo, mañana mismo, sin esperar más, lo use con las madres, con los padres, con los becerros, con los toros de saca, con los novillos y, si quiere seguir en esto de la ganadería, una vez eliminado en buena hora lo anterior, se plantee un nuevo inicio, que lo mismo a la segunda vez puede que le salga medio bien la cosa. O que se pase al ganado de engorde, que da menos disgustos.

El plan infalible para el día del Patrón en la mente de Plaza1 era éste: los seis lisarnasios de JEFV y, para dar fin de ellos, Paco Ureña, David Galván y Alejandro Chicharro, que confirmaría la alternativa que le dio Talavante en las pasadas Fallas. Todo atado y bien atado.

Por delante salió Chicharro, de oro viejo y oro, a abrir Plaza. El buey huidizo de su confirmación fue Pandereto, número 29, más manso que la oveja Dolly (qDg), que se empeñó en hacer currar al neófito en persecuciones y, aunque su condición no era aviesa, le hizo también tomar precauciones que le llevaron a no estar colocado ni en uno solo de los cites que perpetró. El buey se tragó algún muletazo pero su idea era partir de ese sitio donde se le incomodaba, de ver cómo volver a Salamanca. Enganchones, falta de personalidad definida y largo trasteo de menos a mucho menos fue el resumen de su actuación. En su segundo, el sexto de la tarde, tasadito de fuerzas, volvió a destacar su falta de colocación y además comenzó a llover, con lo que las gentes huyeron de la Plaza sin atender a las razones tan poco convincentes que Chicharro ponía encima de la mesa.

Un «chicharro» en argot bursátil español, es un valor con una baja capitalización y un riesgo muy elevado. Esperemos que no sea una premonición sobre el futuro de este joven diestro, pero como no cambie de registro parece que la cosa va rodada.

Ureña presentó en su primero, Pomposico, las mismas credenciales que hicieron venirse abajo su cotización el pasado día 11 en la corrida de Fuente Ymbro. ¿Qué le está pasando a Ureña? Donde antes ponía verdad ahora pone truco y ventaja. Donde antes se pasaba al toro por la faja ahora lo hace a distancia de seguridad. Donde antes había toreo ahora hay solamente pases. El toro era, como se dijo antes, bobo de solemnidad, un atontado, tontaina, tontera, bobo, estúpido, necio, lelo, alelado, memo, simple, corto, imbécil, idiota, mentecato, majadero, merluzo, tarado, zonzo, sonso, zote, cojudo, dundo, menso, abombado, yegua, maje, desorejado, zapallo, tolete, dundeco, noneco o turro. Ni una mala mirada, ni un pensamiento propio, ni una mala intención que obligasen a Ureña a desconfiar de las intenciones de Pomposico, y sin embargo el hombre se puso a dar pases negando de manera patente lo que ha sido su tauromaquia, la que le ha dado un nombre y por la que se le espera. Encima parece que se mosqueó cuando no le fue concedida la injusta oreja que algunos le pedían. Su segundo fue otro vaco que embestía a cabezazos, cuando embestía y que a la mínima se iba a tablas. Ureña se puso espesísimo y nadie le echó cuentas cuando despenó a la prenda esa al tercer intento.

David Galván puede decirse que no tuvo opciones para decir algo, ni bueno ni malo con los dos espantajos que le tocaron. Se llevó el peor lote sin paliativos. Su primero tenía la misma disposición a embestir que los toros de Guisando y su segundo fue de una mansedumbre franciscana, sin ganas de meterse en líos con nadie. Ya puede mandarle un jamón al ganadero.

En las cuadrillas, Sánchez estuvo muy dispuesto para parear al sesgo y volvieron a brillar otra vez más Juan Carlos Rey e Iván García. Por su parte, Borja Lorente confirmó con su trabajo en varas al sexto sus carencias como picador, explicadas en la reseña de la corrida del día de ayer.



ANDREW MOORE


















FIN