la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 7 de abril de 2025

Novillada de los "milenarios" (no millonarios) Sánchez Herrero. «¡Así se viene a Madrid!», gritó la grada a Andrades / Márquez & Moore


'..La terna acartelada estaba compuesta por Álvaro de Chinchón de verde y oro, veintitrés años, Manuel Caballero, de tabaco y oro, veintidós años, y Miguel Andrades, de rosa y oro, veintinueve años..'

JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
En el preámbulo de esta segunda novillada, en el despeje de Plaza, nos hemos encontrado con la sorpresa de que les han comprado a los jamelgos tordos sobre los que van sentados don Francisco Javier y doña Rocío una especie de calcetines encarnados, como los manguitos que llevan sus primos los de picar pero en plan finolis y, ¿por qué no decirlo?, algo relamido. Quizás las extremidades anteriores de esos équidos, que trabajan realmente muy poco, estén aquejadas de alguna lesión, quizás a causa del poco ejercicio que hacen, y ello ha hecho precisa la implantación de esos aditamentos para proteger sus debilitados tendones. En cualquier caso ya podían haber puesto las protecciones de un color algo más discreto, porque esos colorines en las manos nos llevan a recordar las enguantadas manos de San Nicasio, Obispo de Reims.

Me contó en una ocasión mi amigo Andrés, constante visitador de Pamplona durante muchos años, que en aquella fiesta lo que se hacia un año y se repetía al siguiente pasaba inmediatamente a tener la consideración de tradición inveterada. Así pues, al estilo pamplonica, aquí tenemos a Plaza1, programando por segundo año consecutivo para la segunda novillada de la temporada una de Sánchez Herrero. Debe ser esta una ganadería de origen milenario, porque el programa de mano nos informa que «en el año 199» pasó a los actuales propietarios, don Esteban y don Juan Sánchez Herrero, esos Matusalenes propietarios, que gozaron de la Pax Romana de la era de los Antoninos y a los que deseamos fervientemente que lo sigan siendo por muchos siglos más, que hoy han traído a Madrid un encierro de variopintas hechuras y de cierta endeblez en el que han destacado el tercero de la tarde, Giraldillo, número 43, y el sexto, Astifino, número 64, por diversas señas que más adelante se darán.

La terna acartelada estaba compuesta por Álvaro de Chinchón, de verde y oro, veintitrés años, Manuel Caballero, de tabaco y oro, veintidós años, y Miguel Andrades, de rosa y oro, veintinueve años.

La cosa empezó de aquella manera con un tal Fabiolo, número 19, que era el vivo retrato de Ernesto Urtasun, si fuera toro. Poco desarrollo de la cornamenta, cara de bobo y endeblez suma eran las señas inequívocas que mandó el Fabiolo al orbe y para el orbe, para todo el orbe salvo para don José Antonio Rodríguez San Román, Presidente del festejo, que veía vigor y pujanza donde toda la Plaza veía endeblez feble y aptitud reptiliana. Tuvo que cambiar a banderillas para cerciorarse de la evidencia y finalmente sacó el trapo verde para que saliera uno de Aurelio Hernando de capa jabonera y se suscitase en la afición la clásica polémica sobre si esto de Hernando es de procedencia Veragua o si su procedencia es tan sólo de un jabonero plebeyo y nada ducal, que dejó su simiente fecunda en ciertas vacas. El caso es que faltan solamente tres años para conmemorar el centenario de la venta del ganado de Veragua a don Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, por lo que muchos ya creemos muy poquito en todo este lío de los Veragua.

El tedio que trajeron a partes iguales Álvaro de Chinchón y Manuel Caballero, ambos sin apoderado, la somnolencia de sus aburridos y ventajistas trasteos, la nada de sus actuaciones no nos hacen presagiar nada bueno sobre su futuro inmediato. Podrás estar mejor o peor, pero no puedes presentarte en Madrid a principios de la temporada como si tuvieses firmadas cincuenta corridas, a pasar el trámite y a no destacar por nada. Ni merece la pena detenerse en ellos.

En cambio Miguel Andrades sí que mandó claramente al tendido el mensaje de que quería que se hablase de él «¡Así se viene a Madrid!» le dijeron desde la grada, y efectivamente ahí había un hombre dispuesto a tratar de no dejar pasar la ocasión de que se hablase de él. Andrades venía precedido por notables títulos: sus actuaciones en 3 Puyazos, Cérèt y Villaseca de la Sagra y su próxima cita en San Agustín de Guadalix, en la Feria del Aficionado 2025 del Club 3 Puyazos, son motivos suficientes para atenderle con interés. Recibió a su primero con estimables verónicas y una media, se lo llevó al caballo galleando por chicuelinas, puso un valeroso tercer par de banderillas de dentro hacia fuera dando ventajas al toro y, en todo momento, estuvo dispuesto a no huir de la pelea, incluso cuando comenzó su faena en los medios haciendo galopar al toro. El toro era el Giraldillo del que hablábamos antes y, bien por su propia inclinación, bien por la perfecta brega que le dio Marco Galán o bien por ambas cosas resultó un auténtico sueño con sus vibrantes y humilladas embestidas y con su disposición a arrancarse al cite de manera franca. 
Se fue centrando Andrades con Giraldillo sin llegar a estar a la altura de la excelsa embestida del novillo. Cuando se pasó la muleta a la zurda el bicho le vio y le prendió aparatosamente, sin otras consecuencias que el tremendo porrazo. Con ganas y denodadamente, Andrades buscó el triunfo que prometía el novillo sin obtener otra cosecha que algún muletazo suelto. Aplausos para Giraldillo en el arrastre. 
Su segundo, Astifino, era otra cosa, por presencia de toro y por exigencia de casta no exenta de su punto de mansedumbre: la ecuación perfecta para disfrutar los que no tenemos que estar delante. El animal se llevó mil capotazos desde que salió y hasta que cambiaron al tercer tercio, casi ninguno bueno. El bicho se orientó lo justo para poner emoción y dificultades y Andrades no se amilanó ni por la presencia ni por las intenciones del novillo y le planteó una honesta faena en la que le fue robando literalmente los pases. Antes había sufrido otra fuerte voltereta al salir de su primer par de banderillas. Su inicio dominador con la rodilla en tierra fue justamente jaleado y su disposición no dejó a nadie frío. Probablemente sea este ganado más bronco con el que se luzca más, vista la comparación con su labor en el tercero. Mata siempre soltando la muleta y eso ya saben lo que quiere decir, que no es nada bueno. Dio una vuelta al ruedo.

No puedo dejar pasar la ocasión de, como dijo el clásico, «hablar de mi libro». Se titula «Gente pa tó» y junto con el «Cuéntame un Toro» de Manuel Valera son los primeros volúmenes en ser editados por un nuevo proyecto editorial que lleva el bonito nombre de «Letras de Almagre», que fue presentado el pasado día 2 en Casa Club y en el que han puesto su ilusión y sus ganas cuatro buenos aficionados y mejores personas: Rocío, Beltrán, Rafael y Juan, a los que deseamos los mayores éxitos en esta aventura.


Andrades

ANDREW MOORE







Marco Galán









FIN

Marketing y glamour / por Ignacio Ruiz Quintano



'..Pajita a pajita, puntito a puntito, el nido liguero va tomando forma alrededor de Flick, un “homo heidelbergensis” que no entiende nada, pero que está encantado porque lo llevan en volandas a la “glo-gloria” del dame pan y llámame palurdo, que lo es (en el club del “disseny” no debería vestir como un mecánico ayudante en el taller de Antonio Cobas)..'

Marketing y glamour

Ignacio Ruiz Quintano / Abc
Se lo dijo Salvador Boix, flautista de flauta travesera y apoderado de José Tomás, a un revistoso taurino de la crítica selecta: “Desengáñate, Fulano: los toros son marketing y glamour”. Como el fútbol, según el Relato culé, que es el que, al menos desde el tardofranquismo, manda en la Españeta mediática, con los resultados que todos conocemos.

En el último partido liguero, el Barcelona-Osasuna aplazado, se habla de una alineación indebida de Iñigo Martínez, que los navarros, que jugaron con los suplentes, podrían reclamar, y de un penalti de carretera a Olmo, el futbolista gubernamental, que el propio Olmo hubo de tirar dos veces para anotarlo. En imágenes de un cronista habanero del modernismo:

–Los dos tortolitos hicieron su nido pajita a pajita.

Pajita a pajita, puntito a puntito, el nido liguero va tomando forma alrededor de Flick, un “homo heidelbergensis” que no entiende nada, pero que está encantado porque lo llevan en volandas a la “glo-gloria” del dame pan y llámame palurdo, que lo es (en el club del “disseny” no debería vestir como un mecánico ayudante en el taller de Antonio Cobas).

–¡Es la imagen, estúpido! –diría aquí James Carville.

Por la imagen andan peleando algunas provincias que quisieran constituirse en sedes del Mundial 2030, número maldito ya por tantas cosas. Los birlibirloques para que Anoeta le arrebatara el honor a Balaídos le ha costado la dimisión a una tal Tato, para que no se diga que en España no dimite ni el Tato, torero sevillano famoso por su don de gentes (especie de padre Ángel o de chef José Andrés de su época) y por su suspiro épico de “¡Adiós Madrid!” cuando el cirujano se disponía a amputarle la pierna herida por asta de toro: el torero, al decir de Márquez, su mejor retratista, renunció a la anestesia del cloroformo, conformándose con fumar un cigarro cuando el serrucho marcaba el corte unos cuatro dedos por debajo de la rodilla, umbral del dolor equiparable al mostrado por Íñigo Martínez jugando contra Osasuna menos de cinco días después de abandonar lesionado el Combinado Autonómico. La pierna amputada del Tato, la más famosa hasta que Jesús Quintero dedicó un programa de “El perro verde” a Jon el Cojo Manteca, fue expuesta durante semanas en un barril de formol en el escaparate de una farmacia de la calle de Fuencarral esquina a la del Desengaño. El Tato intentó seguir toreando con una pierna artificial que le hicieron en Londres, pero no pudo ser. Con un Uribes (aquel ministro de Cultura que almorzaba rabo de toro de Casa Salvador en su despacho de la Casa de las Siete Chimeneas) en un Consejo Superior de Toros, El Tato habría vuelto a torear, igual que Olmo ha vuelto a jugar.

Uribes es la viva (y tudesca) imagen de nuestro fútbol, enredado en el Mundial 2030, número maldito ya por tantas cosas, en sardana con Portugal y Marruecos, un país mezcla, al decir de Patton, de Hollywood y la Biblia, razón por la cual las maras mediáticas andan al quite con la cosa del marketing y el glamour. El extremo Lamine tuvo un error de imagen bajándose el pantalón para celebrar su gol a… los Países Bajos (¡menuda mina conceptual, aquí, para el humor conceptista de Broncano!), y todos salieron a explicarnos que el gesto no era doloso, como los de Vinicius, sino lúdico, sacado del “Homo ludens” de Johan Huizinga, holandés como Van der Vaart, el ex futbolista que al parecer había excitado los ánimos del Pequeño Tim.

En el entretanto, el Comité de Ética de la Uefa (no es un sketch de Pantomima Full), en los ratos libres que le dejan su investigación del caso Negreira, investigará también la celebración de Rüdiger, de Ceballos, de Vinicius y de Mbappé al final del Euroderbi, que habrían respondido con gestos “obscenos” a la ovación con que la deportiva afición atlética, orgullosa por la clasificación europea de otro equipo español, despedía a los jugadores madridistas. A Vinicius se le acusa concretamente de hacer con los dedos la seña del 15-0, obscenidad que podría llevar al cierre del museo donde se exhiben las orejonas, y trasladarlas a una nave secreta del Polígono Cobo Calleja.

[Sábado, 29 de Marzo]

El indulto en el toreo: entre la excelencia y el exceso / Por Sergio Hueso


'..Para que el indulto conserve su grandeza, debe evaluarse con rigor: bravura, fondo, humillación y presentación a la categoría del festejo. No todos los escenarios ni todas las tardes son iguales, y el criterio debe ser tan exigente como flexible ante las circunstancias..'

El indulto en el toreo: 
entre la excelencia y el exceso

Sergio Hueso
Las primeras ferias de la temporada taurina ya han dejado dos indultos, uno por cada certamen. Una cifra llamativa que, de seguir esta tendencia, podría convertir el perdón de la vida al toro en un gesto rutinario más que excepcional. El indulto, en su esencia, es un reconocimiento supremo a la bravura y nobleza de un animal que ha demostrado singularidad en todos los tercios de la lidia. Sin embargo, su creciente frecuencia invita a reflexionar: ¿estamos premiando la excelencia o diluyendo su valor?

El reglamento establece que el toro indultado debe ser extraordinario desde que sale del chiquero hasta que llega la suerte suprema. No basta con que cumpla; debe sobresalir. 

Sin embargo, en los últimos años se observa una relajación de los criterios: se concede el indulto a toros que, sin ser mediocres, tampoco alcanzan esa categoría de excepcionalidad. El riesgo es claro: si el perdón se otorga por costumbre o complacencia, pierde su sentido original.

El tercio de varas, antaño prueba decisiva de la bravura del toro, se ha reducido en muchas ocasiones a un mero trámite. La selección ganadera ha logrado ejemplares más voluminosos y móviles, pero no siempre con la casta suficiente para sostener una lidia íntegra. Son frecuentes los toros que, pese a su imponente presencia, pierden fuelle ante el castigo o carecen de esa fuerza que desafía al torero. El indulto, en estos casos, se convierte en un premio injustificado.

Para que el indulto conserve su grandeza, debe evaluarse con rigor: bravura, fondo, humillación y presentación a la categoría del festejo. No todos los escenarios ni todas las tardes son iguales, y el criterio debe ser tan exigente como flexible ante las circunstancias. El peligro de banalizar este gesto es que, al final, las estadísticas con un número elevado de indultos acaben enmascarando una realidad menos brillante.

Ojalá esta temporada no sea recordada por la cantidad de toros perdonados, sino por la calidad de los que lo merecieron. En el toreo, como en todo, lo excepcional no se decreta: se demuestra. 

Históricos carteles de toros de La Maestranza vuelven a la vida junto a la Giralda / por Antonio Lorca


Fátima Halcón, presidenta de la Fundación de Estudios Taurinos, junto a los carteles de la-s alternativas de Pepe Luis Vázquez y Manolete.A. L.

'..La tauromaquia se consolida en el siglo XIX como la fiesta nacional, en la que sobresalen famosos diestros. En la cartelería taurina se impone el modelo romántico, obra de tipógrafos e impresores..'

Históricos carteles de toros de La Maestranza vuelven a la vida junto a la Giralda

-La Fundación de Estudios Taurinos organiza una muestra con ejemplares de tres siglos de tauromaquia en Sevilla

Antonio Lorca
Casi un centenar de ejemplares de los más de 6.000 carteles de toros que forman la colección de la Real Maestranza de Sevilla, propietaria de la plaza de Sevilla, componen la exposición que ha organizado la Fundación de Estudios Taurinos (FET) en la Casa de la Provincia de la capital andaluza, situada junto a la catedral y la torre de la Giralda.

Esta es una muestra del archivo histórico de la corporación maestrante, que repasa la historia de la tauromaquia en la ciudad desde el siglo XVIII hasta la actualidad.

“Con estos carteles se puede seguir la evolución de la fiesta de los toros, y suponen un testimonio histórico y social de cada época”, señala Fátima Halcón, presidenta de la fundación. “Además, explican el desarrollo de las artes gráficas desde los primitivos impresos de la segunda mitad del setecientos hasta los grandes carteles murales de los siglos XIX, XX y XXI, ejecutados por reconocidos pintores”, añade.

Esta exposición ofrece un escogido repertorio de fieles reproducciones del archivo de la Real Maestranza que responden al proceso de restauración iniciado hace años por la corporación para su mejor conservación. Las producciones gráficas referentes al coso sevillano trazan un recorrido a lo largo de tres siglos, estructurado en distintos capítulos y secciones temáticas.

En primer lugar, frente al sistema de pregones empleado hasta entonces para anunciar las fiestas de toros, desde mediados del siglo XVIII se regulariza la circulación de carteles impresos con las fechas, ganaderías, lidiadores y otros detalles de las corridas, desde el más antiguo que se ha conservado de Sevilla, fechado en 1761.

La tauromaquia se consolida en el siglo XIX como la fiesta nacional, en la que sobresalen famosos diestros. En la cartelería taurina se impone el modelo romántico, obra de tipógrafos e impresores. Junto al toreo convencional, en los siglos XVIII y XIX proliferan también las representaciones burlescas y mojigangas herederas de la tradición teatral, actuaciones cómicas de toreo bufo, espectáculos de fuegos artificiales y otras diversiones populares asociadas a la corrida o programadas como funciones independientes.

El desarrollo de las técnicas de impresión a mediados del siglo XIX, con la introducción de la litografía a color y otros sistemas, proporciona nuevos recursos para ilustrar los anuncios, que adoptan composiciones cada vez más complejas debidas a dibujantes y cartelistas especializados.

La exposición recoge, asimismo, la presencia de las mujeres en el toreo, los festejos benéficos y la eclosión de los anuncios murales de medio y gran formato en la época de Joselito y Belmonte. Durante unas décadas, el cartel de toros alcanza su esplendor como género artístico y publicitario, con muchos ejemplos de primera fila dedicados a la plaza de la Maestranza de Sevilla.

Se incluyen, además, los carteles de corridas en las que se doctoran figuras históricas de la tauromaquia, las llamadas “corridas de la prensa”, organizadas por la Asociación de la Prensa sevillana, y otros que reflejan el pulso de la historia y la vida de la capital andaluza.

Esta exposición ha sido diseñada por Jacinto Gutiérrez, cuenta con el patrocinio de la Real Maestranza de Sevilla y la colaboración de la Diputación Provincial, y se podrá visitar hasta el próximo 11 de mayo, el día que finaliza el ciclo de corridas de la Feria de Abril.  / El País /

Qué verde era mi valle y qué bella su cruz / por Monseñor Jesús Sanz Montes

La Cruz del Valle de los Caídos, certificada por el libro Guinness como la más alta del mundo, preside la Sierra de Madrid desde 1959. Foto: captura del documental 'Valle de los Caídos' de Terra Ignota.

La Cruz y la Abadía benedictina en el Valle de los Caídos nacieron como un espacio de encuentro y reconciliación tras el conflicto bélico entre hermanos que tantas vidas se llevó por delante.

Qué verde era mi valle y qué bella su cruz
Una fijación ideológica beligerante

Monseñor Jesús Sanz Montes
Arzobispo de Oviedo
No es el paisaje costumbrista de la novela de Richard Llewellyn en la zona minera del sur de Gales. En este valle nuestro hay una cruz enhiesta entre las colinas verdes de sus montañas. Domina con dulzura y su perenne mensaje toda aquella naturaleza desde la colina en la que se levanta. Preside una historia dolorosa como siempre sucede cuando los hermanos se declaran la guerra haciéndose tanto daño en una confrontación civil y fratricida.

Pero esa inmensa cruz, la más alta que hay en el universo mundo con sus 152’5 metros, no es enseña de bandería, no responde a ninguna sigla política, ni es tutora de ideología alguna. Este fue el significado que San Juan XXIII dio a aquel lugar al inaugurar la Basílica menor e instalar allí una comunidad benedictina.

Como aquella primera cruz cristiana con Jesús clavado en ella, esta tiene también su mensaje bondadoso de lo que supone dar la vida por los que abrazas en sus heridas, sus preguntas, sus contradicciones y pecados. Así hizo Cristo con cada uno de nosotros. Así se entienden las palabras del Papa en aquel momento: 

"Se eleva el signo de la Redención humana excavado en la inmensa cripta, de modo que en sus entrañas se abre un amplísimo templo, donde se ofrecen sacrificios expiatorios y continuos sufragios por los Caídos en la guerra civil de España, y allí, acabados los padecimientos, terminados los trabajos y aplacadas las luchas, duermen juntos el sueño de la paz, a la vez que se ruega sin cesar por toda la nación española".

Puede ser que haya quienes se sientan molestos por esa referencia al amor y la verdad, cuando se vive y maquina en la insidia y la mentira. El alarde de un calculado ataque a esa cruz tan visible y significativa se hace en aras de una falsa equidistancia para no irritar a los que no son cristianos, enarbolando la neutralidad religiosa desde un impositivo laicismo que erradica nuestra historia, tergiversa nuestros símbolos y censura nuestra presencia eclesial aspirando a enmudecer nuestra palabra cristiana.

La Cruz y la Abadía benedictina en el Valle de los Caídos nacieron como un espacio de encuentro y reconciliación tras el conflicto bélico entre hermanos que tantas vidas se llevó por delante. De hecho, allí reposan en paz (hasta que algunos han querido perturbar ese sagrado descanso para jalear esa memoria en beneficio propio), personas que cayeron detrás de los dos bandos, bajo las dos banderas, en medio de ambas trincheras. Pasar página y levantar acta de ese ejercicio de paz fraterna, hija del perdón sincero y generoso como expresión de una sociedad reconciliada fue un regalo no suficientemente agradecido ni reconocido.

Pero querer utilizar a los muertos para ganar batallas perdidas reabriendo las heridas que tanto nos costaron cerrar como hermanos, es algo que responde a una maldad irresponsable, que insidia la convivencia en nuestra sociedad española y que tan fácilmente excita la confrontación indeseada.

Puede ser una cortina de humo más cuando son otros los quebraderos de cabeza y judiciales que en torno la corrupción de gente muy cercana con sus vínculos familiares, prevaricaciones calculadas, malversación de fondos públicos, dilapidación del necesario equilibrio en la división de poderes en un Estado de Derecho (legislativo, ejecutivo y judicial).

Sin excluir estas armas de “distracción” masiva, se ve que hay una fijación ideológica beligerante contra la memoria cristiana en torno a esa Cruz en esa Abadía, que aboga por la reconciliación entre los pueblos, para favorecer otra memoria sesgada y mal llamada “democrática”, imponiendo el resentimiento en el trasiego fraterno y sereno construyendo una historia de paz entre españoles.

La comunidad benedictina en ese lugar eleva su plegaria para pedir ese don que Dios sólo concede, como dice el salmista: “La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan” (Sal 85). La Cruz nos lo recuerda, los monjes lo cantan.

Publicado en el portal de la archidiócesis de Oviedo.

domingo, 6 de abril de 2025

El pintor colombiano Diego Ramos ilustrará el cartel de la apuesta de Castella en solitario en Bayona para celebrar 25 años de su alternativa

Diego Ramos es un pintor vallecaucano muy cotizado, afincado en Francia donde desarrolla su labor creativa.

Pues Diego Ramos ha sido escogido para ilustrar el cartel de la apuesta en solitario de Sebastian Castella en Bayona y celebrar su cuarto de siglo como matador de toros.

Para una cita tan especial, el torero de Beziers estoqueará toros de las ganaderías de Domingo Hernández, Jandilla y Pedraza de Yeltes. Así lo ha anunciado el propio torero en un acto en Bayona.

Tarde que se convertirá en todo una acontecimiento para celebrar las bodas de plata de alternativa de uno de los toreros más importantes del siglo XXI. Tendido7

ZP y la paz con alzacuellos / por Javier Torres


'..Hoy contemplamos la obra de Zapatero con perspectiva y nos encontramos que de la legalización de ETA hemos pasado a la amenaza real de ilegalizar a VOX..'

ZP y la paz con alzacuellos

Javier Torres
Cuando se cumplen 35 años de la detención de Henri Parot en Sevilla y el Valle de los Caídosdoblemente profanado— es violado con la estrechísima colaboración episcopal y el silencio de tantos católicos profesionales, Zapatero pasea La solución pacífica por las tertulias del duopolio que creó para ampliar la trinchera socialista, entonces bajo el monopolio del grupo Prisa. El artífice de los dos grandes temas que espantan a la derechita Excel (la fulminación de la reconciliación a través de la ley de memoria histórica y el fin de la ETA) aparece para recordarnos que todo es parte del mismo plan para deslegitimar la transición y, con ella, a la propia monarquía heredera del franquismo, al que tantas veces le imputaron el nacimiento del terrorismo vasco.

Llegada la democracia, sin embargo, ETA siguió matando. Mató como nunca. Y eso condicionó el relato que los escribas oficiales del 78 construyeron basado en la mayor de las vilezas: que los atentados anteriores a 1975 tenían justificación. Es la teoría de Zapatero que identifica la democracia con el Frente Popular, es decir, con su abuelo fusilado, que por algo le dijo a la madre de Irene Villa cuando le pidió que se pusiera en su lugar, que le entendía perfectamente porque él perdió a su abuelo en la guerra.

El caso es que en vísperas de la Expo del 92 varios guardias civiles detuvieron a Henri Parot cuando conducía un coche con 300 kilos de explosivos dispuesto a volar la comisaria superior de la Policía Nacional en el centro de Sevilla. Habría sido la peor masacre de ETA, mucho mayor que la de Hipercor. Parot acumulaba 82 asesinatos a sus espaldas (casa cuartel de Zaragoza, general Quinta Lacaci…) y pretendía asestar un golpe letal a España en vísperas de la celebración del quinto centenario del descubrimiento de América y los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Canal Sur, por cierto, acaba de emitir un documental y el consejo de redactores (estructura socialista mantenida por el PP) quiso boicotearlo porque —sostienen— el terrorismo de ETA es cosa del pasado. Es la gran victoria de Zapatero y la gran derrota de España. La conferencia de Ayete en 2011 (otro Pacto de San Sebastián nefasto) consagró, sin entrega de armas ni renuncia al objetivo de la independencia, la segunda transición diseñada por el hombre que resucitó el Frente Popular. Sin los peacemakers, asegura ZP, no se hubiera logrado el fin de la violencia.

Hoy contemplamos la obra de Zapatero con perspectiva y nos encontramos que de la legalización de ETA hemos pasado a la amenaza real de ilegalizar a VOX, ya sea por racista, homonacionalista (palabro inventado por el lobby arcoíris) u homófobo, aunque los únicos que zurran a los gays sean las manadas que no comen jamón. El sistema integra a Txapote y Josu Ternera, pero expulsa a Ortega Lara. Sólo da voz a las víctimas que avalan ante Évole la traición que consagra a Otegui hombre de paz mientras margina y arrebata el derecho a voto a los que expulsaron del País Vasco, pues adulterar el censo electoral —como también hacen sustituyendo talento nacional por mano de obra barata africana— es otro logro del padre político de Sánchez e Iglesias.

Por eso yerran quienes enterraron el zapaterismo en 2011, pues década y media después su legado no sólo sigue intacto, sino ampliado. El PP se va de chacolís y peluquería con Bildu, la memoria histórica ya suena a voz de Prego y nuestro Obama español aspira al Nobel de la paz. Zapatero ha perfeccionado la técnica. Habla muy despacio y menciona paz e igualdad cada diez minutos con aire de cura postconciliar en pantalón vaquero, a esos que Bono frecuentó para comulgar con trozos de pan más grandes que el ego del padre Ángel.

Nuestra democracia setentayochista se consolida. El Eurostat confirma que el poder adquisitivo de los españoles no ha variado en un cuarto de siglo, o sea, 25 años tirados a la basura en materia económica, social y política. Nadie protesta, los españoles parecen anestesiados y la Conferencia Episcopal, que sacó a un millón de personas a la calle durante el zapaterismo, sólo rechista si Trump no es suficientemente provida. El cardenal Sarah escribe que la Iglesia se muere porque los pastores tienen miedo de hablar con absoluta honestidad. 


Hoy sabemos que cuando las cruces que más importan son las de la declaración de la renta, entonces no cabe esperar nada de una jerarquía eclesial vendida por un puñado de monedas de oro.