“el nacimiento de la Fiesta coincide con el nacimiento de la nacionalidad española y con la lengua de Castilla……… asi pues, las corridas de toros…….. son una cosa tan nuestra, tan obligada por la naturaleza y la historia como el habla que hablamos.”. R. Pérez de Ayala
la suerte suprema
sábado, 30 de abril de 2022
Feria de Abril El toro de Sevilla / por Pla Ventura
¿Son los toros unas flores del mal? / por François Zumbiehl
Pero resulta que este patrimonio, basado en el enfrentamiento con el uro/toro, animal totémico desde hace más de treinta mil años, es expresión suprema de vida, o mejor dicho de nuestra condición de seres vivientes y mortales, conscientes de ello.
El torero, que nos representa en sumo grado, es a la vez héroe y artista. Las materias de su arte son tres: el toro temible, desde luego, con el que tiene que enfrentarse, pero al que tiene que entender y hasta amar para plasmar en el ruedo con él la harmonía esperada; el tiempo que tiene que alargar y esculpir en sus pases; el cuerpo que tiene que librar del miedo, dibujando con él su coreografía en el acto y en el aire. El toro muere en esta lucha (unos veterinarios muestran cómo su naturaleza brava le permite superar el estrés y el dolor), pero el aficionado le admira porque también representa lo mejor de nosotros en este trance. Esto se acaba de comprobar, el domingo de Ramos, en la emoción que estremeció toda la plaza de Las Ventas ante la embestida incansable hasta el final de un animal bravísimo, y ante el afán de todos los hombres vestidos de luces para brillar a su altura. En la plaza muerte y vida, sublimadas por el arte, nos bridan esas flores con perfume de Baudelaire.
*François Zumbiehl, catedrático de letras clásicas y doctor en antropología, ha sido consejero cultural en la embajada de Francia y, más recientemente, director adjunto de la Casa de Velázquez en Madrid. Es actualmente director de cultura en la organización internacional Unión Latina. Ha publicado en España y en Francia varios libros dedicados a la intimidad artística de los toreros, como La voz del toreo (Alianza editorial) o Manolete (Autrement), autobiografía novelada del Califa. Entre sus obras publicadas cabe destacar El discurso de la corrida, publicada también en esta colección.
Cuéllar: ¡Vuelven los encierros!
Emilio de Justo, convaleciente en su casa sigue triunfando / por Pla Ventura
FERIA DE ABRIL DE SEVILLA: LO QUE MAL EMPIEZA, MAL ACABA / por Diego Martínez
Reconoce la corrida de Jandilla antirreglamentariamente. De noche, sin motivo justificado y cuando las condiciones ambientales no son las adecuadas.
Así, aprobó en el reconocimiento una corrida con unos pitones que en otros tiempos con un presidente policía hubieran ido todos al laboratorio para su análisis, pero los tiempos han cambiado y ahora, estos presidentes de desconocido prestigio taurino se inhiben y prefieren acoplarse a esta tunantería andante que acampa en la Fiesta.
Pero no solamente han sido los pitones lo que el usía no pudo ayer noche visionar bien, es que el segundo toro de Morante estaba reparado de la vista. Toda la plaza ha podido ver los gestos que hacía Morante al palco indicándole el defecto del toro.
Tranquilos, que la autoridad administrativa taurina que gobierna en la Junta de Andalucía estará ya pensando en neutralizar a la Sra. Olona y se olvidará de cesar a este presidente.
Aparte de estos “pequeños detalles” decir que los “jandillas” estaban vacíos de contenido. Como es habitual, la suerte de varas una completa vergüenza. Los toros, excepto el anovillado sexto, fueron insulsos y amables cual si fueran “juanpedros”. El segundo de Manzanares, al menos llegó más suelto a la muleta y sus embestidas transmitían emoción. El diestro alicantino sacó su repertorio de muletazos largos, mandones y muy rápidos que despertaron al público del sopor de la tarde. Mató mal, aunque la media bastó y consiguió una oreja barata.
A Morante le gustó el primero de la tarde. Verónicas con empaque y muletazos limpios pero escasos de emoción. Cuando los toros no embisten sino que pasan andando la Fiesta se desvirtúa, pero como el de La Puebla juega en casa sus partidarios pidieron minoritariamente la oreja que el presidente no concedió.
Morante en el cuarto deja que al toro cegato le zumben la badana en el caballo. Le quita las moscas y hasta la próxima.
Urdiales siendo torero de arte y con gran capacidad se anuncia con estos toros birrias y en el pecado lleva la penitencia. La gente no le echa cuenta.
Exposición en Sevilla en honor al maestro Pepe Luis Vázquez. Diego Ramos la embellece con una magnífica obra / por Guillermo Rodríguez
El Ayuntamiento de Sevilla acoge la exposición ‘Una vida de luces’, que recorre la trayectoria profesional y personal del torero Pepe Luis Vázquez con motivo de la conmemoración del centenario de su nacimiento
El Ayuntamiento de Sevilla acoge hasta el próximo 15 de mayo la exposición ‘Una vida de luces’, que recorre la trayectoria personal y como torero de Pepe Luis Vázquez y que se enmarca en la agenda de actos que se están llevando a cabo con motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento del diestro sevillano.
El alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, ha asistido a la inauguración de esta exposición, que también ha contado con la presencia, entre otros del nieto del torero, Pepe Luis Vázquez López, y el comisario de la muestra, Álvaro Acevedo. Durante el acto, el alcalde ha destacado la importancia que tiene que “coincidiendo con el centenario del nacimiento de Pepe Luis Vázquez, el Ayuntamiento acoja una muestra que supone un acercamiento inédito a la figura de este ilustre sevillano a través de documentos históricos, pinturas, carteles o esculturas".
El pasado 21 de diciembre se cumplieron 100 años del nacimiento de este torero sevillano y, por ese motivo, se está llevando a cabo una amplia agenda de actos en la que se enmarca esta exposición, la primera muestra monográfica sobre la figura de Pepe Luis Vázquez.
La exposición cuenta con cuatro áreas temáticas repartidas en sendos espacios diferenciados de la Casa Consistorial. En primer lugar, en el Patio Mayor se realiza un recorrido por su vida profesional desde sus inicios hasta su retirada a partir de imágenes, carteles o toros célebres. Desde sus inicios en el barrio de San Bernardo, su estrecha vinculación con la Plaza de Toros de Sevilla, su relación con la Casa Miura, faenas históricas de su trayectoria, saga familiar o su estilo artístico están presentes en esta parte de la exposición.
En el Patio Menor se puede admirar una muestra pictórica y escultórica con motivo del Centenario y en la que están presentes artistas como como Diego Ramos, César Ramírez, Pérez Indiano, Luis Rizo, Nuria Barrera, Chiqui Díaz, Humberto Parra, Tico de la Rosa, Pepillo Gutiérrez Aragón, José Cerezal, Juan Miguel Martín Mena, Irene Dorado o Loren Palatier.
En la Logia, el protagonismo lo cobra la faceta más personal del torero, con una exposición de recuerdos de su vida, desde cámaras cinematográficas y fotográficas, una colección pictórica personal, pitilleras de personalidades famosas, cartas de Gerardo Diego, carteles originales de sus corridas, álbumes de fotos y otros objetos.
Por último, en la Sala Capitular se expone el molde del monumento que el torero tiene en Sevilla, así como las sayas que se hicieron con trajes donados por el diestro a las Hermandades de San Esteban y San Bernardo y a la Basílica del Pilar de Zaragoza. Además, se muestra un capote de paseo y el último traje de luces que Pepe Luis Vázquez utilizó.
La exposición es de entrada libre y se puede visitar desde hoy hasta el próximo 15 de mayo en horario de 10.00 a 13.30 y de 17.00 a 20.30 de lunes a viernes y los sábados de 10.00 a 13.30.
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SEVILLA. CORRIDA DE VICTORINO PARA EL MANO A MANO FERRERA&PERERRA
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La discrepancia / por Pla Ventura
Hay que discrepar, saber diferenciar a lo que es un toro auténtico con un borrego adulterado que nos lo hacen pasar por toro. Es el caso de lo que pasara en Sevilla el domingo de Resurrección con los bicornes de Juan Pedro que, tenían de todo, menos lo que debe de tener un toro bravo. Como dije, toros sin casta, sin fuerzas, sin ánimos para repetir quince embestidas; vamos, un caos al más alto nivel. Claro que, el pasado domingo, en Alba de Tormes, Justo Hernández lidió una corrida suya a nombre de Garcigrande que tenían toda la santidad habida y por haber en lo que a un toro se refiere. Mucha santidad, es cierto, pero sin el menor atisbo de emoción porque nadie palpó que dichos toros tuvieran peligro alguno. Y con esos bichejos se han empeñado en hacer figura del toreo a Tomás Rufo y seguro que lo logran porque el chaval no tiene malas maneras.
Verán, yo no quiero el toreo pluscuamperfecto que propician esos animalitos porque no trasmiten la más mínima emoción y, sin ese valor añadido que produce la emoción, la fiesta queda parodiada hasta los extremos más inverosímiles. Prefiero mil veces el toro con peligro, con casta, con fiereza antes que con el animalito domesticado en el que, en el transcurso de la faena todo el mundo come pipas y, lo que es peor, no se escucha un solo ole en el devenir de cada muletazo. Esa es la fiesta del aburrimiento, el adocenamiento y, por ende, la del fraude total porque si no existe un toro encastado en la plaza, ¿a qué aspiramos?
Insisto que, el torero tiene que ir a lidiar cuando se enfrenta a un toro bravo, nada de ponerse bonito que, como se demuestra, es la norma general, razón por la que han echado al público de las plazas. Como antes decía, Tomás Rufo lleva cinco corridas de toros desde que se doctoró el año pasado y, en todas ha salido en hombros pero, ¿con qué clase de toros? Con los amaestrados y diseñados para las figuras y, como el taurinismo así lo ha decidido, él ya es figura del toreo. Pura entelequia la de este chico al igual que todos los que participan en la farsa de las figuras.
Si tiramos de memoria nos acordamos de muchas faenas que tanto nos emocionaron el año pasado, muchas son las que podríamos enumerar pero, me quedo con la de Manolo Escribano el pasado año en la corrida de inauguración de la temporada en Las Ventas con un toro de Victorino Martín, un modelo de toro en todos los sentidos que, por supuesto, no se lo puso sencillo al diestro de Gerena que, con sus imperfecciones, llevó a cabo una faena emocionantísima que le valió una oreja de pura ley. Dicho toro, en cada muletazo, nos ponía los pelos de punta porque todos entendíamos y palpábamos que Escribano se estaba jugando la vida. Un toro que, de haberle regalado seis embestidas más, Escribano hubiera cortado las dos orejas con tremenda rotundidad. Como fuere, el diestro estuvo a una altura insospechada y, lo que es mejor, en cada muletazo su hacer calaba en los tendidos. Dicho diestro, al margen de otros importantes éxitos obtenidos, llegó a Sevilla por San Miguel y le cortó las dos orejas a un Miura que, como pudimos ver, de igual modo le pidió el carnet de torero, una acreditación que, llegado el caso, muchos no podrían enseñar. Y, dentro de unos días, para seguir De Justo,“aliviándose”, Escribano matará los seis toros de Miura en La Maestranza. ¿Cabe dicha más grande?
Y, sin ir más lejos, en la corrida del domingo de Ramos en Madrid, fijémonos en el toro que volteó e hirió a Emilio de Justo, un tío con toda la barba; un animal que enardeció a los tendidos y puso a prueba a con la fatalidad de que, tras la estocada, todos sabemos lo que pasó y, para colmo, pese a que él no pudo continuar la lidia, los ejemplares que lidió Álvaro de la Calle ya vimos qué clase de toros eran y, para colmo, algunos, hasta embistieron de lujo, pero siempre bajo el estigma de lo que es un toro de verdad. De igual modo, los dos corridas siguientes que se celebraron en Madrid tras el festejo aludido, los animales lidiados con más o menos bravura, pero todos con el fundamento del toro auténtico. Digamos que, eran toros que pedían toreros. Casi nada he dicho yo. Lo digo porque, la moda, en la actualidad, estriba en que los toreros solo buscan ponerse bellos, hacer la faena soñada, pero sin el elemento toro. ¿Y tal manera quieren emocionar? Desde luego que si tuvieran que ganarse el contrato siguiente por la emoción producida en el contrato anterior, muchos ni se enteraban.
--En la imagen vemos a Thomás Dufau enfrentándose a un toro auténtico y, lo que es mejor, en Madrid.
FERIA DE ABRIL DE SEVILLA: POR EL FORRO DE SUS CAPRICHOS / por Diego Martínez
jueves, 28 de abril de 2022
RECORDANDO A SEBASTIÁN: UNAS INTERESANTES DECLARACIONES DE PALOMO LINARES / por Rafael Dupouy Gómez
Con motivo de cumplirse hoy, 27 de abril de 2022, un nuevo aniversario del natalicio de esa gran figura del toreo que fue Sebastián Palomo Linares, uno de los ídolos de mi infancia, comparto con los amables lectores, una breve, pero interesante entrevista publicada en la revista "Venezuela Taurina" en 1968, siendo Palomo un joven lleno de ilusiones quien tenía el firme deseo de lograr abrirse camino en el maravilloso, apasionante, difícil, competitivo y sacrificado mundo del toro.
El 13 de noviembre de 1966, Palomo Linares, debutó en América en el Nuevo Circo de Caracas (Venezuela), lidiando reses mexicanas de Mimiahuapan, compartiendo cartel con el venezolano César Faraco y el mexicano Manolo Martínez, quien también se presentó por primera vez en dicha plaza.
La entrevista al inolvidable, muy admirado y querido diestro fue realizada por la revista "Mundo Hispánico" y la reproduzco a continuación para el disfrute de los aficionados:
INTERESANTES DECLARACIONES DE PALOMO LINARES
Estamos seguros de que cualquier aficionado bueno y entendido que lea las declaraciones que el torero Sebastián Palomo Linares ha hecho a un reportero de la gran revista "Mundo Hispánico", se emocionará con las sabias y sentidas ideas que buyen en la mente de este joven torero de Linares. Bien sentidas, bien expresadas y con una gran hondura humana casi increíble en un muchacho de tan corta edad. Por ellas nos damos cuenta de que en la vida del hombre, ningún texto como la vida misma que es la experiencia, madre de la Ciencia y de la Historia, para enseñarnos a ver, sentir, comprender y pensar. Transcribamos, sin más prolegómeno, las palabras de Palomo Linares, que valen, por sí solas, más que cuanto nosotros podamos decir de su aleccionador contenido.
Helas aquí en la parte más sustanciosa:
"Yo soy del pueblo en que murió "Manolete" al que no conocí porque entonces yo todavía no había nacido. Debuté en Madrid a los dieciséis años. Empecé en Vista Alegre en una nocturna de la oportunidad. Una vez me tiré de espontáneo porque quería ser famoso y siempre que a mí se me tira un espontáneo, me acuerdo de aquello.
No le tengo miedo a nadie. He toreado con todos y estoy dispuesto a torear con quien me pongan. Nunca he tenido que robar gallinas como "El Cordobés", pero también he pasado lo mío. "El Cordobés" tiene su puesto y yo tengo el mío. No he venido a quitarle el sitio a nadie. Soy joven y traigo mi estilo y no he querido nunca copiar a nadie.
Belmonte. Ese sí que era un torero. Yo he visto películas de Belmonte y puedo decir que lo he visto torear a él. ¿Joselito? Otro grande. El máximo torero de todos los tiempos hubiera sido una mezcla de Joselito y Belmonte. No, yo no soy esa mezcla, ni nadie lo es. ¡Qué torero Belmonte! ¡Qué torero macho!
Mis mejores corridas las he toreado en Venezuela. Buen público aquél. Entendido, exigente y apasionado. En América pasan cosas curiosas. Yo como la mayoría de los toreros suelo desayunarme con un par de huevos fritos. Bueno, pues en el Ecuador me echaron dos toros bravos un día por la mañana nada más despertar, ¿qué te parece? Yo no paro. La temporada de España y enseguida la de América. Y los entrenamientos.
Yo no siento miedo al salir a la plaza, pero sí mucha responsabilidad. Una gran responsabilidad ante el público que ha pagado por verme y con el que hay que cumplir. He empezado la temporada en Tenerife y ya sin parar, hasta el otoño. Y aparte, una película con Marisol. Me entretiene hacer cine, pero hay que volver al toro. Siempre el toro del que no se va nadie, porque de los toros se va uno cuando le echan".
Palabras ecuánimes y ponderadas ahora más que nunca, cuando el pleito de los Galaches con el que "El Cordobés" parece pretender quitarle el sitio a Palomo Linares, viene excitando los ánimos de la afición española en contra de la sucia política que envuelve y enturbia la Fiesta. Palomo se ha ofrecido a torearla mano a mano con el de Palma del Río, pero éste elude el encuentro tal vez porque le agrade ganar las batallas fuera de los ruedos.
(Entrevista publicada en la Revista "Venezuela Taurina" en mayo de 1968).
LAS VENTAS: JUGUETES TAURINOS PARA LOS NIÑOS.
Sevilla. ¿Y ahora qué? / por Pla Ventura
¿No quedamos en que los toreros tienen que ganarse los contratos en el ruedo? Este es el ejemplo de estos dos hombres que, arrebatados de torería, supieron conseguir el éxito en Sevilla entregando su arte a favor de los aficionados que, para fortuna de los diestros, congregaron un gran número de asistentes en dicho marco taurino. ¿Qué pasará por sus cabezas al ver que no les llama ni Dios? Eso debe ser de una crueldad extrema. No, no quiero ni pensarlo.
Oliva Soto y Ángel Jiménez no están en las agendas de los empresarios y, mucho menos entre sus planes inmediatos. Les ha caído mejor Tomás Rufo al que llevan entre algodones matando esos toritos imberbes que ni emocionan ni cautivan a nadie. Por el contrario, los chicos triunfadores de Sevilla tienen mucho mérito porque se enfrentaron a una auténtica corrida de toros en la que, como se presagiaba, el empresario lo que quería era quitárselos de en medio a los seis pero, le salió mal la jugada y, al menos –pese a que casi todos estuvieron muy bien- dos de ellos, Oliva Soto y Ángel Jiménez han salido respondones.
Yo enloquezco ante situaciones como la descrita pero, tonto de mí porque sabedor de cómo funciona el sistema, todavía no entiendo cómo me asombro. Es decir, conozco de sobra el percal, sé todo lo que pasará con estos chicos y otros muchos y, como digo, me sigo estremeciendo ante lo que pueda ser el futuro de dos toreros artistas que lo han demostrado en un marco singular y sin la gente del clavel; digamos que, como eran precios asequibles, a la Maestranza se acercaron los aficionados y se encontraron la sorpresa de dichos triunfadores.
Oliva Soto, por ejemplo, lleva ya casi tres lustros como matador de toros, razón por la que hablamos de un torero experimentado dentro de lo que cabe. Es cierto que, en tantos años ha toreado muchas tardes, no las que él hubiera querido pero si es un hombre respetado y querido, de forma muy concreta en Perú puesto que, en dicho país ha toreado mucho y, lo que es mejor, ha logrado éxitos rotundos. Condiciones las tiene todas, el domingo lo demostró en Sevilla, lo único que falta es que reparen en su persona, en su calidad como torero y le den las oportunidades que merece.
Ángel Jiménez, torero caro donde los haya, tomó la alternativa en Sevilla en el año 2019 a final de temporada pero, llegó la pandemia y prácticamente se trata de un torero inédito que, pese a torear muy poquito, en La Maestranza dictó una soberana lección de torería al más alto nivel. Ya triunfó en Sevilla el día de su doctorado junto a Morante y El Juli. Incluso, como cuentan, de no haber fallado con la espada podríamos estar hablando de un triunfo grande. Al final, todo quedó en una oreja y vuelta al ruedo en su otro enemigo, balance brillante porque sus compañeros no hicieron nada.
Pero ahí han dejado su tarjeta de “visita” y nadie puede decir que son unos desconocidos. No falta quien apunta que, dicho éxito, de haberlo logrado en Madrid la repercusión hubiera sido otra; a nivel de aficionados sí, pero si lo que se trata es que se les contrate la situación sería exactamente la misma por la que ahora estamos pidiendo justicia.
Dos toreros más que piden con gritos desgarradores que se les escuche y atienda puesto que, en Sevilla y con un solo toro dieron la dimensión de todo aquello que llevan dentro. De momento queda esperar; como sabemos, en el toreo, la paciencia es la mayor de las virtudes de cada diestro aunque, como sea demostrado, al final, pasados los años, no sirva para nada pero, como consuelo, fijémonos en Diego Urdiales que, base de paciencia, constancia y voluntad, al final le han permitido mostrar su torería excelsa, de la que es portador desde el primer día que se vistió de luces pero, incrédulos todos, nadie le creía. Menos mal que él si creyó en sí mismo, se revistió de franciscano y, al final ha tenido el premio que se merecía.