la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 31 de julio de 2024

Todos somos vulnerables / por Pla Ventura


'como un mortal más, el pasado ocho de julio me sentí indispuesto, acudí al hospital y, de repente, me diagnosticaron un tumor en el riñón'

Todos somos vulnerables

Pla Ventura 
Toros de Lidia/31 julio, 2024
Las criaturas mortales cuando gozamos del gran tesoro de la salud solo nos ambicionan el dinero y el poder y, cuando perdemos la salud es cuando en realidad somos capaces de valorar aquel tesoro que teníamos que nunca le dimos importancia. No ha sido mi caso que siempre valoré la salud, es más, siempre lo ponderaba por encima de todas mis circunstancias pero, como un mortal más, el pasado ocho de julio me sentí indispuesto, acudí al hospital y, de repente, me diagnosticaron un tumor en el riñón; es cierto que, venía sufriendo cólicos nefríticos, tenía mucho dolor en la zona lumbar, me faltaban las fuerzas, pero nunca sospeché que pudiera sufrir este mal tan horrible.

Pido perdón a todo el mundo, especialmente a mis colaboradores, mis amigos, mis lectores y tanta gente que creyó en mí desde el primer día que apareció en escena nuestra página TOROS DE LIDIA. Ese portal que nació para el auténtico aficionado y que gracias a ellos hemos tenido la dicha de trabajar durante los últimos años para seguir defendiendo aquello en lo que siempre creímos, la verdad.

Hoy, en un tremendo ejercicio de humildad me he atrevido, puesto que mis dolores diarios me lo han permitido en cierta manera, escribir estas letras para todo el mundo; ante todo, para que sepan que sigo vivo, lacerado en mi cuerpo, pero con la ilusión de que me llegue la fecha y hora en que se me ha citado para ser intervenido quirúrgicamente del tumor antes mencionado. 

Según los galenos mi problema tiene solución, cosa muy de agradecer al destino puesto que podía haber ocurrido lo contrario. Confieso a tumba abierta que tengo muchas ganas de que pase este calvario que me tiene en el dique seco y, lo que es peor, roto y sin ilusiones. Estoy narrando y hasta yo mismo me pregunto de dónde he sacado las fuerzas para dicha tarea que, en mi vida normal era una dicha inmensa y, para mi suerte, un placer que me ayudaba a vivir. Por el contrario, solo Dios sabe el esfuerzo que estoy haciendo, pero, más allá de mi dolor, me cabe el respeto hacia todos los que me quieren que, como he podido palpar en mis carnes, han sido innumerables las personas que se han interesado por mi salud.

Muchas gracias a todo el mundo, solo tengo palabras de gratitud hacia todas las personas que un día creyeron en mi proyecto, me entregaron su amistad y, al paso del tiempo se convirtieron en admiradores de alguien que solo ha sabido hacer una cosa, trabajar; y ese trabajo ha logrado calar en el corazón de los demás, el éxito lo tenía servido. No sé cuando podré reaparecer; me queda ser intervenido y, lo peor de todo es que no tengo una fecha concreta pero, le pido a Dios que todo sea lo más breve posible y, al igual que la enfermedad me apartó del mundo, anhelo recuperar la salud para seguir siendo arte y parte de este proyecto que, por encima de todo me sigue ilusionando.

-Ilustra la imagen una foto que nos tomamos con José Luis Barrachina Susarte el pasado mes de enero.

ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO, UN HOMBRE MUY LIMPIO


'En realidad, el PP es la auténtica ultraderecha, dado que no quiere cambiar nada, absolutamente nada del desorden establecido. Es su más firme defensor. El PSOE innova, transforma, y el PP trivializa, asume y consolida. Y no hay más cera que la que arde; todo lo demás es charlatanería política que embauca a los incautos y conformistas'

ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO, UN HOMBRE MUY LIMPIO
El gallego intenta presentarse como adalid de la política para adultos

Pedro Carlos González Cuevas
La Gaceta/28, julio 2024
Hace pocos días tuve oportunidad de volver a ver, por televisión, una película auténticamente magistral, Los puentes de Madison, protagonizada por Clint Eastwood y Meryl Streep. Como es sabido, el filme narra la historia de un amor imposible entre Francesca Johnson, una ama de casa de origen italiano que vive en una aislada granja de Iowa, y Robert Kincaid, un dinámico fotógrafo del National Geographic. La historia se sitúa a la altura de 1965. Francesca no es una persona vulgar; tiene aspiraciones e inquietudes culturales, pero las ha abandonado tras casarse y dedicarse a formar una familia. Vive en un entorno mediocre, vulgar, anodino, asfixiante, con un convencional granjero norteamericano, con quien se casó tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Francesca es víctima de su entorno; está enferma de tedio, de spleen baudelairiano, de aburrimiento. Y se siente fascinada por la brillantez y el dinamismo de Kincaid. Acaban enamorándose. En un principio, intiman; y el fotógrafo le pregunta por su marido. La respuesta de la melancólica Francesca no puede ser más significativa: “Es un hombre muy limpio”. Al parecer, no podía decir nada mejor. Quizá porque el pobre granjero norteamericano no daba para más. Cuando escuché de nuevo la respuesta de Francesca, espontáneamente, casi por ensalmo, se me presentó la poco agraciada faz de Alberto Núñez Feijóo, como sosias del anodino granjero. Y creo que no por casualidad.

Porque ¿quién es Alberto Núñez Feijóo?. En realidad, sabemos poco de su trayectoria vital. Tan sólo tenemos sobre su figura una hagiografía de encargo debida a la pluma del periodista Fran Balado, El viaje de Feijóo, en cuyas páginas hay más silencio que información, y una semblanza de Xose Luis Barreiro, mucho menos interesante que la hagiografía, que presenta a Adolfo Suárez como ejemplo a seguir por parte del prócer galaico. El hagiógrafo Fran Balado nos lo describe como un niño “guiadiño”, es decir, obediente y responsable, nacido en una recoleta aldea orensana Os Peares, alumno de los maristas, licenciado en Derecho, mano derecha de Romay Beccaría, en la Xunta. Sin embargo, tardó en afilarse al Partido Popular; y en su juventud votó a Felipe González y se considera admirador del difunto Alfredo Pérez Rubalcaba. Dice que lo volvería a hacer, lo de votar a González, añado.  Pasa por ser un buen gestor en Insalud y Correos, capaz de llevarse bien con los sindicatos hegemónicos, UGT y CCOO. Dentro del Partido Popular gallego, pertenece al grupo de los “birretes” frente a los “boinas”, es decir, universitarios frente a paletos. Feijóo es una especie de conservador burocrático que se autodefine como “galleguista”. Tras conseguir la dirección del partido, ha conseguido en cuatro ocasiones la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas; lo cual no ha suscitado sospecha ni crítica alguna en la prensa conservadora. Por lo visto, a diferencia de Andalucía, esto nada tiene que ver con redes clientelares y subvenciones y control de medios de comunicación. Algún día nos enteraremos, aunque será tarde. En España, todo se hace tarde y, por lo general, mal, muy mal. 

Y es que una hegemonía tan prolongada en el tiempo del Partido Popular en Galicia resulta cuando menos sospechosa, por no decir algo peor. En ese sentido, resultó muy difundida la foto del hoy líder popular con el conocido narcotraficante Marcial Dorado.  

En cualquier caso, pese a su última victoria por mayoría absoluta en Galicia, no hay duda de que el PP ha instaurado las bases políticas, sociales e ideológicas para una próxima hegemonía del nacionalismo galaico y de la izquierda.

Por otra parte, Feijóo dista mucho de ser un líder carismático. No es un hombre físicamente atractivo. Es una persona de aspecto corvino, cuya faz siempre me hace recordar el célebre poema de Edgar Allan Poe, The Raven, en el que aparece “un pájaro azabache, con sus aires fatuos, graves”, “huraño y mustio”, “la funesta ave ancestral”, “exangüe, enjuta, agónica”, que siempre pronuncia la misma palabra: “Nunca más”

Igualmente, Feijóo podía ser un personaje de las novelas de Italo Calvino, aunque sin su grandeza y la equivocidad. En ocasiones, parece, como el vizconde Medardo de Torralba, demediado; en otras, como el barón Cósimo de Píovasco, rampante, anda por los árboles y las ramas; y finalmente, como el caballero Agilulfo, inexistente. 

Un personaje ambiguo, ambivalente, inseguro, equívoco, nada de fiar; pero, eso sí, muy limpio, es decir, inodoro, incoloro, insípido y anodino.

Feijóo tampoco es un orador fácil; le falta elegancia expresiva e incluso vocaliza con una cierta dificultad fonética; su empleo del idioma español resulta penoso; y es que Feijóo habla y piensa en gallego, o más bien en castrapo. Se trata de un político periférico, particularista, sin una visión global de la nación española. En el fondo, su visión no es, en la práctica, autonomista, ni tan siquiera federalista; es confederal. De ahí la propia organización del Partido Popular a nivel español, convertido en un conjunto de “taifas”. Su europeísmo es fundamentalista y acrítico. Sus preocupaciones culturales nos son desconocidas. Y nada sustancial ha dicho sobre la Ley de Memoria Democrática. En realidad, el silencio es su seña de identidad.  Coherentemente, sus turiferarios han centrado la construcción de su imagen, a falta de otros elementos, en su faceta de “gestor” eficaz, que todo lo centra en el factor económico. Como Rajoy. Ignoro, y no me importa lo más mínimo, si Feijóo tiene convicciones religiosas, pero, en cualquier caso, habría que recordarle la célebre frase de Jesucristo ante el diablo tentador, en pleno desierto: “No sólo de pan vive el hombre” (San Mateo, 4, 3-4). España no es una fábrica. Y si algo necesita España, aparte desde luego de una buena gestión de carácter social y económico, es de una profunda reforma intelectual y moral, como la que propugnaba Ernest Renan, tras los desastres de Sedán y de la Comuna de París en la Francia posnapoleónica.

Y es que Feijóo, que se parece muy poco al ilustrado y activo benedictino dieciochesco de su mismo apellido, es incapaz de interpretar lo que Wilhelm Dilthey denominaba el  “espíritu del tiempo”. Parece vivir no ya en los tiempos de Rajoy, sino en los de Aznar y en los del “fin de la historia” diagnosticado por el inefable Francis Fukuyama. En realidad, ocurrió todo lo contrario. Todos sabemos que ese tiempo pesadillesco pasó a mejor vida.  El 11 de septiembre de 2001 supuso, en ese sentido, un cambio cualitativo. Como señaló el politólogo Robert Kagan, se produjo un auténtico desquite de la Historia. El mundo no se había transformado en el sentido señalado por Fukuyama. En todas partes, el Estado-nación seguía siendo tan fuerte como antes, al igual que las ambiciones nacionalistas, las pasiones y las competencias entre naciones. Estado Unidos quedó, sin duda, como la potencia hegemónica; pero emergían de nuevo Rusia y China; escalaban posiciones Japón, India e Irán. La exportación del modelo liberal fracasaba plenamente en Oriente Medio. El viejo antagonismo entre liberalismo y autocracia resurgía nuevamente. Y se revivía la disputa aún más antigua entre islamistas y las potencias modernas y laicas. La conclusión era obvia: “Hemos entrado en una era de divergencia”. Lo estamos viendo en la guerra entre Rusia y Ucrania, que esconde el antagonismo entre Estados Unidos, China y el conjunto de las nuevas potencias emergentes. La democracia liberal padece una profunda crisis, producto de los ataques globalistas al modelo de Estado-nación, la decadencia de las clases medias, a causa de las sucesivas crisis financieras, y la digitalización de las sociedades desarrolladas, que conduce a la “infocracia” (Byung CHul Han), los problemas medioambientales y la integración de las minorías la democracia liberal ha dejado de convertirse en el modelo por antonomasia de régimen político legítimo. Y no solo en Oriente Medio, África o Asia, incluso en Europa y América han surgido como alternativa las denominadas “democracias iliberales”, cuyas características fundamentales son el culto al poder fuerte, el populismo, la exaltación nacional y religiosa y una acentuación del control de las autoridades políticas en la sociedad.  Autores como Andrea Ricardi vislumbran en países como Hungría o Polonia un nuevo auge del “nacional-catolicismo”; y lo mismo ocurre en la islámica Turquía o en la Rusia ortodoxa. Por el contrario, el modelo democristiano ha entrado en una irreversible decadencia. Y ha surgido como respuesta al cuestionamiento del Estado-nación, el proceso de globalización económico-financiero y la decadencia de las clases medias, lo que he denominado “derecha Identitaria”, que no cuestiona los fundamentos de la democracia, pero que defiende la vigencia del Estado-nación, apela a política económicas proteccionistas y aboga por la conservación de la identidad tradicional de sus respectivas sociedades. Todo ello pone en cuestión el desarrollo del proyecto globalista de una Europa federal, que hoy padece una profunda crisis social, económica y de legitimidad.

En España, la situación comenzó a cambiar, sobre todo a partir de la crisis financiera de 2008, que puso en cuestión o sólo el modelo económico, sino el bipartidismo dominante durante treinta años. La aparición de Podemos, como representación de la izquierda radical, fue igualmente una clara manifestación de los cambios experimentados en el campo político español. El PSOE dejaba de ser el único representante de la izquierda en la sociedad española, ante los nuevos retos. Tampoco la cuestión de la forma de gobierno escapó al nuevo giro de los tiempos. En junio de 2014, Juan Carlos I, cuya figura hasta entonces parecía poco menos que intocable, se vio obligado a abdicar en su hijo Felipe VI. La institución y la propia figura del monarca no pudieron soportar la erosión de las críticas de que fueron objeto, a causa de su escandalosa vida privada y la corrupción económica que había caracterizado a no pocos miembros de la familia real. Se asistía al final del denominado tabú real. 

Más grave aún resultaba el evidente fracaso del modelo de descentralización política vigente desde 1978 sobre todo con la insurrección del nacionalismo catalán en septiembre de 2017.  Resulta obvio que el Estado de las autonomías ha favorecido las tendencias centrífugas; y que, además, implica unos costes económicos excesivos, que lo hacen, a medio plazo, inviable. Por otra parte, el sistema político actual ha sido incapaz de crear una simbología integradora como expresión de la unidad nacional

En relación al modelo económico no sólo la crisis del euro y de la Unión Europea, que fomentó un creciente euroescepticismo, cuya culminación fue el Brexit, sino del Estado benefactor salió dañado a la hora de garantizar el nivel de empleo y de evitar las disfunciones más dolorosas debidas al paro, la enfermedad, la invalidez o la vejez. Al mismo tiempo, España era igualmente uno de los países europeos que más se había desindustrializado, desde finales de los años setenta, pasando de un 39% del PIB en 1975 a un 19% en la actualidad. Junto a ello, el denominado “invierno demográfico” español, que pone en cuestión, entre otras cosas, la continuidad social, cultural y los fundamentos del Estado benefactor.  La epidemia del covid-19 ha puesto aún más de relieve nuestras carencias.  En este contexto social, político y cultural, surgió un nuevo partido, VOX, como representación de la modalidad española de la derecha identitaria europea. El Partido Popular tenía ya, por fortuna, un competidor por su derecha. Ya era hora.

Durante varios años, intelectuales y numerosos foros de debate han denunciado, desde la derecha y desde la izquierda, la crisis política y social que experimenta la sociedad española sin que se tomen, por parte de las elites políticas, medida alguna de reforma y regeneración. Se ha insistido, sobre todo, en la degeneración del Estado de las autonomías. Ahí están los nombres de Francisco Sosa Wagner, Andrés de Blas, Ignacio Sotelo, Fernando Savater, Dalmacio Negro Pavón, Gustavo Bueno, organizaciones como el Foro de la Sociedad Civil, el Instituto de Estudios de la Democracia, Neos, Valores y Sociedad, etc, Sin embargo, Feijóo y la nueva dirección del Partido Popular han hecho oídos sordos a cualquier iniciativa de carácter reformista o simplemente regeneradora.

Y aquí entramos en la profundidad del error Feijóo. Sin duda, el líder popular puede ganar las próximas elecciones, incluso, como Mariano Rajoy en 2011, por mayoría absoluta. Sin embargo, el problema no es únicamente ganar o perder unas elecciones. Ese es, en el fondo, un problema menor. Puede haber victorias pírricas, es decir, que, con el tiempo, se convierten en absolutas derrotas; y aparentes derrotas que se convierten en victorias. Es lo que ocurrió con Rajoy. Gane o pierda, el político gallego puede ser un error. En este caso, error y efecto pueden ir juntos y ser paralelos.  Y aquí no podemos por menor que recordar el célebre artículo de José Ortega y Gasset, “El error Berenguer”, publicado en El Sol el 15 de noviembre de 1930. Como es sabido, para el filósofo madrileño la elección y la ejecutoria del general Dámaso Berenguer como sucesor de Miguel Primo de Rivera fue un error, porque había incurrido en la “ficción política de que aquí no ha pasado nada”. O sea, intentar que el conjunto de los españoles se olvidaran de la crisis endémica del sistema de la Restauración y de los siete años de dictadura primorriverista. Berenguer pretendía retornar a los usos y costumbres de la Restauración como si tal cosa, como si nada hubiera pasado anteriormente. Según se deduce de sus gestos y declaraciones, el opaco Feijóo sigue por esa linde, sin ser consciente de sus límites. En ese sentido, el error Feijóo y de Feijóo lo es por partida doble. Parece operar como si viviésemos en otro siglo. El y su partido parecen incapaces, repito, de captar e interpretar el nuevo “espíritu del tiempo”, en el mundo y en España.

Por ello, resulta especialmente repugnante la actitud de Feijóo ante los nacionalismos periféricos. El líder popular no ha dudado en señalar que le resulta más fácil hablar con el PNV que con VOX, ya que éste cree en las autonomías como el Partido Popular, y VOX, no. Bastaría con esta declaración para que el Partido Popular desapareciera del campo político; pero mucho me temo que le seguirán votando, algunos por convicción y otros, como diría Etienne de La Boétie, por servidumbre voluntaria. En cualquier caso, la opinión de Feijóo sobre el PNV es superlativamente grave, gravísima. El líder popular calla, u olvida, que el PNV no votó la Constitución de 1978; que utiliza la autonomía como plataforma para el privilegio primero, y luego, cuando pueda, para la independencia; que es profundamente antiespañol y; que gracias a su apoyo se encuentra hoy Pedro Sánchez en el gobierno. Y algo históricamente mucho más grave; su actitud ante la crisis provocada por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, el pacto de Estella y el Plan Ibarreche. ¿Es de fiar el PNV? No parece. Sin embargo, Feijóo parece dejar de lado el tema. Y luego se quejan de que nadie recuerde ya el asesinato de Miguel Ángel Blanco, ¿Quién es el culpable? El Partido Popular, que olvida a sus mártires por intereses políticos.  El gallego, eso dicen, se llevaba muy bien con Iñigo Urkullu y fue a entrevistarse con el impresentable Andoni Ortuzar, ese antiespañol visceral, quien dijo que “algo habría que hacer con VOX

No menos inquietantes han sido las visitas de Feijóo a Cataluña, rindiendo pleitesía a la burguesía antiespañola en el Círculo de Economía y a La Vanguardia, órgano del secesionismo catalán.  En ese sentido, señaló que el Partido Popular debía ocupar el espacio de Convergencia Democrática de Cataluña. Hizo referencia, además, a un inexistente catalanismo constitucionalista y a un mirífico “bilingüismo cordial”. Feijóo se negó a asistir a  una manifestación en defensa del español en Cataluña. Y no votó en el Parlamento una moción de VOX en el mismo sentido.

En contraste, su actitud hacia VOX no puede ser más desdeñosa. Si para Pablo Casado el partido verde se convirtió en una pesadilla, la táctica de Feijóo es, primero, desdeñarlo, ignorando su existencia; luego, si procede, aislarlo, mediante una especie de cordón sanitario mediático y político; y posteriormente acabar con su existencia. Al gallego nunca le gustaron los pactos con VOX en las comunidades autónomas, Salvo en Murcia y Extremadura, fueron los líderes regionales los que se impusieron.  En el fondo, ese es uno de sus grandes proyectos, no acabar con los nacionalistas, sino con VOX.  Feijóo nunca ha ocultado su abierta enemistad hacia VOX. Se vanagloria de que el partido verde no logre representación en su feudal Galicia. Mao Tse Tung distinguió, en algunas de sus obras filosóficas, entre contradicciones primarias y contradicciones secundarias. A primera vista, un observador superficial podría pensar que la contradicción entre PP y VOX debería ser secundaria; pero no es así. Desde la perspectiva de Feijóo y su troupe, representa la contradicción primaria, esencial, principal. Como diría Carl Schmitt, VOX, para el PP, es hostis, no inimicus. Y el PP no descansará hasta lograr su desaparición del espacio político. Quien no lo vea así, está ciego, o es tonto. Sin duda, la elite de VOX lo sabe; y, como veremos, ha obrado en consecuencia.

El gallego intenta presentarse, como su antecesor Rajoy, como adalid de la política para adultos, presentando a Abascal y los suyos como unos adolescentes diletantes, ayunos de capacidad de gestión. Es el típico razonamiento del mandarín. Lo utilizaron Fraga y los suyos contra el PSOE del joven Felipe González en 1982. El periodista Jaime Campmany solía referirse a los socialistas como “esos chicos”. Sin embargo, aquellos jóvenes disfrutaron y abusaron del poder durante catorce años; y Fraga hubo de conformarse con la presidencia de su comunidad autónoma natal. Y es que el recurso a la mera gestión dista de ser convincente, porque depende de muchas variables a nivel nacional e internacional. Aznar pudo llevar a cabo una aceptable gestión económica por la bonanza de la coyuntura internacional, y la previa labor de Pedro Solbes.  Además, no puede existir una gestión económica y social eficaz sin una racionalización y reforma del Estado de las autonomías, sin un planteamiento serio de la educación y sus contenidos, sin una política natalista que responda a los problemas del invierno demográfico español, sin una reforma de la ley electoral y sin una alternativa convincente a la partitocracia dominante en la vida política española. En definitiva, sin una profunda reforma intelectual y moral de la sociedad española. Nada de eso ha sido planteado  por Alberto Núñez Feijóo.

Y esto no es una especulación. Hemos podido verlo en el desarrollo de la campaña electoral de julio del año pasado. VOX fue el objeto prioritario de las diatribas del PP. La fiel Concepción Gamarra —alias “Cuca”— reiteró, viniera o no a cuento, que su partido se encontraba más cerca del PSOE que de VOX. Feijóo enfatizó su proximidad al PNV e incluso a Junts. Frente a Pedro Sánchez, ejerció de vizconde demediado. En los mítines, defendió la necesidad de acabar con “el sanchismo”. Pero, en otros ámbitos, se mostró partidario de pactos con el PSOE, y de una política de “centro-izquierda”. Manifestó su deseo de no pactar con VOX, llegando a hacer una llamada al electorado socialista y de Podemos para que le votaran, conseguir la mayoría absoluta y no depender del partido verde. Por si hubiera alguna duda, señaló que los intelectuales de VOX le daban miedo.

A lo largo de la campaña Feijóo quedó en ridículo él solo, sin la complicidad de nadie. Al serle preguntado por su relación con Marcial Dorado, llegó a decir que cuando le conoció no era narcotraficante, sino contrabandista. Debía considerar normal la relación con un delincuente. La periodista Silvia Intxaurrondo lo destrozó, acusándolo, con conocimiento de causa, de mentir en lo relativo a la subida de pensiones durante el mandato de su partido. Creyó haber triunfado en su debate con Pedro Sánchez, a quien le ofreció pactos, con lo cual negaba la posibilidad de acabar con el “sanchismo”. Suspendió la campaña electoral durante algunos días alegando lumbalgias. Se negó a participar en un debate a cuatro, junto a Santiago Abascal, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, porque, según él, se trataba de un “debate de perdedores”

Para mayor seguridad, recurrió a los servicios del sociólogo banal y venal Narciso Michavila, con el objetivo de manipular encuestas y crear una opinión favorable al PP. Por el “voto útil” hacia la mayoría absoluta, tal fue su lema. Apoyado por la caterva de cagatintas orgánicos del PP, en primera línea el charlatán Federico Jiménez Losantos, convertido en padre-confesor de centristas y sorayos, confió en llegar a la mayoría absoluta. Finalmente, el PP no consiguió mayoría suficiente para gobernar, con gran disgusto del muy limpio Feijóo. Claro que sus folicularios y cagatintas hicieron recaer el peso de su fracaso en VOX. Y es que asustaba al electorado “centrista”, que gente más meliflua. Nada de la catastrófica puesta en escena del líder popular. Desde entonces, la estrategia de Feijóo y su partido ha sido la de marginar a VOX de las instituciones y, llegado el momento, acabar con los gobiernos de coalición PP/VOX.  Y enmascarar conscientemente su política de pactos con el PSOE. Y esto no es algo novedoso ni heterodoxo en la trayectoria política del PP; todo lo contrario. Movilizó a sus bases contra la ley de amnistía con el objetivo de desviar y reducir a la nada la rebeldía contra el gobierno socialista. Mientras convocaba manifestaciones, González Pons y Bolaños pactaban repartirse la justicia. Fue lo que hizo Rajoy en su lucha contra Rodríguez Zapatero, sobre todo en el tema de los pactos con la ETA. Yo mismo recuerdo haber asistido a once manifestaciones, unas bajo la lluvia, otras a pleno sol, en invierno, primavera, verano y otoño. Y, ¿para qué sirvió? Sin duda, para que el PP retornara al gobierno y no tocara lo más mínimo la legislación socialista. Ni un punto ni una coma. 

Hace tiempo que estoy vacunado contra las “romerías” del PP, que sólo sirven para desmovilizar al conjunto de las derechas. Y lo mismo ha hecho Feijóo, porque ya llega el tiempo de desmovilizar a sus bases. Pese a tener mayoría absoluta en el Senado, el PP apenas hizo acto de presencia; bien es verdad, que hace tiempo que sabemos que la cámara alta no sirve para nada. El PP ya ha aceptado, de facto, la ley de amnistía. Y no tardará mucho en intentar pactar con Puigdemont. Ya sólo quedaba acabar con los gobiernos de coalición en algunas autonomías; y lo ha conseguido. No solo ha pactado con el PSOE —con el supuestamente odiado “sanchismo”, que se aproxima, según ellos y sus cagatintas mediáticos, a una dictadura totalitaria— la justicia, sino la política de emigración, nada menos. Hacía poco tiempo que uno de los dirigentes del PP, Miguel Tellado, propugnaba la intervención de la Armada frente a la avalancha migratoria, ahora se recurre, para acabar con los gobiernos de coalición, al humanitarismo abstracto. Aquí vale todo. Núñez Feijóo, aparte de ser un hombre muy limpio, es un político demediado.

Tras la ruptura con VOX, la táctica del PP es la de siempre, la que utilizó con Ciudadanos. Una táctica parasitaria. Primero, intentar cooptar a los disidentes de VOX, para quien, según Núñez Feijóo las puertas están abiertas. Segundo, la ofensiva de los cagatintas, folicularios y líderes mediáticos afines a sus posturas. Ya mismo escucharemos las letanías de toda esta caterva, empezando por los bustos parlantes de la COPE y del 13 rue del PP, y acabando con el inefable y rastrero Jiménez Losantos, que ya no coordina. Sus últimos artículos demuestran que chochea; es el Joe Biden del periodismo español.

Y termino. No me cabe la menor duda de que, en este momento, la mayor parte del pueblo de derechas apostará, como Francesca en el triste final de Los puentes de Madison, por la inercia representada por el “hombre muy limpio”. Es inevitable. El PP tiene la ventaja de formar parte desde hace más de cuarenta años del statu quo. 

En realidad, el PP es la auténtica ultraderecha, dado que no quiere cambiar nada, absolutamente nada del desorden establecido. Es su más firme defensor. El PSOE innova, transforma, y el PP trivializa, asume y consolida. Y no hay más cera que la que arde; todo lo demás es charlatanería política que embauca a los incautos y conformistas. Sin embargo, hay un sector, más o menos numeroso, que se resiste a pasar por las horcas caudinas. De él formo parte. Repudiamos el centrismo, a los muy limpios, a los moderaditos. Somos intransigentes, intratables, inasimilables. Lo somos no solo por patriotismo o por cálculo político, sino por imperativo vital. Por la necesidad de transcender y transgredir toda la cochambre política que nos atenaza y asfixia.

Paco Camino: siete toros para la historia / por Alvaro Rodríguez del Moral

 
'El gran maestro de Camas se encerró en solitario en la recordada Beneficencia madrileña de 1970 escribiendo una antología de su propia tauromaquia que marcó el fin de una época'

Paco Camino: siete toros para la historia

En la muerte de Paco Camino, con su cuerpo viajando desde los predios cacereños que escogió en vida hasta su Camas natal, es obligado recordar una tarde que marcó la antología de toda su obra. Fue en 1970, con diez años de alternativa. Ya era una figura absolutamente consagrada cuando afrontó el reto de encerrarse en solitario con seis toros de distintas ganaderías en la tradicional corrida de Beneficencia madrileña. El festejo mantenía aún su sólido prestigio, independiente del futuro poder fagocitador de la hipertrofiada feria de San Isidro, y era –efectivamente- un evento que mantenía la vocación benéfica ligada al antiguo Hospital Provincial, hoy Gregorio Marañón. No hay que olvidar que ese carácter asistencial fue el que alentó la construcción de los sucesivos cosos madrileños: desde la vieja plaza de la Puerta de Alcalá, pasando por el castizo anillo de la carretera de Aragón hasta llegar a la Monumental de las Ventas, escenario de la gesta del camero el 4 de junio de 1970. La Beneficencia era, ya no lo es, la corrida más lujosa de la temporada.

Aquel año confluían, además, otras constantes. Los números redondos servían para cerrar una década y abrir otra que, haciendo mil veces buena la sentencia de Ortega y Gasset, trazarían caminos paralelos en lo taurino, lo social y lo político. Los 60 habían sido los años de la apertura al turismo, de la siembra de la incipiente clase media, del Spain is different acuñado por Manuel Fraga… Fueron, también, los años de la añorada Edad de Platino del toreo en la que se desbordaron los ases de la baraja. El propio Camino, Diego Puerta y Santiago Martín El Viti conformaron el cartel más repetido sin olvidar el magisterio de Antonio Ordóñez, la ruptura escénica –que ocultaba un toreo de enorme pureza- de Manuel Benítez El Cordobés y el largo listado de segundos actores de contrastada y variadísima personalidad.
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Cambio de época

De alguna manera, la llegada de los 70 se llevaría por delante todos esos años de inocencia. El enrarecimiento del clima político espoleado por la decadencia física del Caudillo sería paralelo al aterrizaje y la dudosa apoteosis de una baraja de críticos presuntamente rigoristas que acabaron envenenando a los públicos desde el imperio de la demagogia. Invocando la integridad sólo sirvieron para causar un daño irreparable. El gran laboratorio de pruebas, precisamente, iba a ser la plaza de toros de Madrid que pasaría de su tradicional rigor a la más absoluta intransigencia en unos años que también contemplan la llegada de otro factor fundamental: el llamado toro del guarismo –que se hierra en 1969 y se empieza a lidiar en 1973- que marcaría el cambio definitivo de generación y hasta de época.

Es importante ubicar el gesto de Camino en esas coordenadas. Se iba un tiempo; llegaba otro y con él otros nombres, otras historias. Pero los colosos se resistían a bajar de su olimpo. Es interesante conocer y bucear en las circunstancias que abrigaron el empeño del maestro camero. Camino anhelaba la idea de encerrarse con seis toros y el gesto se había ido retrasando entre unas cosas y otras en campañas anteriores. Pero habría distintos factores y circunstancias de política y estrategia taurina que acabarían precipitando el empeño.

Hay que atender a la particular política y estrategia taurina del momento. Todo se acabaría espoleando después de que Paco se quedara fuera de la feria de San Isidro –tampoco llegó a entenderse con Canorea en la Feria de Abril- de aquel lejano 1970 en el que se llegó a rumorear que Manuel Benítez El Cordobés pedía ocho millones de pesetas de la época por tres corridas en la isidrada. Quién sabe a estas alturas… Lo que sí es verdad es que el Ciclón de Palma del Río toreó dos y cortó ocho orejas… Fue un notable San Isidro que, de alguna manera, sirvió de canto del cisne de un tiempo agotado mientras los maestros consagrados comenzaban a mezclarse con la nueva generación. Triunfó El Viti; tampoco le fueron a la zaga Diego Puerta, Gregorio Sánchez… También fue un año pródigo en confirmaciones de alternativa que delataban la llegada de esa savia nueva: Dámaso, Ruiz Miguel, José Luis Parada, Palomo Linares, Rafael Torres… La anécdota de la feria también sirve para constatar la creciente influencia de esa nueva crítica que estaba abonando el sector más intransigente de la plaza: A José Fuentes le afearon una tarde el empleo del pico de la muleta y el diestro de Linares, harto de las protestas, lo acabó cortando con una navaja…

Pero aquel interesante 70 acabaría pasando a la historia rotulado con el nombre de Camino, que se ofreció a torear la corrida de Beneficencia gratis, planteando un elenco ganadero de seis toros de distintas ganaderías que representaran los más aristocráticos encastes del toro bravo. Las recordadas taquillas de la madrileña calle Victoria y los puestos de reventa autorizada tardaron lo justo en vender todo el papel disponible.

Ocho orejas y a hombros

La expectación estaba servida. Aquel 4 de junio, vestido con un inusual tero carmesí y oro de la madrileña sastrería de Fermín, el ya veterano maestro cruzó el inmenso anillo de Las Ventas en medio de una tremenda ovación con las cámaras de Televisión Española –en eso también corrían otros tiempos bien distintos- emitiendo en directo. El mismísimo Franco asistía al festejo sentado en el palco de honor y la plaza aparecía engalanada con las clásicas guirnaldas, gallardetes y los inconfundibles reposteros bordados de la extinta Diputación Provincia.


¿Qué pasó después? Paco estoqueó sendas reses de Urquijo, Buendía, Miura y Arranz. De Juan Pedro Domecq acabaría despachando dos al tener que ser sustituido el titular de Pablo Romero. Cortó las dos orejas al segundo, cuarto y sexto; ya se había llevado una oreja del primero; en el tercero oyó una ovación y recibió aplausos en el quinto. Pero a esas siete orejas les sumó la del sobrero de Felipe Bartolomé –también de su predilecto encaste de Santacoloma- redondeando aquella tarde histórica que culminó con el torero a hombros camino de la calle de Alcalá. Las siete cabezas de los toros lidiados y el traje de la hazaña forman hoy parte de los fondos del Museo Taurino de la propia plaza de Las Ventas, donados por el propio matador.
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Antonio Díaz-Cañabate, el célebre cronista costumbrista, señaló en su crónica que “lo más sobresaliente de la corrida fue que Paco Camino toreó a cada uno de los siete toros con arreglo a su condición”. Efectivamente, la variedad ganadera asumida por el llamado ‘Niño Sabio’ de Camas exigía un plus de maestría y versatilidad. José Antonio Medrano, en el libro Las Ventas, 50 años de corridas habla de “la más completa lección de toreo que pueda soñarse”. El mismo autor señala en esa obra coral que “no hubo ninguna faena completa, redonda, ideal, porque ningún toro se prestó, ni de lejos, a ella, pero, sí, un desbordamiento de detalles sorprendente, único, antológico…fue el triunfo del clasicismo, del plateresco, del barroco y del romanticismo, a través de la obra bien hecha de un torero cabal, de un torero de época…”. Los siete toros de la Beneficencia de 1970 están en la historia del toreo desde hace más de medio siglo. Los mató Paco Camino, un torero de época, que aún sería capaz de alumbrar varias faenas antológicas que engrandecieron su aura de maestro fundamental y con ella, la propia cultura de este país que seguimos llamando España.

Alvaro Rodríguez del Moral
El Diario de Sevilla

martes, 30 de julio de 2024

A CAMINO / por Manuel Herrero Presa


'Has, hemos tenido la suerte de nacer y vivir en la época gloriosa de todo. Tú como estrella mundial de la "pelicula", sin aureola roneante, siendo el mismo de siempre, y yo como un feliz y "suertudo" figurante de esa grandiosa Corrida de la vida'

A CAMINO

Siempre que te llamaba por teléfono, yo comenzaba... :

!Francisco Camino Sánchez! y tú, con ese acento "camperosevillanotaurino" me contestabas... ¿!Por dónde andas!?... (remarcabas siempre la primera a).

Y así muchos años. Muchas llamadas. Siempre igual.

Sin darme cuenta, ahora que lo pienso, se convirtió casi como un rito telefónico nuestro inicio de diálogo.

Eso mismo me dijiste hace 5 o 6 días que te llamé, !¿Por donde ándas?!...

Fue la última conversación que mantuvimos y en la que después de eso me dijiste del tirón: "Estoy en el hospital".

Yo había notado al principio que tenías la voz un poco más apagada pero nunca pensé que era debido a tu ingreso.

En todas las llamadas casi siempre acabábamos hablando de tu gran amigo, compadre y compañero Julio Aparicio padre (y eso que tú hablabas con él todas las mañanas). Sé que os queríais mucho como amigos y como compañeros, aunque lo disimulábais muy bien de cara al "Tendío". No parábamos de contar simpáticas anécdotas de vuestra-nuestra convivencia de toda una vida.

De torero, qué te voy a decir que tú y el mundo no sepáis. Solo diré que has sido, eres y serás "Figurón Máximo del Toreo". Torero para la historia.

Y cómo decía Alejandro Vega: In secula seculorum.

Has, hemos tenido la suerte de nacer y vivir en la época gloriosa de todo. Tú como estrella mundial de la "pelicula", sin aureola roneante, siendo el mismo de siempre, y yo como un feliz y "suertudo" figurante de esa grandiosa Corrida de la vida.

Era la época del "arte compartido", de la amistad llevada a los mismos niveles de "aureolas".

Además, voy a rematar con una media y un regate que sé que te gustará... Eras BÉTICO.


La foto, es del año 1971. Fue en Caripen de Lola y Antonio donde celebramos el bautizo de tu hijo Francisco en la que estamos Cordobita, Antoñete, Aparicio, tú y yo. !Echa más arroz!.

La otra imagen es de hace siete años en tu finca a la que fui junto a mí señora para entregarte esta semblanza sobre la marcha que hice de tí, como hago de tantos amigos a los que quiero, y que colgaste en las paredes de la bodega de tu finca.

!Qué suerte tengo!

Ahí, en la foto, ando con una extraña gorra que cubría un peinado de "opereta".

Manuel Herrero Presa
Desde mi móvil
Sobre la marcha

SEMBLANZA A PACO CAMINO

Mamó arte, en madre, desde criatura
Toreo del grande, Torero de altura
Lances, cintura, muñecas, guapura
Pureza, trincheras, natural, hermosura
Chicuelinas de historia, su ejemplo perdura
Su espada con "vida", fue muerte segura
De niño fue sabio, con son... de obertura
Francisco, de Camas. Camino... de hondura

Manuel Herrero Presa

Paco Camino, un torero inconmensurable y un hombre inmenso / por Rafael Comino Delgado


'un hombre del que valía la pena estar a su lado, hablar con él, porque, como decíamos, era un genio, un sabio, y con frecuencia decía frases,  reflexiones para enmarcar, y guardar para toda la vida. Yo lo sé, y puedo decir que era la bondad en persona'

Paco Camino, un torero inconmensurable
 y un hombre inmenso

Rafael Comino Delgado
Se nos ha ido, con solo 83 años -cumplía los 84, el 14 de diciembre de 2024- un sabio, un genio, nacido en Camas, y yo tuve la suerte de seguirle desde que con 14 años, toreó en Cumbres Mayores (Huelva), pues solo nos llevabamos dos años escasos, y después verle muchísimas veces. Pero, lo que es más importante, he tenido el gran honor de contar con su amistad y la de su esposa, Dª Isabel.

Mucho, muchísimo podría hablar sobre el Paco Camino torero, para mi uno de los más grandes de toda la Historia-sino el más grande- desde luego el más completo, pues dominaba toda la lidia, dotado de una inteligencia privilegiada; con razón, Gonzalo Carvajal le apodó en el año 1958, nada más verle en Zaragoza, “El Niño sabio de Camas” y su apoderado, don José Antonio Chopera, dijo de él que, “era el torero más inteligente que había conocido, y que del toro lo sabía todo”

Era, pues, un toreo muy poderoso, aunque todo lo hacía con aparente suma facilidad, pero es que a todo ello unía un arte, una gracia y una torería, inigualables. Ello le llevó a convertirse en una gran figura en todo el mundo taurino. Triunfó en todas las plazas del mundo (especialmente en las Ventas de Madrid, primera plaza del mundo), y no solo en España sino también en toda la América taurina. Incluso llegó a torear tres tardes seguidas en Houston (Texas). Fue un torero de toreros, un torero especialmente reconocido y valorado por todos los profesionales y los buenos aficionados.

Como persona había que conocerle para valorar como era el hombre. Para algunos era, a veces, un hombre muy serio y distante, cuando lo que pasaba es que era una persona a la que no gustaba estar en primer plano, no le gustaba el protagonismo, sino mantenerse apartado en un segundo plano, pero cuando se le conocía, cuando él se daba cuenta de que te acercabas con sinceridad, se abría y te daba su amistad, y en ese terreno era un hombre íntegro, hasta más no poder, cabal, enemigo total de la falsedad, de las alabanzas falsas, y amigo de la verdad, que la llevaba por bandera, llamaba a la cosas por su nombre, lo cual a algunos no gustaba, porque, en general, la verdad suele molestar, al que no es amigo de ella.

Por todo ello podemos decir que, como torero fue absolutamente inconmensurable y como hombre fue inmenso, un hombre del que valía la pena estar a su lado, hablar con él, porque, como decíamos, era un genio, un sabio, y con frecuencia decía frases,  reflexiones para enmarcar, y guardar para toda la vida. Yo lo sé, y puedo decir que era la bondad en persona, pues ayudó a mucha gente, aunque eso pocos lo sabían, porque cuando sacaba a alguien de un serio problema, lo primero que le decía era que de aquello no se enterara nadie, pero yo lo digo porque lo creo de justicia. En profundidad no le conocía mucha gente, pero los que le conocían saben que digo verdad.

Una vez retirado definitivamente del toreo se apartó del mundanal ruido y se fue a vivir, con su esposa, a su finca “Los Caminos”, en el termino de Candeleda (Ávila ), y allí ha pasado muchos años, viviendo muy feliz, en el campo.

Descanse en paz, para siempre, un toreo muy grande y un hombre más grande aun. ¡HONOR Y GLORIA PARA SIEMPRE AL MAESTRO CAMINO Y AL HOMBRE PACO CAMINO SÁNCHEZ!

Muere a los 83 años, el histórico matador de toros Paco Camino / por David Jaramillo


Se marcha, a los 83 años, uno de los grandes referentes del toreo moderno, un artista sin par que ha marcado para siempre la historia de la tauromaquia.

Muere a los 83 años, el histórico matador de toros Paco Camino

David Jaramillo
El mundo de la tauromaquia despertó de luto la mañana de este martes 30 de julio por la irreparable pérdida de Paco Camino, quien falleció durante la pasada madrugada a los 83 años en el hospital de Navalmoral de la Mata, a dónde había sido trasladado días atrás, cuando su estado de salud se había deteriorado en su finca de Arenas de San Pedro, donde se dedicaba su ganadería de lidia.. 
Nacido en Camas, Sevilla, el 14 de diciembre de 1940, Francisco Camino Sánchez, supo convertirse en uno de los toreros más destacados y admirados de todos los tiempos, e instalarse por méritos propios en la historia del toreo con letras de oro.

Desde muy joven, Paco Camino mostró una habilidad excepcional para el toreo. Debutó con picadores en Valencia el 17 de abril de 1957, y su presentación en Las Ventas tuvo lugar el 10 de agosto de 1958, ganándose rápidamente el reconocimiento del público y la crítica. Recibió la alternativa el 17 de abril de 1960 en Valencia, con Jaime Ostos como padrino y Mondeño como testigo, lidiando toros de Carlos Núñez, doctorado que confirmó en Madrid el 12 de mayo de 1961, con Gregorio Sánchez como padrino y Mondeño como testigo, lidiando toros de la ganadería de Urquijo.

Conocido como “El Niño Sabio de Camas”, Camino era conocido por su elegancia, técnica y maestría tanto con la muleta como con el capote, siendo especialmente admirado por su temple y la capacidad de ligar pases con extraordinaria suavidad. “El toreo es arte y emoción”, solía decir, y su estilo encarnaba esta filosofía. Contribuyó significativamente al toreo de capa, revalorizando este aspecto del arte taurino con verónicas de gran estética y verdad. Aunque, sin duda, su ejecución del volapié fue lo que lo encumbró como uno de los estoqueadores más puros y certeros de la historia.

A lo largo de su carrera, Paco Camino logró salir doce veces por la Puerta Grande de Madrid, un logro que solo fue superado por Santiago Martín “El Viti”, quien lo hizo en catorce ocasiones. Una placa situada en la galería de Las Ventas honra su memoria, reconociendo que es el matador de toros que más orejas ha cortado en esta plaza, 48 en total.

Uno de sus triunfos más sonados, sin lugar a dudas, ocurrió en la temporada de 1970, el 4 de junio, cuando Paco Camino hizo historia al cortar ocho orejas en la corrida de Beneficencia de Las Ventas, logrando un apoteósico triunfo y marcando un verdadero hito en la historia de esta plaza y de la tauromaquia en general, pues no solo fue el hecho de ser el espada que más orejas cortó en Madrid en una sola tarde, sino también la dimensión torera que ofreció aquella tarde.

Durante su carrera, Camino toreó en unas 1.050 actuaciones, cortando aproximadamente 1.200 orejas y 129 rabos, algunos de ellos en Pamplona. En la temporada de 1966, toreó en España 95 corridas, quedando líder del escalafón, apoderado por la Casa Chopera. Ese mismo año, amplió su expresión artística al participar como protagonista de la película “Fray Torero”, dirigida por José Luis Sáenz de Heredia. Y en la temporada de 1972, toreó en 76 corridas, quedando segundo en el escalafón español tras Paquirri.

Sin embargo, a lo largo de su carrera, Camino también enfrentó numerosos desafíos y momentos difíciles. El más duro de ellos fue cuando Joaquín Camino, su hermano y banderillero de su cuadrilla, falleció el 3 de junio de 1973 en Barcelona, como consecuencia de la cornada que le infligió el toro «Curioso» de la ganadería de Atanasio Fernández. Un hecho que le marcó de por vida. Pero, además, el sevillano recibió al menos 30 cornadas, algunas de ellas gravísimas. El 30 de junio de 1980 en Aranjuez, un toro de Baltasar Ibán le derribó, provocándole una cornada en la rodilla y otra en el cuello y tórax, dejándolo al borde de la muerte. 

Sin embargo, siempre asumió los más duros golpes con una entereza admirable. Incluso, ya retirado, y recuperado de una afectación hepática, confesó que “no le conté lo del trasplante de hígado ni a mi madre, antes me muero”, intervención que le realizaron en julio de 2005.


El camero también era uno de esos hombres de una sola palabra, de firmes convicciones y de un temperamento especial, por eso no rehuyó el enfrentamiento cuando, por ejemplo, en 1965, durante una tarde en la plaza de Aranjuez que terminó a puñetazos con El Cordobés. O cuando, un año después, fue detenido en Lima el 29 de octubre al negarse a lidiar un sobrero de La Viña. O también en 1982, en Huesca, cuando se encaró con los espectadores y fue multado con 300,000 pesetas tras un altercado. Quizás la última demostración de esa particular forma de ser fue en 2009, cuando él y José Tomás devolvieron sus medallas a las Bellas Artes “por vergüenza torera”, al serle concedido el mismo reconocimiento a Francisco Rivera Ordóñez.

Si bien, el maestro dijo un día que “hoy a los toreros los hacen en serie, por eso torean igual, repetidos y sin personalidad”, a Camino se le recordará por su maestría absoluta, siendo uno de los toreros que ha toreado más despacio y con mayor naturalidad. Sus chicuelinas y volapiés perfectos, llenos de elegancia y armonía, y su única forma de ser son parte de su legado.

El fallecimiento de Paco Camino ha conmovido profundamente al mundo de la tauromaquia y a todos los que lo conocieron y admiraron. Su vida y carrera son un testimonio de su dedicación y amor por la tauromaquia, y su memoria vivirá siempre en los corazones de los aficionados y en la historia del toreo.

David Jaramillo
La Razón/30 Julio 2024

Paco Camino muere a los 83 años de edad

 

El mítico torero falleció esta madrugada
Paco Camino muere a los 84 años de edad

EFE/ 30/07/2024 - 08:38 
El matador de toros Paco Camino, conocido como 'El Niño Sabio de Camas', ha muerto esta madrugada a los 83 años de edad.

El mítico diestro falleció en un hospital de Navalmoral de la Mata tras un empeoramiento de su estado de salud.

Los restos mortales del torero serán trasladados a su localidad natal, Camas, Sevilla, donde mañana miércoles será enterrado tras la celebración de una misa funeral por el eterno descanso de su alma.

Descanse en paz el admirado y querido Maestro

El culto de los cultos / por Jorge Arturo Díaz Reyes

El toro sagrado de Egipto. Foto: Historia NG

'El toro simbolizó desde los orígenes de la cultura, la virilidad, la fuerza, el poder, la fertilidad, la vida. Su cuerna evocó la media luna creciente, los cambios climáticos que beneficiaban o perjudicaban las cosechas, y traían la prosperidad o el hambre. En su culto se recreaba el misterioso ciclo de la vida, la muerte y el renacer'

El culto de los cultos

Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/ 29 VII 2024
Mircea Eliade, filósofo escritor e historiador de religiones. Rumano, calvo y fumador por más señas, muerto hace cuarenta años sin la menor posibilidad de ser acusado de taurino, lo constató y luego lo publicó: “El toro y la mujer son las deidades que vinculan todas las religiones protohistóricas de Asia, África y Europa”.

Jacques Cauvin, francés y arqueólogo reputado, informa en su libro: “El nacimiento de los dioses y la agricultura”, publicado por la universidad de Cambridge en 1994, que las primeras evidencias de confrontaciones rituales del hombre con el toro, tienen por lo menos diez mil años, aunque de seguro son mucho más antiguas, y que la lucha mortal con el animal sagrado implicaba no un acto de crueldad sino de abnegación al arriesgar y ofrendar los oficiantes en prez y favor de los dioses.

Marija Gimbutas, estonia y autoridad mundial en culturas prehistóricas europeas, con su texto “Dioses y diosas de la vieja Europa” identifica el toro como la primera deidad (el Dios macho), “La Gran Diosa, emerge milagrosamente de la sangre del toro sacrificial y en su cuerpo comienza nuestra vida”.

El toro simbolizó desde los orígenes de la cultura, la virilidad, la fuerza, el poder, la fertilidad, la vida. Su cuerna evocó la media luna creciente, los cambios climáticos que beneficiaban o perjudicaban las cosechas, y traían la prosperidad o el hambre. En su culto se recreaba el misterioso ciclo de la vida, la muerte y el renacer.

No cabe aquí detallar como este rito de ofrecerse al toro y darle muerte ceremoniosa subsistió a lo largo de la historia. Cómo pasó por Sumeria, Egipto, India, Grecia, Roma, Iberia. Cómo los judíos adoraron al toro joven (becerro de oro). Cómo campeó en la Edad Media bendecido por el catolicismo (credo de piedad). Como arraigó en América. Como llegó hasta hoy convertido en la corrida moderna.

Pero sí cabría decir que la fiesta de toros, es el único rito sacrificial, que ha sobrevivido desde los albores de la inteligencia, desde el parto de los mitos, desde el alumbramiento de la civilización.