Desencanto. Fotograma OneToro
Perera y Luque se han ido en blanco de su esperado mano a mano final de feria. Un borreguil encierro de La Quinta los exonera...
¿Un patrón?
Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/Cali, VII 26 2024
¡Ay Santacoloma! Qué han hecho contigo. ¿Qué ha sido de la gloriosa alquimia Ibarra-Saltillo, descubierta por el señor conde don Enrique de Queralt y Fernández-Maquieira hace ya 120 años?
Qué ha sido de la sangre que se tuvo por más brava del mundo (Caravias), y que de mano en mano ha llegado a esto que vio Santander hoy. Qué ha sido de aquella personalidad, fiereza y dureza. De aquel no regalarse nunca. De aquel vender cara la vida. De aquel respeto y distancia que imponían al hombre. De aquella grandeza milenaria. De aquella imponencia evocada que desde antes de la historia hizo al toro el primer dios de la civilización humana. De aquel ímpetu que ha hecho del rito taurino el más longevo y el más culto. De aquella emoción que calaba muy hondo los instintos de su feligresía. Qué ha sido de todo eso.
Seis animales de noria, cuatreños, trastabillantes, dispares, 522 kilos promedio y 135 de mayor a menor, sin vergüenza, sin dignidad, caminando, debiluchos, desganados, carialtos, obedientes, dejándose hacer lo que viniera en gana, desinteresados de sí mismos y de todo. Seis toros seis, con el hierro de La Quinta, fueron desfilando así, sumisos, flojos, mansos, indignos. Abjurando de su abolengo y sus blasones.
Si uno es casualidad, dos coincidencia y tres un patrón, ¿qué fueron estos seis? Estultos, en la misma tarde, en el mismo ruedo y en la misma solemne corrida clausura de la feria, que para más distinción y expectación (plaza llena) se le había encomendado a dos espadas de cartel, curtidos, con fama de poderosos.
¿Acaso consuela la autocrítica final del joven ganadero?: “No me ha gustado la corrida, le ha faltado casta y raza”. Porque si fuera solo eso, un accidente genético y no la búsqueda selectiva de un patrón que haga de la lidia un espectáculo coreográfico en el cual el toro, el milenario toro-deidad sea nada más que una comparsa inofensiva fácil para la danza. Y encima con tan emblemático encaste, no consolaría ni a los devotos de hoy ni a los de 20.000 años de historia, los desconsolaría y quizá los condenaría para siempre.
Sea lo que sea. Eximo a los toreros, hicieron lo que pudieron con desesperación a veces evidente. Cómo llamarse a lo heroico con eso. Cómo conmoverse y conmover con tal negación de la premisa. Cómo triunfar sobre la nada.
Daba pena. Tres y tres para cada uno. A qué buscar el menos peor. O cuál de los dos fue más desafortunado en el sorteo. No tiene objeto. Cómo si fuera poco la empatía de la gente, que quiso pagar sus infructuosos empeños, tuvo además que omitirles sus desastres con la espada, para poder aplaudirlos en el tercio. Qué generosidad pasmosa.
Miguel Ángel Perera, le pegó al primero un bajonazo con aviso. Al tercero, una espada caída. Y al quinto, otro bajonazo de metisaca con infamante ojal, un pinchazo y una estocada corta, contraria y de través también con aviso.
Daniel Luque, una estocada total de tardo efecto con echada y levantada, al segundo. Un pinchazo, una estocada delantera descentrada con aviso al cuarto. Y al muy protestado sexto, un espadazo delantero con aviso.
Sin toro no hay fiesta y sin suerte suprema menos.
FICHA DEL FESTEJO
Santander. Viernes 26 de julio 2024. 7ª de Santiago. Plaza de Cuatro Caminos. Nubes, lleno. Seis toros de La Quinta; cuatreños, dispares, 522 kilos promedio, flojos, mansos, descastados, sumisos.
Miguel Ángel Perera, saludo tras aviso, silencio y saludo tras aviso
Daniel Luque, saludo, saludo tras aviso, saludo tras aviso
Incidencias: Saludaron: Iván García y Alberto Arruga tras parear el 4º.
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