“el nacimiento de la Fiesta coincide con el nacimiento de la nacionalidad española y con la lengua de Castilla……… asi pues, las corridas de toros…….. son una cosa tan nuestra, tan obligada por la naturaleza y la historia como el habla que hablamos.”. R. Pérez de Ayala
la suerte suprema
miércoles, 22 de mayo de 2024
Román pagó con sangre / por Pla Ventura
Kroos. La medida trayectoria / por HUGHES
martes, 21 de mayo de 2024
La diferencia entre un toro encastado y un animal domesticado / por Pla Ventura
Por supuesto que nadie quiere que el torero resulte herido, ni lo quiero yo ni lo quiere nadie, pero, todo es muy distinto cuando desde el tendido se palpa el peligro que existe en el ruedo o cuando la gente, prisionera del hastío, come pipas en el transcurso del festejo. Y ese peligro que aludo solo viene dado por la casta, por la fiereza, por las intenciones de un toro determinado en que, como ayer con los Miura, en cada toro se palpaba la ilusión de los bicornes por llevar a los toreros al hule. Y eso que parece lo más sencillo del mundo, diríamos que debería ser lo normal, en las corridas en la que se anuncia un acontecimiento de relevancia por aquello de los grandes toreros contratados al efecto, rara vez sucede que el aficionado se emocione desde su localidad.
Quiero hacer un paralelismo entre las dos cogidas que ha habido en Madrid, una con los toros de Victoriano del Río y, la siguiente con los toros de La Quinta. El toro de Victoriano del Rio se encontró en su camino a Tomás Rufo, le prendió, le volteó y se marchó el toro como pidiéndole disculpas al matador. Es cierto que, pudo haberle herido, por supuesto que sí. Pero lo relevante del asunto es que el toro, dada su nobleza y sin el menor atisbo de casta, no quiso hacer presa con el torero. La otra cara de la moneda le tocó en “suerte” a Emilio de Justo con el toro de La Quinta que, le prendió no porque se lo encontrara en el camino, más bien porque desde el primer muletazo le iba buscando. La cogida, en un primer instante, al caer de cabeza el diestro nos hizo presagiar la tragedia que supuso para De Justo hace dos años en Madrid. Luego, tras estar el torero a merced del toro, éste le buscó con saña, le asestó varias puñaladas para matarlo, pero, como dije en la crónica, estaba Dios allí para evitar lo que pudo haber sido una tragedia que todos hubiéramos lamentado.
Esa es la diferencia entre un toro noblote y un animal encastado, lo relatado es la prueba evidente del peligro que tiene la casta y la fiereza de un bicorne mientras que, los llamados toros comerciales, o sea, los aborregados, las diferencia es abismal porque mientras los primeros, los de la casta, te buscan con saña para herirte, los que no tienen maldad, aunque te cojan, como no lo hacen con saña, si no te hieren en el preciso instante de la cogida estás salvado.
Sea como fuere, en calidad de aficionados preferimos el milagro de la casta, la razón por la que huyen despavoridos todos aquellos que pueden hacerlo porque, claro, es más cómodo matar el toro constatado por aquello de su bondad, aunque no tenga el menor atisbo ni de casta ni de fiereza, por dicha razón, la actitud de Emilio de Justo, un hombre que está toreando en todas las ferias podía haberse aliviado y, para demostrar su grandeza, una vez más, se enfrentó a una auténtica corrida de toros que, como todo el mundo pudo ver, además de emocionarnos a todos, con su arrojo, valor, torería y gran concepto del arte, todo ello, frente a los toros de Santa Coloma pudo haberle costado muy caro. Pero no olvidemos que, solo existe esa fórmula para convencer a todo el mundo. Luego, claro, están los sucedáneos, pero ya no es lo mismo.
Así escriben de Colombo en España luego de actuar en Las Ventas frente a toros de MIura
- Así lo vió Marco Antonio Hierro - Cultoro.
- Así lo vió Javier Jiménez - mundotoro.com
- Así lo vió Zabala de la Serna - elmundo.es
- Así lo vió Patricia Navarro - LaRazón.es
- Así lo vió Paco March - La Vanguardia
Kroos se retira, lloremos y celebremos / por Jesús Bengoechea
La encrucijada entre corazón y mente se me hace ahora mismo insostenible. Estoy abatido, como cualquier otro madridista, pero sé que probablemente no deba estarlo. La grandeza y la dignidad de la ocasión deberían ser capaces de amortiguar la pena, porque el mejor jugador alemán de la historia —y un componente ineludible ya en el centro del campo de cualquier once histórico del Real Madrid— colgará las botas tras la final de Wembley y la Eurocopa, encontrándose en la auténtica cumbre de su carrera.
Herr Kroos
No se puede decir que no avisara, pero no esperábamos que el cabronazo se aplicara el cuento tan al pie de la letra. Hay un choque cultural aquí. Cuando un alemán dice que va a hacer algo es consecuente con su palabra, por mucho que los españoles, algo más fatuos y sensibles al bandazo sentimentaloide, interpretemos ésta como la mera expresión de una posibilidad no escrita en piedra. Pero ocurre que un alemán sí escribe en piedra, por mucho que nos resulte inaceptable que deje el futbol quien jugaba al fútbol mejor que nunca precisamente ahora, aquel cuya sabiduría y técnica balompédica tanto estábamos disfrutando justamente en este instante, y al que por tanto, como sucede con todas las cosas buenas de la vida, tantísimo necesitamos.
Pero en esa inaceptabilidad reside, precisamente, la belleza de este momento, que es la que crea un cóctel de lágrimas y orgullo de gusto tan agridulce. No estamos preparados para que alguien se adelante al declive de manera tan abrumadoramente chocante, pero toca abrazar lo sublime de este cuelgue de botas en la asunción de que es también, en los tiempos que vivimos, una bendita marcianada.
El que no quiera o no pueda entenderlo y/o admirarlo, que lo respete al menos, porque ese respeto es lo menos que se merece no ya quien te ha hecho feliz, sino quien lo sigue haciendo hoy, quien lo intentará seguir haciendo el 1 de junio en Wembley, en una final que ahora se presenta con inevitables ecos de nostalgia precipitada.
Cuando veamos el primer cambio de juego largo en dirección a Carvajal, sabremos que puede ser el último, o que no lo será sólo en tanto en cuanto pueda darse algún otro cambio de juego así en el espacio de esos noventa minutos. Nadie más hará eso nunca. Es demasiado abrumador. Voy a dejar de hacerme daño.
Lloremos, pero celebremos. Celebremos lo rigurosamente hermoso y edificante de esta despedida inaguantable. Celebremos como se celebra la vida, al principio, en medio y al final. Hemos gozado durante casi una década de uno de los más grandes, a través de cuyas botas, con la ayuda de sus compañeros, hemos ascendido al sol tantas veces que sólo resta celebrar llorando.
Getty Images
Toros en Cataluña sin excusas / por Carlos Bueno
En tiempos políticamente revueltos, especialmente para el sector taurino, la institución de una fecha exclusiva en homenaje al toreo tiene una especial carga simbólica. Últimamente, demasiados dirigentes se han apuntado al oportunismo electoral de aliarse con el animalismo y nuevas sensibilidades buenistas sustentadas por un generoso patrocinio de lobbies internacionales, olvidando el impacto económico de los toros y, sobre todo, la voluntad de todos cuantos los viven con pasión y se emocionan con ellos.
El último ejemplo de esta deriva la ha protagonizado el activista radical y dictador Ernest Urtasun, ministro de Cultura, que se ha cargado de un plumazo el Premio Nacional de Tauromaquia y la limosna que significaba. Nimiedades. Con el toreo no acabarán reyes ni gobernantes. Únicamente un supuesto desencanto de los aficionados podría provocar su desaparición. Así es que toreros, ganaderos y empresarios tienen en sus manos la llave de su perpetuidad. Sólo es cuestión de hacer las cosas bien y ofrecer verdad, interés y emoción.
Y entre agitaciones políticas los toros han logrado tener su Día Internacional. Un detalle, un guiño, un simple gesto que las diferentes asociaciones taurinas mundiales y aficionados han aprovechado para celebrar actos en su honor. Uno de los que más eco tuvo fue el que se llevó a cabo en Cataluña, en concreto en la plaza Monumental, que no se abría desde el 25 de septiembre de 2011, cuando se celebró allí la última corrida. La Generalitat abolió el toreo de forma tiránica y unilateral, pero en octubre de 2016 el Tribunal Constitucional anuló la prohibición por invadir competencias del Estado y tratarse de una actividad declarada Patrimonio Cultural.
Esto quiere decir que desde hace ocho años podrían estar anunciándose festejos en territorio catalán. Pero no ha habido ni uno solo. Los taurinos señalan a los propietarios privados del coso barcelonés como culpables de la situación. Y, muy a pesar de la afición, Pedro y María José Balañá, dueños del edificio, están en su derecho de no querer reabrirlo. Las razones que esgrimen tienen que ver con las trabas laborales, burocráticas y económicas que los mandatarios podrían ponerles en sus negocios en caso de permitir el regreso de los toros.
Para el acto de celebración del Día Internacional de la Tauromaquia en Barcelona, Pedro y María José Balañá cedieron su inmueble y, además, estuvieron presentes. ¿Un primer signo de cambio de actitud? Sea como fuere, los profesionales no deberían escudarse en ellos sino ponerse manos a la obra en la organización de funciones. Porque en Cataluña hay más plazas, y siempre está la posibilidad de instalar una portátil. Se pondrán dificultades y obstáculos, pero con todos los papeles en regla nadie podrá impedir su realización. Es cuestión de voluntad, de altruismo y de amor por el toreo. Lo demás son excusas.
Cal y arena de los Victorinos en Osuna / por Francisca García
El futuro o la aniquilación de VOX / por Jesús Lainz
lunes, 20 de mayo de 2024
''REJA DE ENFERMERÍA' del Dr. Máximo García Padrós
D. Máximo García Padrós flanqueado por D. José Mª Sotomayor, D. Miguel Abellán, y Vidal Pérez Herrero, editor de la obra
"..Casi sesenta años lleva en la enfermería de Las Ventas el doctor Máximo García Padrós: primero, desde 1964, junto a su padre, don Máximo García de la Torre; desde 1985, como cirujano jefe; ahora, con su hijo, Máximo García Leirado. Una trayectoria ejemplar. Acaba de publicar un libro documentadísimo, Reja de enfermería. Las Ventas, 1931-2021 (ed. Temple). Además de informar sobre la cirugía taurina y sobre la enfermería de Las Ventas, cuenta 75 cornadas muy graves con datos, fotos y parte facultativo: una documentación de gran interés. Usando la expresión de Lorca, ¡cuánta «sangre derramada»! Nunca queremos que eso suceda pero sabemos que contribuye a la grandeza de la Fiesta y a que se reconozca el heroísmo de los toreros. Ningún lector de este libro podrá no admirar y agradecer la impagable labor que realizan los cirujanos taurinos.."
Andrés Amorós
Francia. Grave cornada a Román en Vic
• MORENITO DE ARANDA, vuelta al ruedo, oreja en el que mató por Román, dos orejas
• ROMÁN, herido
• EL RAFI, silencio, silencio