Y en base a estos datos no es nada complicado entender y valorar los resultados de la tarde: toros bajo mínimos, toreros a medio gas con alguna excepción, pues hay que poner a salvo la apuesta seria y valerosa de Rufo, y público sumamente complaciente.
Tarde de clavel marchito, habría que resumir.
Talavante, con un primero de menos a más, estuvo lo que se dice tirando líneas, o lo que es lo mismo sólo en proyectos de pases. Todo por el derecho, ya que al natural resultó menos todavía. Por matar a la primera paseó una oreja.
Juan Ortega se tropezó con un primero muy apagado, sin "transmisión", con el que apenas pudo interesar con dos lances a la verónica un poco marca de la casa, lentas y bellas, sin embargo, hay que recalcar lo de "un poco" sólo. Embistió recto y sin empujar en la muleta, y Ortega desistió cuando el descontento empezó a aparecer, todavía tímidamente, pero ya estaba el personal con la mosca detrás de la oreja.
Y ya a Rufo en el tercero empezaron a tomárselo a broma. Gritos de "oles" a coro que no venían a cuento. Fueron las primeras y rotundas voces discrepantes. El festejo enfilaba ya definitivamente la senda de "los claveles marchitos".
En el cuarto pasaron Talavante y el toro como sombras, con fondo de gritos reclamando ¡toooo-ros!. Nada.
Siguió ese ambiente de descontento en el quinto, segundo de Ortega, cuando en un pase de tanteo por alto, de pronto, una inesperada voltereta. Susto que no pasó de ahí, empero sirvió para acallar los despectivos "miaus" de los eternos protestones. Volvió Ortega a una faena de altibajos y poca entidad.
Con el sexto se prometían felices, más por los arrestos de Rufo que por la calidad del toro. Faena de valor a un manso que buscó constantemente la huída, volviéndose al revés, siempre hacia la querencia de tablas. No se entiende porqué el presidente dejó a Rufo sin el trofeo de la oreja, cuando tan graciosamente se la había regalado a Talavante en el primero. Cosas raras en tarde de clavel.
FICHA DEL FESTEJO.- Duodécima de Feria. No hay billetes.
Toros de Puerto de San Lorenzo, gordos, desiguales y de escaso trapío. Todos, desrazados y sin fondo, muy deslucidos. Sólo el primero se desplazó algo, no obstante, sin llegar a interesar.
Alejandro Talavante: estocada (oreja); y dos pinchazos (silencio).
Juan Ortega: estocada (silencio); y media (ovación).
Tomás Rufo: estocada baja (silencio); y estocada desprendida (ovación tras petición).
J. Miguel por que no dices cuanto publico hubo ??? O si hubo lleno ???
ResponderEliminarEn la FICHA DEL FESTEJO, primer párrafo , lo digo: No hay billetes.
ResponderEliminarGracias por leerme
Juan Miguel una vez más tu comentario preciso y certero. Es un placer leerte.
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