Reflexión, introducción
Pedro Javier Cáceres
Madrid, 28 de Noviembre de 2010
Pasado mañana, martes, se cumplen dos meses, 61 días de la visita de las figuras del toreo a la Ministra de Cultura
Día calificado de Histórico
Los toreros, su élite, constituida en “comisión ejecutiva” lograron la voluntad gubernativa de pasar los toros de Interior a Cultura. De esto va a hacer dos meses. El ungüento amarillo. La situación, aunque parece firme el traspaso, se ha estancado, al menos que sepamos. Tras el “cuartelazo” a las estructuras de la Fiesta de dichas figuras parece que con el “apunte” de logro de certificación oficial como actividad cultural, o se han medido en la serie de reformas que iban a abordar o simplemente se dan por satisfechos y, como siempre, ahora, lo demás que lo resuelvan otros.
El toreo siempre se movió a impulsos, en caliente, nunca con una programación, directrices, de hechos en la consecución de objetivos, quizá por que estos no existen de forma lineal para el colectivo que , como es sabido, y es crónico, está preñado de intereses contrapuestos, por lo cual cada uno juega sus fichas. Y es lo que ha hecho la gran patronal ante el “arreón” de las figuras y la sensación que perdían el control y el poder de La Fiesta. De ahí que la revolución pendiente, empezando por la Mesa del Toro, como órgano coordinador, se halla quedado en nada, al menos, por el momento.
Mientras se dan “palos de ciego” sobre el tratamiento de los toros en los medios informativos y ejecutar una política de expansión, obsesionados con TVE no van más allá que arroparse en las faldas del PP vendiendo “humo” sobre el alcance de ciertas reuniones con organismos testimoniales del Ente, siempre asidos por el ronzal de los “populares”.
Dos meses después la situación de la Fiesta no da síntomas de mejora. Los mismos vicios y las mismas carencias. Cierto es que ha pasado poco tiempo, pero el silencio de estos tiempos es más de vacío que de discreción.
Ello, y otros sucedidos en la semana, nos provocan la reflexión de esta noche…….
REFLEXIÓN
El lunes abrió semana un contencioso.
El sector más modesto de la Fiesta, quizá el que cimenta la promoción y la base, se ha rebelado y conseguido admitir a trámite por el Ministerio de Trabajo un Convenio Nacional y han mostrado su aversión total a la actual Comisión de Seguimiento con duras críticas. Lo mismo que a la Mesa del Toro, participada por dicha Comisión y cuasi intervenida por los miembros de esta más nocivos.
La “gran patronal” ve, al mismo tiempo, como se le van de las manos las primeras piedras de toque para poner orden en el sector y equilibrar costos, comenzando por los pliegos de condiciones y cánones de piso de plaza. Alicante, como coso de titularidad pública ha sido la primera muestra. Granada, al fin y al cabo, es propiedad privada, pero tampoco han ejercido su potestad para informarse, y, en su caso, asesorar a sus asociados sobre la conveniencia o no, y en que circunstancias, abordar el concurso, con altura de miras, fijándose en la situación actual de la Fiesta en general y trazar las sugerencias más convenientes.
Al menos la propiedad privada de Granada, gente ajena al negocio del toro, salvo la explotación de su inmovilizado, ha sido medianamente sensible y rechazado las tres ofertas económicas que encabezaban las mismas para optar por políticas más realistas de fomento, abaratamiento de abonos, desestacionalización del ambiente taurino dotando de actos diversos todo el año, y calidad en los carteles.
Siempre hay que apelar a la cordura, razonable, de agentes externos antes que medidas desde dentro. Desidia total del sector. No es nuevo.
Parece que los empresarios, grandes, acólitos y paniguados sumisos a la sombra del poder patronal, a lo suyo, como siempre: se conforman con haber reducido las ínfulas de las figuras del toreo, en hábil seducción, principalmente a El Juli, y hacerles partícipes de esa Babel que es la Mesa del Toro actual.
Los ganaderos, por su parte, sin más rumbo fijo que como sobrevivir a base de subvenciones europeas y como, cada uno, sacar su mercancía; mucha con fecha de caducidad inmediata, Todo sin tomar medidas eficaces contra el dumping (venta por debajo del costo de producción) provocado por el gran stock de animales que hacen de todo ello un pequeño prostíbulo con cuernos.
Paralelamente van desapareciendo ganaderías y lo más lamentable, encastes. Y es que para el negocio, vinculado al monoencaste, a punto de crear el toro mecánico que quieren los toreros, ya no son útiles. Pero sí para invocar el patrimonio genético de un espectáculo único por el animal que lo protagoniza y que serviría de cortafuego eficaz ante tanta demagogia de los antitaurinos sobre el fin último de una especie, el ruedo y la corrida que de desaparecer ésta estaría en riesgo de extinción. Con tal desentendimiento de aquello que no vale parra el negocio y dejar, intramuros, desaparezca dicho patrimonio se está contribuyendo al discurso de la Fiesta como negocio puro y duro.
¿Y los toreros? En América, a sus bolos, y aún en España a su bola.
Así esta el patio. Hace dos meses que estamos en la antesala de cultura.
Proclamaron un “día histórico” y 60 días después el estado de la cuestión toreril es histérico.
elimparcial.es
Pasado mañana, martes, se cumplen dos meses, 61 días de la visita de las figuras del toreo a la Ministra de Cultura
Día calificado de Histórico
Los toreros, su élite, constituida en “comisión ejecutiva” lograron la voluntad gubernativa de pasar los toros de Interior a Cultura. De esto va a hacer dos meses. El ungüento amarillo. La situación, aunque parece firme el traspaso, se ha estancado, al menos que sepamos. Tras el “cuartelazo” a las estructuras de la Fiesta de dichas figuras parece que con el “apunte” de logro de certificación oficial como actividad cultural, o se han medido en la serie de reformas que iban a abordar o simplemente se dan por satisfechos y, como siempre, ahora, lo demás que lo resuelvan otros.
El toreo siempre se movió a impulsos, en caliente, nunca con una programación, directrices, de hechos en la consecución de objetivos, quizá por que estos no existen de forma lineal para el colectivo que , como es sabido, y es crónico, está preñado de intereses contrapuestos, por lo cual cada uno juega sus fichas. Y es lo que ha hecho la gran patronal ante el “arreón” de las figuras y la sensación que perdían el control y el poder de La Fiesta. De ahí que la revolución pendiente, empezando por la Mesa del Toro, como órgano coordinador, se halla quedado en nada, al menos, por el momento.
Mientras se dan “palos de ciego” sobre el tratamiento de los toros en los medios informativos y ejecutar una política de expansión, obsesionados con TVE no van más allá que arroparse en las faldas del PP vendiendo “humo” sobre el alcance de ciertas reuniones con organismos testimoniales del Ente, siempre asidos por el ronzal de los “populares”.
Dos meses después la situación de la Fiesta no da síntomas de mejora. Los mismos vicios y las mismas carencias. Cierto es que ha pasado poco tiempo, pero el silencio de estos tiempos es más de vacío que de discreción.
Ello, y otros sucedidos en la semana, nos provocan la reflexión de esta noche…….
REFLEXIÓN
El lunes abrió semana un contencioso.
El sector más modesto de la Fiesta, quizá el que cimenta la promoción y la base, se ha rebelado y conseguido admitir a trámite por el Ministerio de Trabajo un Convenio Nacional y han mostrado su aversión total a la actual Comisión de Seguimiento con duras críticas. Lo mismo que a la Mesa del Toro, participada por dicha Comisión y cuasi intervenida por los miembros de esta más nocivos.
La “gran patronal” ve, al mismo tiempo, como se le van de las manos las primeras piedras de toque para poner orden en el sector y equilibrar costos, comenzando por los pliegos de condiciones y cánones de piso de plaza. Alicante, como coso de titularidad pública ha sido la primera muestra. Granada, al fin y al cabo, es propiedad privada, pero tampoco han ejercido su potestad para informarse, y, en su caso, asesorar a sus asociados sobre la conveniencia o no, y en que circunstancias, abordar el concurso, con altura de miras, fijándose en la situación actual de la Fiesta en general y trazar las sugerencias más convenientes.
Al menos la propiedad privada de Granada, gente ajena al negocio del toro, salvo la explotación de su inmovilizado, ha sido medianamente sensible y rechazado las tres ofertas económicas que encabezaban las mismas para optar por políticas más realistas de fomento, abaratamiento de abonos, desestacionalización del ambiente taurino dotando de actos diversos todo el año, y calidad en los carteles.
Siempre hay que apelar a la cordura, razonable, de agentes externos antes que medidas desde dentro. Desidia total del sector. No es nuevo.
Parece que los empresarios, grandes, acólitos y paniguados sumisos a la sombra del poder patronal, a lo suyo, como siempre: se conforman con haber reducido las ínfulas de las figuras del toreo, en hábil seducción, principalmente a El Juli, y hacerles partícipes de esa Babel que es la Mesa del Toro actual.
Los ganaderos, por su parte, sin más rumbo fijo que como sobrevivir a base de subvenciones europeas y como, cada uno, sacar su mercancía; mucha con fecha de caducidad inmediata, Todo sin tomar medidas eficaces contra el dumping (venta por debajo del costo de producción) provocado por el gran stock de animales que hacen de todo ello un pequeño prostíbulo con cuernos.
Paralelamente van desapareciendo ganaderías y lo más lamentable, encastes. Y es que para el negocio, vinculado al monoencaste, a punto de crear el toro mecánico que quieren los toreros, ya no son útiles. Pero sí para invocar el patrimonio genético de un espectáculo único por el animal que lo protagoniza y que serviría de cortafuego eficaz ante tanta demagogia de los antitaurinos sobre el fin último de una especie, el ruedo y la corrida que de desaparecer ésta estaría en riesgo de extinción. Con tal desentendimiento de aquello que no vale parra el negocio y dejar, intramuros, desaparezca dicho patrimonio se está contribuyendo al discurso de la Fiesta como negocio puro y duro.
¿Y los toreros? En América, a sus bolos, y aún en España a su bola.
Así esta el patio. Hace dos meses que estamos en la antesala de cultura.
Proclamaron un “día histórico” y 60 días después el estado de la cuestión toreril es histérico.
elimparcial.es