El caso es que ambos han aguantado con estoicismo, o mejor, con una impresionante cara dura, el chaparrón de las protestas.
Ambos se han traído un trajín de gestos y diálogos entre ellos e incluso a veces dirigiéndose al público disconforme. Y total para negar a los toreros sistemáticamente los trofeos pedidos por abrumadoras mayorías. Ni reglamento ni democracia existen para ellos. Y así han vuelto a pisar el más elemental derecho de los espectadores y de los propios toreros.
- El día anterior los damnificados fueron El Juli y Tomás Rufo. Hoy, El Fandi y Roca Rey.
Porque puede gustar más o menos el estilo del granadino, de una apabullante heterodoxia; no obstante, su entrega, variedad y vistosidad son innegables. Y a los públicos considerados "poco entendidos" les enloquece. De hecho hay una notable mayoría que acude a la taquilla pidiendo el boleto "para el día del Fandi". Eso hay que respetarlo por muy sabihondo que sea el asesor, quien a la postre demuestra que su sensibilidad y conocimientos dejan mucho que desear. Y sobre todo hay que tener en cuenta que el lleno en la plaza tiene mucho que ver con el torero en cuestión, o cuestionado por el asesor, valga el juego de palabras.
Y así, El Fandi ha salido de la plaza con un sólo trofeo después de multiplicarse en sus dos toros en todos los tercios. Largas cambiadas de rodillas, verónicas y chicuelinas en los recibos y posteriores quites, banderillas después de corretear de qué manera de una punta a otra del ruedo, otra vez de rodillas en los inicios de faena, y los consabidos derechazos y naturales a su aire, los molinetes y algún estrafalario remate, y hasta desplantes. Pues todo esto hay que imaginarlo en un ambiente de apasionado y contagiante frenesí que hervía en el tendido, con gritos a coro de "Fandi-Fandi...". Es sin duda el triunfo de otra tauromaquia, a la que la llamada autoridad tiene la obligación de respetar.
Falló el Fandi con los aceros en su primero, razón por la que se salvó "el palco" de que le pidieran las orejas. Mas al matar en el quinto a la primera, la plaza se puso de un blanco rotundo, que los poncios de arriba no quisieron tener en cuenta. Una sola oreja y bronca de chúpame domine. Esto pasa mucho con El Fandi. Y en Pontevedra, con los mentecatos que arbitran las corridas no iba a ser menos.
La otra oreja en la tarde la cortó Roca Rey, quien asimismo se había dejado similar trofeo al usar mucho el descabello en su primero, un toro nada fácil, al que con paciencia y valor enjaretó faena de notable mérito. Contó mucho en éste una impecable puesta en escena, mostrando primero los inconvenientes del animal, y venciéndole finalmente por inteligencia. Dicho queda que el estoque de cruceta se llevó el posible premio.
Pero en el que cerró plaza, toro noble y repetidor, amarró bien el triunfo el peruano con un toreo limpio y ajustado, de mucha parsimonia y hondura. Toreo de exquisita pureza, lo que se considera clásico, que a todos gusta, o abría de gustar, y con el aderezo de un "parón" en las cercanías que en plazas como la de Pontevedra, da siempre feliz resultado.
El público pidió con insistencia las dos orejas, pero el pinchazo previo a la estocada volvió a influir para que aquello no pasara del solitario trofeo.
Morante cargó con el peor lote. Apagado su primero y completamente vacío el cuarto. Toros sin voluntad de embestir. Tampoco él estuvo muy comprometido.
A ver qué nos espera el próximo año en Pontevedra, plaza de llenos cada tarde. ¿Pero hasta cuándo va a durar la ilusión de su gente después de tanta decepción por la penosa imagen y actuación del asesor artístico, que incluso no se reprime en gestos y ademanes, groseras sonrisas para contestar a las justificadas protestas del público, llamado y siempre considerado respetable?
¿Seguro que no hay en Pontevedra quien ejerza con mesura, conocimientos y afecto esta tarea? La tiranía no trae nada bueno, hay que advertirle a quien tiene la responsabilidad de nombrar al presidente y su asesor en la Plaza de Toros de Pontevedra.
FICHA DEL FESTEJO.- Segunda corrida de la Feria de la Virgen Peregrina. Lleno.
Toros de Alcurrucén, bien presentados y de juego desigual. Hubo tres y tres. Los mejores segundo, quinto y sexto. Los otros tres, mansos y deslucidos.
Morante de la Puebla: pinchazo y estocada (ovación tras aviso); y pinchazo, media y descabello (silencio).
El Fandi: estocada corta tendida y dos descabellos (silencio tras aviso); y casi entera (oreja con fuerte petición de la segunda y bronca al "palco" por denegarla).
Roca Rey: estocada y seis descabellos (silencio tras aviso); y pinchazo y estocada (oreja con fuerte petición de la segunda y bronca al presidente por denegarla).
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