Gina pasó a ser famosa en 1947, con apenas 19 años, al acabar tercera en una enorme competición por ser Miss Italia aquel año, en la que la ganadora fue nada menos que Lucía Bosé y entre las participantes estuvo Silvana Mangano. Una competición galáctica por la belleza femenina.
Gina Lollobrigida: In memoriam
Athos Dumas
La Galerna/16 enero, 2023
Se nos acaba de ir la que, en 1955, protagonizó la película “La mujer más bella del mundo”, la gran Gina Lollobrigida, conocida en todo el mundo, en su momento, como “la Lollo”.
Gina pasó a ser famosa en 1947, con apenas 19 años, al acabar tercera en una enorme competición por ser Miss Italia aquel año, en la que la ganadora fue nada menos que Lucía Bosé y entre las participantes estuvo Silvana Mangano. Una competición galáctica por la belleza femenina.
Quien les escribe se enamoró perdidamente de Gina al verla en el cine, en uno de aquellos programas dobles de cines de barrio (quizás fuese en el cine Carlton de la calle Ayala, ya desaparecido), protagonizando junto con otro de los más guapos de la historia, el francés Gérard Philipe (portada por cierto de la última novela de Javier Marías, Tomás Nevinson), una película de aventuras llamada Fanfan la Tulipe, de 1952.
Gina era bellísima, y una estimable actriz (sobre todo en comedias y en cine de aventuras), pero nunca fue reconocida como una inmensa actriz, como sí por ejemplo lo fue su contemporánea Sophia Loren.
Podríamos decir que fue como en el fútbol un David Beckham o un James Rodríguez, más reconocidos como estrellas mediáticas (además de ser francamente atractivos ambos) que como figuras del balompié (reconociendo que sir David tiene mucho mejor palmarés que el colombiano Rodríguez).
PODRÍAMOS DECIR QUE GINA LOLLOBRIGIDA FUE COMO EN EL FÚTBOL UN DAVID BECKHAM O UN JAMES RODRÍGUEZ, MÁS RECONOCIDOS COMO ESTRELLAS MEDIÁTICAS QUE COMO FIGURAS DEL BALOMPIÉ
Gina Lollobrigida dio, como la Loren o como Claudia Cardinale, el salto a Hollywood y tuve el privilegio de trabajar bajo las órdenes de primeros espadas en la dirección de películas, como John Huston (La burla del diablo, 1953), Robert Siodmak (El gran juego, 1954), Carol Reed (Trapecio, 1956, en un recordado triángulo amoroso con Burt Lancaster y Tony Curtis) y King Vidor (Salomón y la Reina de Saba, 1959, en la que otro guapo oficial, Tyrone Power, falleció durante el rodaje en Madrid y fue sustituido por Yul Brynner), además de varios de los grandes reggisti italianos como Luigi Comencini, Mario Monicelli o Mauro Bolognini.
En el final de su carrera como artista (luego ejerció muchos años como gran fotógrafa y periodista, llegando a entrevistar por ejemplo a Fidel Castro), estuvo en famosas producciones televisivas como Las aventuras de Pinocho (Luigi Comencini, 1972), haciendo de una bella hada azul, a sus 45 años, y 5 capítulos de Falcon Crest, como la intrigante Francesca Gioberti.
En definitiva, una diva del cine, cuya presencia, pese a la calidad de alguna de las producciones que protagonizó, merecía, como dicen en la Guía Michelin de algunos restaurantes, el desplazarse para contemplar su presencia, que solía eclipsar a todos sus partenaires en el celuloide.
Como estrella que fue, no dejaremos de mencionar que ganó 4 premios David de Donatello, equivalentes a los César franceses o a los Goya españoles, por varias de sus interpretaciones, con lo que añadía talento a su incomparable belleza.
Getty Images
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