Entiendo que ha faltado equidad a la hora de confeccionar dichos carteles puesto que, de los dieciocho puestos que existen para tal celebración, solo cinco diestros madrileños han sido incluidos en el referido certamen que, como tal, me parece válido, pero lo que me molesta el sectarismo a la hora de confeccionar los carteles que, todo suena a amiguismo antes que impartir justicia.
Para que todo quede muy claro, no tengo el gusto de haber cenado nunca con Miguel Maestro, es decir, su ausencia me duele por la calidad de su toreo puesto que, su calidad como tal, además de ser madrileño, son atributos más que suficientes para que este hombre hubiera figurado en los carteles que citamos. El muchacho, como es lógico, mediante la palabra de su apoderado, Alfredo Fauró, pidió que se le incluyera en la primera edición y no fue atendido; le dijeron que sería al año siguiente, por el pasado y, tampoco contaron con él. Un desprecio absoluto al que fue sometido el referido diestro que, por lógica, se enfadó y de forma pública, como hacen los hombres, se enfrentó a Miguel Abellán argumentándole la tremenda injusticia que con él se había cometido.
Una vez más, Alfredo Fauró, como representante del diestro instó a Miguel Abellán para que, en este año fuera incluido en el ciclo actual. Al final, ha quedado fuera lo que viene a demostrar que, Abellán se tomó la revancha contra este torero que, su único defecto es ser un hombre en el ruedo y en la calle. Respecto al que fuera un torerito abnegado como Abellán, al verse con un cargo político ha ejercido como tal y, ha hecho bueno aquel refrán que dice si quieres saber quién es Pablito, dale un carguito y, así ha sucedido.
Convengamos que, dicha Copa Chenel, por tratarse de un evento organizado en Madrid, con la subvención de la comunidad, por encima de todo debería de hacer contado con todos los diestros madrileños que, ante todo, son los que pagan los impuestos en la comunidad en la que nacieron y viven pero, eso no ha contado para nada. Y no se trata de una cuestión chauvinista porque todos los toreros me merecen un gran respeto pero, de algo tan enclavado en Madrid, insisto, los madrileños deberían de haber sido los primeros.
Miguel Abellán y su séquito, igual están convencidos de que han actuado con toda justicia pero, desde fuera, como se deben de analizar las cuestiones, todos tenemos la sensación de que ha sido todo un pucherazo, yo me lo guiso y yo me lo como. Qué pena que Miguel Abellán no se acuerde que era torero. No hay nada más dañino para un ser humano que se le dé un cargo político porque, se aferran al mismo y ese mismo hombre que antes luchó en su profesión, ahora ningunea a los que quieren ser toreros.
Como decía el maestro Facundo Cabral, hay que tener mucho cuidado con la política puesto que, la misma, de la noche a la mañana, convierte a un hombre válido en un imbécil. Y aquí tenemos un claro ejemplo. Por cierto, ¿qué parámetros se han seguido para montar los festejos en cuestión? Podían haberse apuntado tres mil toreros pero, de todos ellos se debería de haber valorado su trayectoria, el lugar en donde viven, las circunstancias de cada cual, los éxitos anteriores y de tal modo haber llegado a la conclusión idónea para su contratación pero, como digo, ha privado más el peloteo hacia el cargo político antes que la valoración que yo describía.
Por si faltaba algo, la cobardía de Miguel Abellán es un hecho consumado. Lo digo porque, Alfredo Fauró ha llamado en repetidas ocasiones al político que rige los destinos taurinos de la Comunidad de Madrid y no se ha dignado a cogerle el teléfono. Lo triste de la cuestión es que, Miguel Abellán, desde que ostentó el cargo se ha visto envuelto en numerosas críticas y ninguna favorable. ¡Cómo cambian los hombres! Tenía razón Cabral, un hombre válido, de la noche a la mañana se puede convertir en un pelele o, como dije antes, cuando Pablito cogió el carguito nos pusimos todos a temblar.
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