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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 2 de abril de 2012

La independencia es dura / Por Rafael Comino Delgado

Perera uno de la grandes damnificados

"...El conflicto entre el G-10 y los empresarios ha dejado, por el momento, dos damnificados, el Juli y MA. Perera, que casualmente tienen apoderados..."

La independencia es dura

Rafael Comino Delgado***
El conflicto entre el G-10 y los empresarios ha dejado, por el momento, dos damnificados, El Juli y Miguel Ángel Perera que casualmente tienen apoderados independientes. Pero los dos son grandiosos toreros, tienen juventud y agallas para enfrentarse al problema, plantar cara a quien haga falta y poner las cosas en su sitio. Los toreros pertenecientes a una casa de las grandes tienen aseguradas un número determinado de corridas, pero los independientes tienen que ganárselas cada tarde, y en igualdad de condiciones siempre se quedará fuera el independiente; claro que la independencia es más bonita y permite más libertad.

He leído y releído la entrevista que hace Iñigo Crespo al maestro Perera, publicada en APLAUSOS el 19 de Marzo, y cada vez que la leo me reafirmo más en el concepto que tenía de este torero, como persona. Es un tío cabal, sincero, que defiende su verdad de frente, con muchísima confianza en sí mismo, lo que le permite no arrugarse ante nada ni nadie, y llamar a las cosas por su nombre. Pero claro, teniendo esa condición y además siendo independiente, es obvio que lo pagará caro porque la independencia es dura, muy dura, y más aún cuando no se está dispuesto a inclinar la cerviz ante nadie.

Sabemos que al menor fallo le pisarán e intentarán aplastarle, y para ello debe estar preparado (yo creo que lo está). Entiendo la reacción del maestro Perera; con su edad yo hubiese hecho lo mismo ante esa situación, pero ahora con más experiencia y edad, me limitaría, caso de ser preguntado, a decir, "este año no he interesado a esas empresas pero otro año será", y la verdadera y contundente respuesta darla con la muleta y la espada, yendo a morir -estoy seguro de que así lo hará-, porque como él mismo dice, "el toro es un aliado", que con el tiempo pone a cada uno en su sitio.

Y cuando llegue el momento de ser martillo, no empezar a pasar facturas, pero tampoco olvidar, y recordar a quien corresponda, si se da la oportunidad, su miseria simplemente con la cruel indiferencia que a veces puede ser el mayor de los desprecios.

Maestro, se lo van a poner difícil, usted lo sabe, pero nunca llovió que no escampara y al final el éxito sabe mejor si ha costado más esfuerzo y sacrificio. ¡A torear!
***
***Rafael Comino Delgado es Catedrático de la Universidad de Cádiz

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