Todas las ferias se han saldado sin un solo herido, a excepción de la de Madrid que, como se sabe, resultaron heridos los humildes, justamente los que mataron el toro auténtico puesto que, el resto de los toreros nadie tuvo el menor percance que, por supuesto no deseamos para ningún diestro pero vaya casualidad que, si los toros han de herir a un matador, siempre resultan damnificados los que no tienen fortuna en ningún orden, ni artística ni crematística.
El aburrimiento es la tónica dominante de nuestra fiesta cuando entran en escena las figuras que, como es sabido, todo lo quieren arreglar poniéndose bonitos frente a esos toritos fabricados a medida en los que, a falta de arte por parte de algunos diestros, como por ejemplo Roca Rey, los muele a muletazos, pisa terrenos “prohibidos” mientras que la gente se vuelve loca ante semejante compromiso que, como se demuestra es todo mentira porque dicho riesgo no existe, algo que lo saben los toreros de ahí la exposición para la galería que suelen hacer cada tarde.
Los taurinos se lo siguen tomando todo a cachondeo pero, la gran realidad es la que estamos viviendo. Si hace unos días Bilbao, con el mejor cartel de la actualidad, dio la medida de lo que está pasando en la fiesta, imagino que el asunto es como para tomar lección al igual que sucediera en Granada y demás ferias en las que, media plaza o un poco más es la tónica dominante en cada festejo.
Insisto que, una fiesta sin la emoción del toro es un espectáculo adulterado en el que solo disfrutan los espectadores ocasionales mientras que, como es sabido, los aficionados se han quedado en casa y, entre unos y otros eran los que llenaban las plazas. Si ya no existe el elemento toro, ¿qué interés puede tener el aficionado para ir al espectáculo? ¡Ninguno!
Hemos llegado al triste momento de que, en cualquier feria, podemos hacer las crónicas sin el menor riesgo de equivocarnos pero, todo ello, antes de celebrarse el espectáculo, algo que resulta sangrante. Dicha crónicas, el único error que podemos cometer es si no hay acierto con la espada por parte de los coletudos pero, de haberlo, las crónicas se hacen a las doce de la mañana y resultan perfectas. O sea que, tanto “orden programado” ha acabado con la fiesta. ¿Dónde ha quedado la emoción que antaño producían los toros? Cuidado que, todavía quedan toros enrazados y emocionantes pero, esos no los podemos ver porque los matan los sin “techo”, en Madrid y en su feria y, como se demostró repartiendo cornadas.
Estamos en plena feria de Alicante y, como ya ha quedado sellado para el resto del ciclo alicantino, serán los toros de Ricardo Gallardo los que resultarán premiados por su bravura, raza, casta y emotividad pero, como quiera que la ganadería de Fuente Ymbro tiene un grave problema que no es otro que el citado, las figuras les hacen ascos a dichos toros porque, insisto puede ocurrir lo que pasó en Alicante y eso sería tanto como hacer el ridículo más espantoso. Los poderosos se quedan con el animalito domesticado, se pegan arrimones sin argumento alguno, sabedores de que no existe peligro y todos contentos; todos menos los aficionados que anhelamos el toro auténtico.
Como decía, si analizamos la lista de los toreros que resultaron heridos en Madrid, ese dato nos da la medida de todo lo que estamos contando puesto que, comparados aquellos heridos con los que salieron ilesos muy pronto llegamos a la conclusión de que la diferencia de toros lidiados es abismal puesto que, mientras que el toro encastado ha dado muchas cornadas a los pobres, los señoritos siguen gozando de todas las prebendas habidas y por haber, razón por la que han matado a la gallina de los huevos de oro.
--En la foto de Pepe Tébar mostramos uno de los animalitos lidiados ayer en Alicante de Victoriano del Rio en que, por ejemplo, Roca Rey se lo pasó en grande antes dichos bicornes.
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