Marco Asensio, en un partido con el Real Madrid esta temporada. | EFE
Marco Asensio llegó al Real Madrid en 2015, dos años después que Isco, y de nuevo, una vez más, con la vitola del futbolista español más talentoso de su generación pero, salvo contadas apariciones (o, más que apariciones, irrupciones) uno tiene la sensación de que Asensio no ha aprovechado la oportunidad de jugar en el Real Madrid.
Una bofetada de sincera indiferencia
Juan Manuel Rodríguez
L. D. / 9 Junio 2022
Lo peor de todo son las oportunidades desaprovechadas. Isco llegó hace 9 años al Real Madrid con la vitola del futbolista español más talentoso de su generación, incluso creo que llegó a ser conocido dentro del vestuario como "Magia" pero su adiós del otro día ha provocado una bofetada de sincera indiferencia entre el madridismo. A nadie o a casi nadie le ha importado en absoluto la marcha de Isco porque nadie o casi nadie le consideraba ya un miembro activo de esa plantilla, y a nadie o a casi nadie le importa ahora dónde vaya o dónde deje de ir el bueno de Isco. Sigue siendo un futbolista talentoso pero en esta última década el juego ha evolucionado (o involucionado, quién sabe) hacia lo físico, y esa nueva versión del deporte con el que se gana, y muy bien, la vida, le ha atropellado, le ha pasado por la izquierda como Bale a Bartra. Hubo un tiempo muy lejano en el que al madridismo le preocupaba que Isco acabara fichando, por ejemplo, por el Barça, mientras que ahora su destino produce eso, una bofetada de sincera indiferencia. Todos pensamos que Isco ha sido incapaz de aprovechar su oportunidad en el Real Madrid y observamos, no sin cierto temor, que Asensio va por idéntico camino.
Marco Asensio llegó al Real Madrid en 2015, dos años después que Isco, y de nuevo, una vez más, con la vitola del futbolista español más talentoso de su generación pero, salvo contadas apariciones (o, más que apariciones, irrupciones) uno tiene la sensación de que Asensio no ha aprovechado la oportunidad de jugar en el Real Madrid. Dejando a un lado su lesión, que es un accidente profesional que nadie puede prever ni mucho menos evitar, Marco está dejando a su paso por el mejor club deportivo de la historia un aroma a indolencia, que es justo la marca de colonia, Eau de Apathie, que no ha tragado jamás a lo largo de su historia el madridismo. Y sus declaraciones de hoy en la concentración de la selección, que es justo donde no corresponde hacerlas, no le dejan en buen lugar precisamente. Ese perfil que hoy nos ha descubierto Asensio, el del "hay una tercera opción, que me quede y cumpla el año de contrato que me queda en el Madrid", lleva la marca de Jorge Mendes, que es un especialista en mudanzas y en mover la mercancía de una estantería a otra, y que ahora mismo no es precisamente el hombre más popular en el estadio Santiago Bernabéu. Yo creo que Asensio está a punto de provocar entre el madridismo idéntica reacción a la que produjo la marcha de Isco, o sea una bofetada de sincera indiferencia. Con esto quiero decir que ya, a estas alturas, al madridismo le da lo mismo si Isco se queda o se va y que su desdén hacia el futbolista no es impostado o fruto de que se piense que va a rechazar la oferta que le ha trasladado el club sino que verdaderamente importa un pepino lo que decida. Y eso a mí personalmente me entristece, me da pena ver cómo Marco ha desaprovechado su gran oportunidad.
Coincidiendo con estas desafortunadas declaraciones de Marco, que a lo mejor llevan al club a decidir que efectivamente cumpla su año de contrato y no cediendo al chantaje de Mendes, que ya se equivocó con Cristiano, hoy se ha sabido que Luka Modric seguirá un año más en el Real Madrid, hasta junio de 2023, que luego será hasta junio de 2024 si así lo quiere el futbolista, que es ejemplar. Modric, y no Mendes, es el ejemplo a seguir por Marco Asensio; él, y no el portugués, debería ser su asesor. Luka ha oficializado su acuerdo con el Madrid en junio de 2022, con su anterior contrato extinguido. Y no sólo eso sino que, sin contrato, ha sido pieza esencial en la obtención del título de Liga y elemento sin el cual sería muy difícil comprender La Decimocuarta. Luka está a punto de cumplir los 37 años, podría decirse que es ya un futbolista amortizado, pero si mañana decidiera abandonar el Madrid provocaría entre los aficionados de todo menos una bofetada de sincera indiferencia. La gente quiere a Modric y no es por sus pases imposibles con el exterior o por su inacabable imaginación sobre el terreno de juego sino porque jamás ha transmitido esa peligrosa sensación de indolencia, de que todo da igual porque da lo mismo seguir en el Real que hacerlo, por ejemplo, en el Club Deportivo Vitigudino. Pues no, no da igual ni es lo mismo. Modric quiere saborear hasta el último trago su estancia en el Madrid y, aunque ya será recordado como uno de los mejores de todos los tiempos, sigue demostrando que quiere continuar tirando del carro. Tu ejemplo es él, Marco, y no Isco. Tu asesor debería ser él, Marco, y no Mendes. Pregúntale a Cristiano por el frío que hace fuera del Santiago Bernabéu. Sea cual sea tu decisión, y por mucho que yo lo lamente, hagas lo que hagas provocarás eso, una bofetada de sincera indiferencia entre el madridismo.
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