Con Aurélien Tchouaméni, que hoy ha sido presentado oficialmente como nuevo jugador merengue, el Real Madrid tiene diez futbolistas negros en su primera plantilla: Militao, Alaba, Mendy, Casemiro, Camavinga, Vinicius, Rodrygo, Mariano, Rudiger —que está a punto de llegar— y el citado Tchouaméni. Y esto es algo que, según parece, también estaría haciendo mal el vigente campeón europeo y español, y me refiero a lo de incorporar a gente de color negro a su equipo. Hay quien, desde un punto de vista presuntamente intelectualoide, se ríe de esta situación, como es el caso, por ejemplo, de Lluís Carrasco, que es el publicista que manejó la campaña presidencial de Joan Laporta y que, a través de su perfil de Twitter, hacía el siguiente comentario: "El nuevo equipo blanco, referente del fútbol español, ni es muy blanco ni mucho menos español. ¡Qué empiece la fiesta!" A Carrasco, que por cierto ha convertido en privado su perfil, empezaron a decirle lo obvio, o sea que su tuit era profundamente racista, y él lo estropeó aún más al comentar esto otro: "No tenía ninguna connotación negativa, sólo descriptiva, pero si a alguien le parece dudoso, se saca. Ningún problema". Y lo sacó, o sea que lo borró. Lluis Carrasco borró su tuit racista tras publicarlo primero, por supuesto. ¿No da un poco de miedo? De una persona sin formación personal se puede esperar que a un jugador negro le arroje por ejemplo un plátano, pero este Carrasco añade en su perfil que es filántropo y activista educado y que colabora con TV3, RAC1 y, por supuesto, la Cadena Ser. Si un filántropo y activista educado, como él mismo se define, es capaz de despreciar a un equipo de fútbol por la procedencia y el color de sus jugadores, ¿cómo será el resto?
Pues el resto, alentado seguramente por comentarios como los de Carrasco, es como aquel imbécil que hace aproximadamente ocho meses, y con motivo del partido que disputaron en el Camp Nou el Barcelona y el Real Madrid, llamó claramente "macaco" a Vinicius en las mismísimas narices del delantero y en presencia de un niño menor de edad, probablemente su hijo, que para su desgracia lo acompañaba en la grada. Como Vinicius es, como Peter Federico, un negro de segunda, recuerdo que hubo incluso comentarios de periodistas que sí se llevaron las manos a la cabeza cuando Diakhaby acusó falsamente a Cala de llamarle ‘negro’, justificándolo y explicando que Vinicius tenía muchas cosas que mejorar y que una de esas cosas era que su fútbol provocaba a la gente, supongo que también al individuo que le llamó mono. Ya digo que el vándalo en cuestión estaba claramente identificado por las cámaras de televisión, ¿alguien tiene noticias de alguna detención, de que el Barça haya expulsado a este socio, si es que lo era? Más de medio año después, y a diferencia de un insulto que no existió pero del que el periodismo hizo un show, aquel "macaco" que sí fue cierto ha sido archivado directamente en la papelera.
Por mucho menos que eso a mí me han llamado machista, por ejemplo por decir que el fútbol femenino no me interesa o me interesa menos que el masculino. No tiene nada que ver con el sexo de sus practicantes (adoro a las mujeres y no podría vivir sin ellas en el sentido literal puesto que una de ellas me parió) sino con mis gustos personales. Imagino que a las futbolistas del Real Madrid sí se les podrá decir de todo porque, como los negros del Real Madrid, ellas también serán mujeres de segunda. Con veinticinco futbolistas armenios en sus filas, querido Lluis Carrasco, el Real Madrid seguiría siendo un club español porque defendería a España, al Estado de Derecho, a la Constitución y a Su Majestad El Rey y porque jamás de los jamases actuaría como palanca (ahora que el palabro está tan de moda) para alentar un golpe o promover un referéndum ilegal. Con diez futbolistas negros en su actual plantilla, estimado Carrasco, o quien sabe si once o doce porque ahora también suena para el futuro Bellingham, el Real Madrid seguirá siendo como la ciudad que lo alberga, un club cosmopolita que jamás le preguntará a nadie de dónde viene o a dónde va. Aquí lo que preocupa no es el color del gato sino que cace ratones y estos gatos los cazan. Si juegan bien al fútbol, y muy mal no parece que lo hagan, tienen que estar aquí. Bienvenido, Aurélien, querido Aurelio, hijo pródigo del barrio de Chamberí, adorador del cocido, discípulo de San Isidro y amante de las gallinejas. Tú eres negro y yo del color de un pollo. Y ahora, a jugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario