Leonardo Benítez y el ganadero Orlando Echenagusia
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Mérida: Seis toros y tres jabatos
Mérida, 6 de Marzo de 2011.- El administrador /Del Toro al Infinito blogspot/
Y salió el cuarto de de la Cruz de Hierro, número 504, de nombre “Vengo y vuelvo”. Ocho años han tenido que transcurrir para que volviera a la arena merideña un encierro de Orlando Echenagucia, incluido este bravo ejemplar santacolomeño con refresco de saltillo mejicano, y se encontrara con un veterano y entusiasta torero como Leonardo Benítez. La raza del toro se conjugó con la raza de Benítez para ofrecer una faena vibrante que puso la plaza boca abajo. Y por si faltaba poco, al caraqueño Benítez se la ocurrió brindar este toro a la primera pluma de la torería de nombre Víctor José y más conocido por el “El Vito, nada más y nada menos. El cetrino espada ya había visto al toro, pero por si las moscas, se acordaría del buen bajío del periodista y le brindó su muerte, que a poco estuvo de librarse aunque le otorgaron la gloria de la vuelta al ruedo.
La gloria para el ganadero, el bueno de Orlando, no consistió solo en el juego de este bravo y noble ejemplar. El toro del triunfo de Leonardo Benítez, al que le cortó el rabo, fue el colofón de un encierro completo en su conjunto, de intachable presentación, en tipo de la casa y con la integridad que caracteriza la honradez de este criador que enarbola el estandarte de la dignidad de la cabaña brava venezolana.
Una ganadería a la que así se refería precisamente el Vito, con ocasión de la publicación de una obra a ella dedicada:
La ganadería de La Cruz de Hierro sí tiene quien le escriba, y no como el coronel de García Márquez. Curiosamente se trata de un ganadero, el propietario de Bella Vista, el Ingeniero Luis Ortiz quien acaba de editar en España el libro con la historia de la vacada que fundara Orlando Echenagucia en las sabanas apureñas de El Caimito hace ya casi un cuarto de siglo. Las circunstancias llevaron a los toros de Echenagucia, sus vacas y añojos a los valle de Canaguá, allá en los pueblos del Sur en el estado Mérida donde transformados con la sangre mexicana de don Javier Garfias hermosearon aquellos ejemplares procedentes de Los Aránguez y de la auténtica Bella Vista, la vacada bogotana de don Francisco García que su hijo Antonio trajo a tierras venezolanas.
La corrida durante toda la lluviosa tarde mantuvo en todo lo alto el interés del público. Efectivamente se trató de una auténtica corrida de toros –la única de verdad lidiada hasta ahora en la afamada Feria del Sol- que redime, si cabe, a los pecadores responsables de los simulacros ofrecidos en días anteriores. Y como en toda corrida que se precie, hubo de todo, pero basado en la casta. Todos los toros brillaron en los primeros tercios y permitieron apreciar el acierto de un cartel de entregados y magníficos banderilleros.
Los dos primeros toros de Echenagucia duraron lo que su sentido santacolomeño les consintió, aunque con tiempo suficiente para que Leonardo Benítez y Antonio Ferrera ofrecieran buen toreo por ambas manos, para que después, ya en tablas, desplegaran amplio repertorio.
El tercero fue un dechado de bravura y poderío, no ahormado en el caballo al quedarse crudo, que desbordó a los lidiadores. No obstante, el mejicano Joselito Adame que se presentaba en esta plaza, le plantó cara con valor, -se libró de milagro de la cornada al sufrir una aparatosa voltereta- fajándose a la antigua usanza de la vergüenza torera, y emborronando tan meritoria labor con la espada.
No tuvo suerte el azteca. Si su primero de pasó de bravura, el que cerró plaza se pasó de mansedumbre, y la voluntad y ansias de triunfo se estrellaron con este noble pero descastado animal. Cierto es que todos los sacos tienen algún garbanzo negro, pero en este caso……garbanzo al fin y a la postre, no sucedáneo.
Antonio Ferrera anduvo en torero y en sazón, sobrado con sus dos enemigos; el primero con buen tranco y movilidad que le vino al pelo, lo aprovechó por ambos pitones y en terrenos de tablas le dio fiesta por arriba.
Su segundo, se mostró con menos codicia y pocas ganas de pelea; sin embargo el oficio y veteranía del vecino de Villanueva de Franco, le extrajo el buen fondo al de la Cruz de Hierro, gracias a sus tandas de uno en uno sin obligar, con medidas pausas entre series. Buena lección de conocimiento y técnica nos ofreció Antonio Ferrera.
A ver si la tarde de hoy supone un toque de atención en Venezuela para señalar el camino por el que han de discurrir los esfuerzos para salvar este debilitado y desprestigiado espectáculo. Hoy ha ganado la fiesta, nuevamente la casta brava le echa un capote al toreo, y únicamente EL TORO puede sostenerla, y con toreros dispuestos como los de esta tarde dando la cara y hechos unos jabatos.
Enhorabuena!
Un ganadero feliz
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FICHA DEL FESTEJO
PLAZA DE TOROS Román Eduardo Sandia de Mérida, Venezuela
Tres cuarto de entrada en los tendidos.
Lluvia durante la corrida, pero tarde fresca.
Seis toros de La cruz de Hierro. Bien Presentados y buenos para los montados y los de a pie.
Actuaron:
Leonardo Benítez (Rosa palo y Oro), Oreja, dos orejas y rabo
Antonio Ferrera (Verde Botella y oro), Oreja, palmas
Joselito Adame (Grosella y oro), Palmas y silencio.
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