"...La verdad es que, siendo como es ésta por calidad una de las mejores plantillas de la historia del Real Madrid, entre los veinticinco no suman medio gramo de los huevos que le echaban, por ejemplo, Zoco, Benito, Amancio o Velázquez..."
Una verdad incómoda
Alguien me dijo ayer vía Twitter que dijera "la verdad". "La verdad"... Ni más ni menos que "la verdad"... ¡Y en el fútbol, además!... Cuando alguien te pide que digas la verdad lo que en el fondo te está sugiriendo es que le des la razón. Yo, ya lo dije anoche en El Primer Palo, ya reflexioné todo lo que tenía que reflexionar acerca del "modelo" del Real Madrid Club de Fútbol, y llegué a una solidísima conclusión, de la que no pienso moverme ni medio milímetro: el proyecto bueno era el de José Mourinho. Pero a Mourinho, que es un fenomenal táctico, que sabe fichar bien y habitualmente barato y que, por si todo lo anteriormente expuesto no fuera suficiente, se partía la cara por el equipo, unos no le protegieron y otros le vendieron directamente. El club no le protegió y los jugadores -y significadamente Pepe, Casillas, Ramos y Cristiano- le dejaron en la estacada. El proyecto bueno era el de Mourinho; en soledad, como siempre; contra todos, como siempre; pero, a día de hoy, todavía no se ha inventado la fórmula para hacer una tortilla sin romper los huevos.
La verdad, mi verdad, es que al Real Madrid le fue muy mal la temporada pasada y ésta temporada le va rematadamente mal. Y, como dejé escrito ayer aquí, lo peor es que el olor a muerto (deportivo, por supuesto) ha empezado a extenderse anormalmente pronto, en el mes de marzo; siendo malo, no es lo mismo perder una Liga en las dos o tres últimas jornadas que descolgarse en febrero. La verdad, mi verdad, es que, a diferencia de los actuales del Madrid, estos jugadores del Barça no van a perder si pueden la ocasión de meterle veinte, veinticinco, treinta puntos de distancia a su máximo rival. Con el 0-4, Piqué aún subía al ataque pidiendo el balón para marcar el quinto. El hambre de Piqué, que lo ha ganado todo, no lo tienen James o Isco, que no han ganado casi nada. La verdad, mi verdad, es que a algunos jugadores se les ha pedido que den un paso hacia adelante en un momento muy complicado... y lo han dado hacia atrás.
La verdad es que Florentino Pérez tiene tanto que ver en la abulia de algunos futbolistas como en el triplazo victorioso de Llull en el último segundo, o sea nada. Los deportistas toman sus propias decisiones, para eso se preparan concienzudamente y cobran tanto dinero, y el papel de éste o cualquier otro presidente del Real Madrid es poner los medios necesarios para que sus equipos de fútbol y baloncesto resulten competitivos. No es de recibo afirmar al mismo tiempo que Florentino Pérez es responsable del fracaso del equipo de fútbol y que la sección de baloncesto funciona gracias a que él no interviene; resulta paradójico referirse sólo a la ausencia de un "modelo" (está claro que el Barça también está ganando por goleada la batalla del lenguaje) cuando las cosas no van bien: ¿Quién le preguntó a Florentino Pérez por la dirección deportiva cuando el equipo consiguió en 2014 la décima Copa de Europa?... No me parece honesto reclamar la figura de un secretario técnico y afirmar que, cuando el club los ha tenido, no han podido trabajar y por eso han fracasado.
La verdad, mi verdad, es que los madridistas quieren que su equipo gane siempre y, cuando no lo hace, tienden a ponerle una cara a la derrota. Es más simple. También le pusieron esa cara a don Santiago Bernabéu, de ahí para abajo. La verdad es que los mismos madridistas que cayeron en la trampa tendida por los Tattaglia y vendieron a José Mourinho por trece monedas de oro están preparados para hacer lo mismo con Florentino Pérez... para que venga, ¿quién? ¿Vicente Boluda? ¿En serio? ¿El del chorreo al Liverpool? ¿El accionista de la Cadena Cope? ¿De verdad es Ramón Calderón el llamado a pedir elecciones limpias en el club? ¿Nos hemos vuelto todos locos?... Me han dado ganas de ponerle un babero a la fotografía de Alfredo Relaño en su columna del diario As, tal es su cara de satisfacción profunda. La verdad es que la tiene para embocarla, así se las ponían a Fernando VII. Disfrútalo, Alfredo.
La verdad es incómoda. La verdad, mi verdad, es que al actual Real Madrid le toca medirse con uno de los mejores equipos que ha tenido el Fútbol Club Barcelona a lo largo de toda su historia, y no digo que es el mejor porque aquel fue el de Guardiola, al cual, por cierto, acabó aburriendo Mourinho. La verdad es que, del mismo modo que al Barça le tocó sufrir a don Alfredo di Stéfano, al Real Madrid de 2016 le toca sufrir a Leo Messi, que gana partidos. La verdad es que, siendo como es ésta por calidad una de las mejores plantillas de la historia del Real Madrid, entre los veinticinco no suman medio gramo de los huevos que le echaban, por ejemplo, Zoco, Benito, Amancio o Velázquez. Y, para ir concluyendo, diré que la verdad, o para ser del todo exacto mi verdad, es que sin un entrenador que se los coma con patatas, que los exprima hasta las últimas consecuencias y que les tenga motivados, estos futbolistas acaban cayéndose siempre por unos u otros motivos. Y ahora: ¿Echamos todo abajo? ¿Que no quede piedra sobre piedra? ¿Refundación del club?... Que decidan los propietarios, que son los socios, pero, por favor, Ramón Calderón no, otra vez él no, los nanines de nuevo no... El Real Madrid no se lo merece.
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