Juan del Álamo con el gran toro de Alcurrucén
Esta tarde en Las Ventas han salido cuatro toros buenos con sus matices y dos sensacionales, dos toros de escándalo. Son ya muchos los toreros que deben el haberse puesto en circulación al hierro de Alcurrucén, el único que conserva en toda su pureza el encaste Núñez, si bien con la bravura, el ritmo y la humillación que han sabido insuflarles Pablo, Eduardo y José Luis. Y eso ya no es suerte, es sabiduría ganadera.
Al saber le llaman suerte
Paco Mora
Qué suerte tienen los Lozano, que casi siempre les sale un toro bueno en Madrid! Eso suelen decir los que prefieren creer en los milagros antes que en la valía de los demás. Pero esa “baraka” que dicen los árabes, además de en la capital de España se repite en Bilbao y en Pamplona y en tantas y tantas plazas… Y cuando la suerte se repite tanto deja de ser suerte.
Esta tarde en Las Ventas han salido cuatro toros buenos con sus matices y dos sensacionales, dos toros de escándalo. Son ya muchos los toreros que deben el haberse puesto en circulación al hierro de Alcurrucén, el único que conserva en toda su pureza el encaste Núñez, si bien con la bravura, el ritmo y la humillación que han sabido insuflarles Pablo, Eduardo y José Luis. Y eso ya no es suerte, es sabiduría ganadera.
Hoy le ha tocado a un buen torero salmantino que hace años que le ronda la suerte. La suerte se le ha presentado de improviso con dos toros de Alcurrucén, que le han abierto la puerta grande de la plaza de la calle de Alcalá, incluso en contra del “usía” que ha hecho todo lo que ha podido para impedírselo. Pero la casta del torero, el valor y el magnífico momento de Juan del Álamo lo ha arrollado todo y le ha permitido cumplir su sueño. Y van…
El deficiente uso de la espada ha impedido que El Cid y Joselito Adame tocaran también pelo, porque en general toda la corrida ha tenido posibilidades de triunfo, bajo el denominador común de la casta, desarrollada antes o después según la habilidad y entrega de sus matadores. Esa es la realidad. Álamo ha jugado fuerte y ha ganado, aunque quien lleva la baraja lleva la ventaja, y hoy, como casi todas las tardes, la han llevado los “usías”, que habría que comenzar a llamarles “usiítas” como diría “El Divino Calvo”. Y es que, en su recta final, hay que reconocer que lo más lamentable del San Isidro que fenece ha sido el equipo presidencial, que, si hubiera actuado en justicia, en vez de tres puertas grandes, Marín, Ponce y Del Álamo, a estas alturas llevaríamos lo menos cinco.
De acuerdo que los presidentes del palco son la autoridad, pero cuando la autoridad se ejerce sin justicia es simplemente autoritarismo. El mandamás que le ha negado hoy la segunda oreja de su primer toro a Del Álamo, pese a que la petición era abrumadora, carece de la mínima sensibilidad como aficionado. Lo que, aparte de pasarse el Reglamento por el forro, es una clara invitación a que se quede en su casa a dormir la siesta en los días de corrida.
Pero, en fin, quedémonos con los dos extraordinarios toros de Alcurrucén y con el interés que han mantenido durante toda la tarde en los tendidos sus otros cuatro hermanos. ¡Qué suerte tienen los Lozano! ¡Y un Jamón! Al saber le llaman suerte…
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