En el 16 llegó una de las genialidades del partido. Kroos advirtió en él área del Valencia la misma concentración que las de Barça en Anfield y con un toque de enorme precisión embocó un gol olímpico que escuchamos antes de lo que vimos a causa del despiste del realizador.
3-1: El Madrid de los centrocampistas
Ramón Álvarez de Mon
La Galerna. Madrid, 8 enero, 2020
Comenzó a rodar el balón y se apagaron los debates acerca de la conveniencia de la competición y el sitio donde se disputaba. En la previa Zidane no había querido entrar en disquisiciones político-morales: “no venimos a pasear”.
El francés dispuso un equipo con cinco jugadores con alma de centrocampista. A falta de la delantera titular, buenos eran los tocones. Se podía presumir que el balón sería madridista y el comienzo no desmintió los presagios. El Madrid tocaba y tocaba y pronto encontró la primera gran ocasión pero Jaume atajó el frentazo de Varane. En el 16 llegó una de las genialidades del partido. Kroos advirtió en él área del Valencia la misma concentración que las de Barça en Anfield y con un toque de enorme precisión embocó un gol olímpico que escuchamos antes de lo que vimos a causa del despiste del realizador.
El Madrid ya tenía su botín y su plan de partido había adquirido mayor potencia. El balón circulaba entre los madridistas que cuando lo perdían se afanaban en recuperarlo al instante. No había excesiva profundidad, pero todo lo que podía ocurrir en el partido sería en la portería che. En una de las numerosas combinaciones Valverde ganó la profundidad por la derecha y asistió a Modric. Luka disparó, pero el balón fue rechazado por un defensa. Isco lo recogió y lo alojó en las redes como si nada.
Poco después Isco encontró el palo y Jovic a Jaume en lo que pudo ser el tercero. Poco más ocurriría ya en una primera parte monopolizada por el Madrid.
Se esperaba un Valencia corajudo en la segunda parte, pero el toqueteo del Madrid pronto lo volvió a someter. Sin embargo el Madrid ahora tocaba más rápido desde la confianza que le otorgaba el resultado. Si en la primera parte el Madrid recuperaba rápido el balón, en la segunda prácticamente el robo se había convertido en un trámite. Las ocasiones llegaban con mayor facilidad y sentido estético. En una transición Jovic encontró a Modric en la derecha. El croata se vio rodeado y maquinó un recurso que no pudo albergar más clase: golpeo con el exterior que dejó patidifusos a todos los que tuvimos la suerte de disfrutar el momento.
Partido terminado muy pronto y ocasión perfecta para dar minutos a Marcelo, James y Mariano. En las postrimerías lo único fue el penalti de Ramos por mano. Parejo disparó y marcó para maquillar el resultado.
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