Entrevista a Oswaldo Viteri
Por Arianna Balastro
30 DE MAYO DE 2011 / Click
“En mi familia son todos médicos, yo soy la oveja negra”
El 24 de mayo del 2011, el pintor ecuatoriano Oswaldo Viteri vestía un sencillo saco gris con una camisa celeste, tenía la barba muy bien arreglada y a las 16h30 se sentó para una entrevista en el estudio de su casa, al norte de Quito. La habitación es de techo alto con pesadas vigas de madera y está llena de cuadros colgados en las paredes o acomodados sobre caballetes, entre ellos hay un gran autoretrato del artista. En las repisas y en las mesas se esparcen brochas y pinceles desgastados que muestran el amplio uso que se les ha dado.
Este artista ambateño nació en 1931 y durante su carrera ha realizado ensamblajes, retratos, dibujos y murales que han sido expuestos en galerías de arte de todo el mundo. Ha trabajado con estilos como neofigurismo y expresionismo. Participó como jurado en bienales artísticas dentro y fuera del país, fue finalista del premio Príncipe de Asturias junto con Mario Moreno “Cantinflas” y es ganador del premio Eugenio Espejo que premia a los mejores exponentes de la cultura nacional. Ahora es anfitrión de su casa museo, donde tiene su taller y también una colección de arte privada muy popular entre turistas que acuden a ver las obras con una cita previa. En esta entrevista, Viteri contó un lado personal de su vida, dejando un poco aparte su carrera y logros profesionales.
¿Cuál es el primer recuerdo de su vida?
(Cierra los ojos mientras intenta recordar) Cuando yo tenía unos dos o tres años, recuerdo que mi padre llegaba a medio día de su trabajo, él era médico. Traía los periódicos y se sentaba a leer y yo que era niño quería que me viera y me atendiera. Entonces yo hacía rayas en los bordes blancos del periódico para llamar su atención. Desde luego mi padre me adoraba hasta el último, hasta cuando murió.
¿Quién es la persona más allegada a usted en su familia?
Fue, mi padre.
¿Él influyó para que usted se iniciara en la pintura?
No. Yo vengo de una familia de médicos, en mi casa todos fueron médicos. Yo soy la oveja negra de la familia
¿Y en algún momento sus padres le dijeron que no era buena idea dedicarse a la pintura?
No para nada, mi padre me intentó ayudar. Me dijeron que estudiara arquitectura por la relación que tiene con el arte. Yo soy arquitecto, esta casa fue hecha por mí, planificada por mí (señala con el índice las paredes y techos de su estudio)
Si no hubiese sido pintor, ¿fuese arquitecto?
No. Una vez me hicieron una entrevista en Madrid y me preguntaron si usted no hubiera sido pintor que hubiera querido ser y yo dije torero.
¿Alguna vez intentó torear?
Sí, de joven lo he hecho, de muchacho.
¿Y cómo le fue?
Mal (risas)
¿Cuál es su obra favorita?
Ojo de Luz. Ese cuadro ha sido muy significativo, cuando lo he llevado a museos en América y Europa, ese es el que más ha llamado la atención. Inclusive me han hecho pedidos para que sea la portada de libros.
¿Estaría dispuesto a vender este cuadro?
No, por el momento no.
¿Usted vende cuadros?
Sí, yo vivo del arte. Por ejemplo, por encargan un retrato y aquí viene la señorita, señora o señor para posar.
¿Quiénes son sus clientes?
Depende, diferentes personas particulares.
¿Se considera una persona malgenio?
No, tengo muy buen carácter. Me gusta hacer bromas y chistes, a veces no me dan bola mucho porque creen que me gusta hacer chistes un poco colorados.
¿Qué lo hace feliz?
Estar aquí en mi taller. Subir aquí la noche, solo en la madrugada y poner música cuando estoy pintando.
¿Qué música le gusta?
La clásica, tangos, flamencos y el jazz.
¿Algún músico favorito?
La cantante Estrella Morente (cantante española de flamenco), amiga mía y esposa del torero Javier Conde, también mi amigo.
Y en literatura ¿qué le gusta?
Antes leía bastante literatura ecuatoriana: Jorge Icaza, Joaquín Gallegos Lara, todo el grupo de Guayaquil. De los poetas Carrera Andrade me encanta, César Dávila Andrade con quien tuve una amistad. Ahora me intereso más por la historia.
¿En qué periodo de la historia le hubiera gustado vivir?
Me habría gustado vivir en el Renacimiento en Italia. Porque en este momento del la historia vivieron los más grandes pintores que tiene la humanidad. Me hubiera gustado, por ejemplo, conocer a Leonardo Da Vinci.
¿Le gusta el cine?
Sí cuando son buenas películas. Yo dejé de ir al cine, a mi señora le encanta, pero en los últimos años me he desilusionado con el cine. Aunque también he visto buenas películas, por ejemplo, El Cisne Negro me encantó, casi me hizo llorar. De lo ecuatoriano me gusta Sebastián Cordero y de (Camilo) Luzuriaga me gustó la película “La Tigra”.
Usted se suele quedar hasta tarde pintando ¿Cuántas horas de sueño necesita?
De siete a ocho horas.
¿Alguna vez ha pintado algo que soñó?
No.
¿En qué sueña?
No sueño. O bueno, sueño pero no me acuerdo.
¿Cuál es su rutina diaria?
No es bueno para la memoria seguir una misma rutina todos los días. Yo conozco a amigos pintores en Argentina que tienen como el taller como oficina. Van a las nueve de la mañana, almuerzan y salen a las seis. Yo pinto cuando me da la gana.
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