"...La hidra reaccionaria ha matado a Adán, un canterano del Real Madrid, que ha tenido la mala suerte de moverle la silla a Casillas..."
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Primeras rampas de esta cuesta de enero y 13, que uno, como periodista y vecino de Madrid, acomete con la carga de un adanicidio.
La hidra reaccionaria ha matado a Adán, un canterano del Real Madrid, que ha tenido la mala suerte de moverle la silla a Casillas.
A la primera, penalti y expulsión, pues el árbitro es una cosa que pone la Federación, y con el chiringuito de la Federación no se juega.
Cuando Casillas aún no era portero de la Federación, Del Bosque lo cambió por César, y a mí aquello me pareció una “sinjusticia”, pero los piperos de la época me amonestaron severamente con el argumento de que César era un muchacho tan bueno que dedicaba los ratos libres a pintarles la casa a los viejos.
El Bernabéu sigue igual.
El Bernabéu, como España, lleva ni se sabe cuánto tiempo cerrado por reformas.
Y mientras Paz Padilla se niega a viajar a América porque allí no hay cultura y Raquel Martínez lee la noticia del Premio Nadal de novela con la imagen del tenista Rafael Nadal por fondo, el Bernabéu ovaciona al árbitro que mata al Madrid en la persona de Adán por hacerle un hueco a Casillas.
Para la enésima reforma del Bernabéu fue contratado Mourinho, el portugués con más talento después de Velázquez que ha pisado la Corte: su papel recuerda al de Gary Cooper (Howard Roark) en “El manantial”, donde Cristiano haría de Patricia Neal.
Al contrario que su paisano Siza, que empieza las reformas por los tejados (¡esas paradillas de metacrilato que le vendió a Gallardón en Madrid!), Mourinho empezó las suyas por la portería, y todas las porteras se le han echado encima.
Hay una Españeta castizota, cazurra, mostrenca, analfabetona y eterna que se opone a que Aragonés reforme los privilegios de Raúl, a que Mourinho reforme los privilegios de Casillas y a que Rajoy reforme los privilegios de Toxo y Méndez, cosa, por cierto, que Mourinho y Aragonés han hecho, pero Rajoy… no.
Muerto Adán, sólo nos queda Eva (González).
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