"...Afortunado Del Bosque que puede permitirse el lujo de vivir en el país multicolor de la abeja Maya, nuestra bella y dulce Maya. No diré nada más sobre él, aunque evidentemente podría. Lo último que se me ocurre, aunque en realidad nunca es lo último, es que el mejor resumen de su gestión en la selección durante estos últimos ocho años ha sido sin duda que acabe hablando de valores, los valors que sí tienen por supuesto aquellos que le han lavado los pies con agua de rosas y que han arrastrado la lengua por el suelo a su paso..."
Del Bosque, la abeja Maya y el país multicolor
Es un hecho que Del Bosque no está sabiendo irse. Debió hacerlo tras el fiasco que supuso el Mundial de Brasil... pero no lo hizo y se aferró como una lapa al cargo. Y, tras la debacle de la Eurocopa, tendría que haber anunciado su dimisión irrevocable, pero nos tuvo a todos otra semana mareando la perdiz; estoy convencido de que si España hubiera alcanzado las semifinales, Vicente habría tenido la excusa perfecta para continuar otros dos años más, hasta el Mundial de Rusia o incluso más allá, pero fue tal el desastre francés que no le quedó más remedio que anunciar que se iba "por el bien del fútbol español". Por el bien de la selección nacional debió irse en 2014... pero siguió por su propio bien; en ese sentido, y salvo contadísimas excepciones, Del Bosque no es nada original ni supone una excepción.
Para mí Del Bosque ha sido relevante mientras ha sido entrenador del Real Madrid y luego seleccionador nacional. Quiero decir que no recuerdo por su parte una frase, un pensamiento o, ya puestos, una innovación táctica que provocara en mí un interés especial o me hiciera reflexionar durante un rato largo. Nada. Niente. Rien. Nichts. Cero patatero. Ni frío ni calor. Como entrenador, Vicente ha sido francamente pueril y su indudable éxito deportivo, que lo ha tenido y con creces, se ha debido a su estilo familiar de "gestionar los egos". Pero ayer, al verle en Telemadrid diciendo que hay periodistas que se alegran de los fracasos de España y añadiendo a continuación que quienes le criticamos carecemos de valores he caído en la cuenta de que el seleccionador es pueril por el simple hecho de que también lo es la persona.
Afortunado Del Bosque que puede permitirse el lujo de vivir en el país multicolor de la abeja Maya, nuestra bella y dulce Maya. No diré nada más sobre él, aunque evidentemente podría. Lo último que se me ocurre, aunque en realidad nunca es lo último, es que el mejor resumen de su gestión en la selección durante estos últimos ocho años ha sido sin duda que acabe hablando de valores, los valors que sí tienen por supuesto aquellos que le han lavado los pies con agua de rosas y que han arrastrado la lengua por el suelo a su paso y de los que naturalmente carecemos quienes le hemos criticado. Una mañana al pasear vi una abeja en una flor que al acercarme me miró con sus ojitos de color.
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