"...Es curioso, pero no he conocido torero alguno que con cerca de noventa años mantuviera las hechuras de torero que mantenía Julio. Confieso que cuando lo ví se me volcaron de golpe multitud de imágenes suyas en la plaza..."
Julio Pérez "Vito": Un gran torero
Antonio Portillo
A pesar de que estaba en la etapa final de la carrera de la vida, su vitalidad era extraordinaria, sobre todo si se trataba de hablar de toros. "Vito", torero hasta en pijama, parecía como si se hubiera tragado un sable, me recibió en su casa, junto a su hijo "Julito", como lo llamaba, con un afecto y una cercanía que me pareció como si fuera de la familia.
Es curioso, pero no he conocido torero alguno que con cerca de noventa años mantuviera las hechuras de torero que mantenía Julio. Confieso que cuando lo ví se me volcaron de golpe multitud de imágenes suyas en la plaza.Me dió un vuelco el corazón porque en un instante me ví con mi padre viéndolo banderillear con Luis Gonzalez en un tendido de Sevilla, Cordoba, Malaga, Ecija... de tantas plazas!, y emocionándonos los dos con el empaque y la torería que tenía con las banderillas.
Tenía una personalidad arrolladora y un atractivo personal que provocaba que las miradas del publico lo buscaran incluso estando en el callejón.
Ha podido haber banderilleros mas técnicos e incluso mas puros, pero de mediados de los años cincuenta para acá, que es mi vida como aficionado, no he conocido un banderillero con la torería y la personalidad cautivadora de Julio Pérez "Vito".Su forma de ir al toro y salir del encuentro "andando" con una gallardía sobrenatural me han emocionado como no lo ha hecho torero alguno en el segundo tercio durante ese periodo.
Tuvo un continuador en las formas al que lamentablemente vi morir en el ruedo desde el tendido 9 de La Maestranza sevillana aquel fatídico día 1 de mayo de 1992, me refiero a Montoliú.
En la conversación que tuve con él el pasado noviembre me contó multitud de anécdotas con esa simpatía que le caracterizaba. Ahí va una:
Un dia que presenciaba vestido de calle uno de los famosos desencajonamientos de toros en la plaza de Valencia, su plaza, de la que como me contó con orgullo sus cinco salidas a hombros como matador de novillos y toros, un toro no había forma de meterlo en los corrales. Cuando iba por el ruedo con los cabestros al llegar a la puerta de toriles se volvía, entraban los mansos y el bravo se quedaba en la arena.
Con todo el mundo desesperado pues los graderíos estaban repletos, la situación por momentos se iba convirtiendo en agobiante. Se fue "Vito" para la puerta, y tras decirle al cabestrero que encerrara los cabestros le dijo al encargado de la puerta que la dejara abierta. Contando la anécdota decía: «El toro en los medios cuando me vió a mí salir por la puerta e irme hacia él, se creció "dos cuartas". Se arrancó hacia mí y yo andando "patrás" en dirección a la puerta. Al llegar al encuentro conmigo, justo a la altura de las tablas, lo quiebro y el toro entra en la manga de toriles. La plaza, que estaba "abarrotá" se caía en aplausos. Saltaron un montón al ruedo, me cogieron a hombros y me dieron la vuelta al ruedo.»
Ha habido pocos toreros con la preparación física de Julio, que era un auténtico atleta, que de chaval jugaba con el riesgo ante el toro, y como me cuenta en otra anécdota, ante el tren, cuando se subía al primer arco de acero del puente del ferrocarril que hay en su pueblo y se pasaba de allí al techo del tren, que pasaba, y viceversa, es decir del techo al arco, cuando llegaba el siguiente arco. Pero es mas dificil aún encontrar un torero que con esa condición física, tenga además la torería y majeza que tenía "Vito".
Los aficionados que tuvimos la oportunidad de verlo, disfrutamos con sus extraordinarias condiciones taurinas, y los amigos que tuvimos la gran suerte de tratarlo pudimos celebrar su excelente categoría humana. Siempre lo tendré en el recuerdo y en mi corazón.
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