Comienza el año todo teñido de blanco. La nieve cubrió con su frío manto la mayor parte de nuestra geografía, dejando imágenes tan impactantes como preciosas pero también no pocos contratiempos. Nunca nieva a gusto de todos...
Que se cumpla
Paco Delgado
Avance Taurino, Enero / 2021
Sin embargo, siempre queda en nuestro subconsciente ancestral, rural y ligado al campo, la promesa de los beneficios que acarrean estas nieves
tempranas.
Ya se sabe, año de nieves, año de bienes.
Tradicionalmente así es para el campo, que se beneficia del efecto aislante de los cultivos reduciendo
las heladas y aumenta la capacidad de ahijamiento,
evita un calentamiento excesivo del suelo que impide que la vegetación florezca prematuramente y,
por si todo esto les parece poco, se aprovecha la
nieve caída para almacenar agua, suministrando
humedad a la tierra para compensar una posible sequía.
Han sido cientos de imágenes las que hemos podido
ver estos pasado días en los que la nieve cubre no
sólo campos y pastos, también son de una gran belleza las que hemos podido contemplar de plazas de
toros cubiertas de nieve, toreros entrenando sobre
fondo blanco en vez del tradicional albero, toros
confundidos con el paisaje... postales de gran impacto estético y que, también, aportan esperanza y
optimismo, pese a que no hayan sido pocos los afectados en sentido negativo por este temporal: vehículos atrapados en carreteras y autopistas
intransitables, vuelos cancelados, cortes de luz y
agua, compromisos que no pueden cumplirse y
otras incomodidades y molestias varias. Vaya lo uno
por lo otro.
En lo taurino, aparte de los posibles efectos positivos
de las nevadas para el campo bravo, debería servir
de buen augurio, pese a que, de momento, la cosa
va mal, bastante oscura y, desgraciadamente, sin
pinta de que haya mejora a corto plazo...
La tauromaquia sigue perdida en el túnel del tiempo y parece que ha servido de poco la nefasta experiencia de la pasada temporada. Todo indica que habrá que tirar otra vez de improvisación.
En manos de la Providencia
El curso de la pandemia sigue
avanzando y aumentan los
contagios, sin que haya, al
parecer, remedio ni fórmula para combatirla y,
al menos, frenarla. Y
tampoco la tan ansiada vacuna parece
que sirva de mucho,
especialmente por
la lentitud y errores
en su administración por parte de un
gobierno que, una
vez más, demuestra
su ineptitud en una
gestión tan desastrosa
como mezquina, aprovechando para hacer política
a escondidas y sin tener que
dar cuentas ni a pregoneros ni a
nadie.
Ya se ha anunciado que no habrá feria de abril
en Sevilla; en Valencia las fallas parecen llevar el mismo camino
y los festejos que se quieren dar en marzo precisan de un aumento
del aforo permitido en las plazas del que nadie dice nada ni nadie,
esa es la impresión, está dispuesto a firmar.
En América siguen suspendiéndose y cancelándose ferias y festejos,
aunque en Francia ya se anuncien algunos... para verano.
Los toreros siguen sin cobrar las ayudas y subsidios que les corresponden.
Las autoridades ¿competentes? siguen dándoles largas y toreándoles, nunca mejor dicho. Engañándoles una y otra vez sin que
nadie haga nada para arreglar un desaguisado que lleva camino de
convertirse en desastre mayúsculo. Y otro tanto ocurre con los ganaderos, que empiezan a temer otra temporada de matadero y desesperación.
Y tampoco hay a la vista plan de choque ni previsión para afrontar
lo que todo apunta a otra campaña de dimensiones reducidas y
emergencia. Todo indica que habrá que encomendarse de nuevo a
la Providencia y a la improvisación.
Menos mal que nieva. A ver si se cumple el refrán.
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