«El pito es el éxito» es una frase que encierra más sabiduría de la que parece a simple vista, un enunciado que se agranda según uno comienza a manejarlo y a ahondar en su amplio espectro de significados. Conjuga a pedir de boca el deporte, el triunfo, el instinto, la evolución, el trabajo, etc. El pito como matriz.
El pito es el éxito
Francisco Javier Sánchez Palomares
La Galerna/14 abril, 2024
Ayer, en la rueda de prensa posterior a la victoria del Real Madrid por 0-1 sobre el Mallorca, a Carletto le cuestionaron acerca de los abucheos sufridos por Vinícius y el italiano contestó, textualmente, que «El pito es el éxito». No seré yo quien pretenda llevar la contraria al entrenador que más Champions ha ganado ni a miles de años de evolución, al contrario, solo me cabe refrendar el aserto de Ancelotti por lo acertado del mismo.
Vinícius es un miembro muy destacado de la plantilla blanca, pero dado el abultado calendario del Madrid, con más citas que el Tinder de Julio Iglesias en los años setenta, necesita reposo de vez en cuando para recuperar ese chorro de potencia que lo caracteriza.
Ayer sucedió así, Carlo optó por reservarlo en el banquillo y no lo metió en el campo hasta siete minutos antes del minuto 69. Vini salió como un toro, le faltó tiempo para correrse un eslalon y realizar una penetración gloriosa hasta el fondo, mas no pudo alcanzar el clímax ya que le faltó meterla dentro, la pelota, de la portería bermellona.
En ese momento arreciaron los pitos sobre el brasileño, pero Vini siempre se yergue ante la adversidad y se levanta una y otra vez, sin importar la dureza del meneo recibido o del gatillazo sufrido. Vinícius es un localizador impenitente de orificios en las defensas contrarias. Las acometidas del siete son portentosas y repetitivas, embiste al rival como a un cajón que no cierra, sin venirse abajo por que no sea capaz, o no le permitan, culminar. Sus perforaciones de las metas rivales son fuente de placer de todo hincha merengue, no en vano una de ellas, frente al Liverpool, significó el éxtasis de la Catorce.
VINI SALIÓ COMO UN TORO, LE FALTÓ TIEMPO PARA CORRERSE UN ESLALON Y REALIZAR UNA PENETRACIÓN GLORIOSA HASTA EL FONDO, MÁS NO PUDO ALCANZAR EL CLÍMAX YA QUE LE FALTÓ METERLA DENTRO, LA PELOTA, DE LA PORTERÍA BERMELLONA
Estas cualidades le hacen acreedor de la ira de los rivales y es común que las aficiones canalicen su miedo y su frustración en forma de pitos, motivo por el cual Ancelotti dedujo en rueda de prensa que el pito es el éxito. Carlo viene a decir que si te pitan es porque eres bueno, y está claro que Vinícius no es ningún paquete, como muchos antimadridistas fantaseaban en sus sueños húmedos.
Pero Vini no es el primer futbolista de envergadura que sufre pitos, antes que él ya los tuvieron que aguantar jugadores como Lubo Penev, Nacho Vidal, Poyatos, Verga, Fali o Foggia, por citar solo algunos miembros afectados.
El de Ancelotti tampoco es el pito más famoso de la historia del Real Madrid, lugar reservado para el de Benito Floro, protagonista de aquella mítica y copulativa arenga ilerdense. «Con el éxito nos los follamos», con perdón, sería el mash-up lógico de Benito y Carlo.
VINI NO ES EL PRIMER FUTBOLISTA DE ENVERGADURA QUE SUFRE PITOS, ANTES QUE ÉL YA LOS TUVIERON QUE AGUANTAR JUGADORES COMO LUBO PENEV, NACHO VIDAL, POYATOS, VERGA, FALI O FOGGIA, POR CITAR SOLO ALGUNOS MIEMBROS AFECTADOS
«El pito es el éxito» es una frase que encierra más sabiduría de la que parece a simple vista, un enunciado que se agranda según uno comienza a manejarlo y a ahondar en su amplio espectro de significados. Conjuga a pedir de boca el deporte, el triunfo, el instinto, la evolución, el trabajo, etc. El pito como matriz.
También aplica a los trencillas, que tanto pitan como son pitados, en una especie de trenecito, un dar y recibir continuo con una enorme gratificación económica si se llevan el pito a la boca como les gusta a quienes los han colocado ahí a dedo, no en vano el índice corrector del CTA, encarnado durante décadas en Negreira, ha sido el encargado izar a lo más alto y dejar languidecer las carreras de los colegiados de este país. Entre pitos y flautas, un árbitro sumiso con el poder puede salir por más de 300.000 euros al año, varias veces más que uno díscolo.
La transmisión oral de conocimientos ha sido una fuente impresdindible de sabiduría, un camino recto desde tiempos ignotos que mantiene enhiesto el conocimiento humano, y Ancelotti es un maestro en este arte. No resta más que darle la razón, el pito es el éxito libre de polvo y paja.
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