"Recortes" lo vió así:
"La última corrida toreada en Madrid fue la del 16 de Junio de 1889, vino a ella sustituyendo a Frascuelo y alternó con "Lagartijo", ´Angel Pastor y "Guerrita".
En ella mató estupendamente recibiendo al toiro Rosquillero, retinto, de Aleas y estuvo fatal con el segundo, Chaparro, negro, de Solís, un bicho mansusrrón e incierto, que hizo de pasarlas moradas al veterano espada, que slió entristecido y apenado del ruedo de la Corte, en el que se había presentado veintinueve años antes.
El pobre "Bocanegra", que apelaba a los mil recursos para ir viviendo, fundóm y dirigía una cuadrilla de jóvenes cordobeses, en la que era matador su sobrino Rafael Ramos "El Melo". Con esta cuadrilla fue a Úbeda el 20 de Junio de dicho año de 1889; pero fue suspendida la fiesta por mañas condicions de la plaza, recibió proposiciones para que los muchachos torearan ese día en Baeza, dónde otros noveles se habían negado a torear -por grandes- los moruchos adquiridos.
Los discípulos de "Bocanegra" se arriegaron a su lidia y el maestro, que desde el callejón, dirgía la corrida, al ver que el toro "Hormigón", negro, de Agustín Hernándes, bicho grande y de mucho poder, era demasiado toro para los muchachos, tomó s capopte y saltó al ruedo para ayudarles. Fue perseguido al rematar un quite, tomó un burladero sin ocultarse del todo, y el anmal en un derrote le dio una tremenda cornada en la ingle, que le causó la muerte al día siguiente.
Manuel Fuentes "Bocanegra", como su maestro Domínguez y "Pepete", fue diestro de más corazón que arte y como ellos practicó la suerte de recibir. Fue un valiente, y como persona fue atento,modesto, entusiasta de su arte y gran protector y alentador de jóvenes artistas.
De "Sentimientos":
"Bocanegra" ha muerto. Ha muerto como mueren los valientes. Por exceso de confiaza. En una novillada y por salvar a un picador delos niños cordobeses, en Baeza. Como murió Manene. Como mueren los guapos: a manos de un cobarde o de un chiquillo.
Manuel fuentes había sido un torero rudo, pero de los más bravos que han pisado el ruedo.
En una memorable corrida en Sevilla, el señor Manuel Domínguez toreó con "Bocanegra". Domínguez despachó sus tres toros con tres estocadas recibiendo.
Bocanegra hizo la misma. ¡Qué tiempos aquellos!
Manuel Fuentes contaba las corridas con revolcones, cuando menos. había sufrido cogidas graves y nuca se dolió al castigo -Eso es lo que dan los toros- decía.
Toreando n Madrid, hace dos años, al recibir un toro, sufrió un puntazo sobre el brazo derecho. Nop solamente no se enteró el público, sino que sus mism acuadrilla lo supo en aquella noche. "Boca" siguió toreando como si nada hubiera ocurrido.
Enla última cogida sufrida en Baeza, Manuel ha estado Bravo como siempre. Tenía una cornaa en el vientre bajo hasta la cadera del lado derecho.
Manuel se retiró por su pié a la enfermería, apoyado en su sobrino "El Melo", y dijho a cuantos le rodearon: Esta es la última, conozco que es mortal.
Pocos días hace tocábamos las palmas a "Boca" cuando metía el pie al primer toro de "Aleas" en la de Beneficencia.
"Boca" no solamente no tenía piernas sino que tampoco veía. Al caer la tarde no veía cuando se le echabn los toros encima.
-Ahí viene señor Manuel- le decían los chicos. Y Manuel paraba y aguardaba al toro o una cornada.
Aún recuerdo cuando toreó de m muleta, cómo citó, cómo paró y cómo lanceó d capa en una memorable corrida con división de plaza en Madrid hace tres o cuatro años. En corto, con valentía, toreó de brazos, com o no estábamos acostumbrados a ver.
¡Pobre "Boca". Con él se va el último mantenedro del toreo antiguo...."
(1) El Cartel Taurino, la Sociedad, y los Toros".- Madrid 2008.- pág. 107.- Autor Ángel Sonseca Rojas.
Bocanegra --así se apodaba Manuel Fuentes Rodríguez-- Era un torero todo agilidad y destreza para burlar a las fieras astadas, en particular en la ejecución de la suerte de banderillas, que llegó a gozar de una nombradía acorde con sus auténticas cualidades.
Bocanegra era primo político de Rafael Molina Lagartijo , de quien quiso ser competidor sin poseer méritos suficientes.
Manuel Fuentes se inició en una cuadrilla infantil que capitaneaba Antonio Luque Camará y a las órdenes de un hijo de este último y de José Sánchez Poleo . Cuatro años figuró en dicha cuadrilla --los tres últimos en calidad de espada-- y en el periodo 1855--56 fue como rehiletero al lado de su infortunado paisano José Rodríguez Pepete , pasando más tarde a la cuadrilla del maestro Manuel Domínguez, donde estuvo seis años.
MATADOR DE ALTERNATIVA
Se hizo matador de toros el 30 de agosto del año 1862, en El Puerto de Santa María, en una corrida benéfica en la que se lidiaron ocho toros del marqués de Tamarón. Como padrino de la ceremonia ofició el maestro Manuel Domínguez.
Confirmó en Madrid por Curro Cúchares, el 5 de mayo de 1864. A partir de entonces no se le ocurrió otra cosa al nuevo espada que plantar cara a su pariente Lagartijo, a quien profesionalmente ni por asomo se parecía.
No obstante, a partir de su investidura Bocanegra consiguió cimentar su fama, y aunque acusando frecuentemente desigualdades y altibajos artísticos, la afición le veía con complacencia, porque todo lo intentaba con valor y amor propio, que eran sus primordiales características.
Pero el público, que igual levanta ídolos que se complace en derribarlos, no tardó en desviar su atención de Manuel Fuentes para celebrar el advenimiento al arte del toreo de una nueva fundada esperanza: Rafael Molina Sánchez Lagartijo , que traía consigo la simpatía, la destreza elegante, la gallarda apostura ante la fiera; en una palabra, el toreo fino, en oposición al toreo llamado "serio", que con tanto ardor defendían los partidarios --escasos-- de Fuentes, frente al crecido número de admiradores de Rafael Molina.
Duro golpe para Bocanegra fue la alternativa en Úbeda de su primo político --1865--. Se enconaron entonces las pasiones. Se enfrentaron ambos bandos taurinos y en verdad que los de Lagartijo eran los que más cuerdamente razonaban. Dos años o así duraron estas discrepancias, cuya violencia trataron de paliar personas de elevada significación.
Y así se "firmó el armisticio" entre ambos espadas, y el 27 de enero de 1867 se celebró en Córdoba una corrida de seis toros de Rafael José Barbero, en la que Bocanegra y Lagartijo, en amistosa emulación, actuaron cada cual en su estilo con verdadero éxito. Y entonces fue cuando los partidarios de uno y otro espada se unieron en un solo anhelo común: el triunfo de sus ídolos respectivos.
La generosidad de Lagartijo se puso de relieve con su primo político, porque éste, contraída una enfermedad a la vista y no sobrado de recursos recibió de Rafael Molina cuantas cantidades le fueron precisas para curar su mal e incluso para marchar a un balneario con la toma de cuyas aguas aliviase la dolencia.
Además ya nuevamente en activo Manuel Fuentes, Lagartijo le proporcionó no pocas contratas. E incluso herido Rafael Molina por el sexto toro de Barbero en la plaza de Sevilla, el 18 de abril de 1972, Bocanegra le sustituyó al día siguiente y logró un triunfo sobre Gordito en la lidia de tres toros de Saltillo.
Gracias a este triunfo de un diestro cordobés en el ruedo sevillano --Bocanegra salió en hombros de la plaza--, gracias a la superioridad de Fuentes sobre el Gordo --torero de la tierra- el papel profesional del primo de Lagartijo subió notablemente.
Mas a Bocanegra no le aprovechó este hecho circunstancial por mucho tiempo. Porque bien pronto surgió de nuevo la enemistad entre él y Lagartijo, alimentada por las habladurías de los "eternos admiradores". Y hasta tal punto llegó esta enemistad, que Rafael Molina brindó protección a otros toreros e incluso se negó a alternar con Bocanegra, alegando que "temía que por su obesidad y por su falta de facultades, ocurriese algún sensible percance de que él no quería ser testigo".
Esto ocasionó, en definitiva, un gran perjuicio para Manuel Fuentes. Lagartijo, hombre simpático, artista en el ruedo, seguía ganando adeptos, mientras Bocanegra, cada vez más mermado de facultades, hombre poco dado a la amistad, rudo, seco en su toreo y en su trato, rodeado de un cada vez más menguado coro de "incondicionales", los que acaso tuvieron la culpa, por su intransigencia en materia de estilos de toreo, de la enemistad de Lagartijo y Bocanegra, que posiblemente llevó a la desgracia al pobre Manuel Fuentes.
Otro hubiera sido su destino de contar con la influyente protección de su primo político. Otro fin más digno de su historia hubiese tenido Manuel Fuentes. El 29 de junio de 1889 --Corpus Christi-- suspendida en Ubeda una corrida de toros en que había de tomar parte, marchó a Baeza para presenciar una novillada. Los lidiadores pasaron grandes apuros para pasaportar las tres primeras reses. La corrida en cuarto lugar fue brava y de poder. El Melo se lanzó a la plaza para banderillear y estoquear al bicho, a fin de evitar una desgracia y para ayudarle se brindó Bocanegra, quien al correr con el capote e intentar ganar un burladero sufrió una cornada en la ingle que le ocasionó la muerte al siguiente ida. Y aquí acabó la historia de este matador de toros cordobés que pudo tener un final más digno y brillante. Acaso su carácter brusco y violento fuera causa de ello. O tal vez el exceso de celo de sus amigos y admiradores.
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