Toro de Cuadri
Semana torista Cuadri y la “fiesta de Blas”
Por Pedro Javier Cáceres
Fallida la estrategia de planteamiento, casi ningún cartel rematado, el excesivo aperturismo a las novedades, el amplio guiño mexicano, el conformismo de las figuras compareciendo una sola tarde, la ausencia de El Juli, la dispersión de David Mora y Fandiño en el calendario de temporada, etc., la suerte estaba echada al día a día y ¡que Dios reparta suerte!.
La Providencia no estuvo por la labor: recauchutado de corridas, unas enteras, otras parcheadas; un toro medio hoy, otro cinco días después; un medio toro mañana, dos mostrencos 24 horas después; algún novillejo por allí, una “guardiolada” para asustar; aquí un inválido allá un cuñao; un toro sin torero, un torero sin toro… y “asín” se iba escribiendo esta pobre historia donde lo relevante (Castella, Fandiño- su primera tarde-, Morenito de Aranda, Perera, etc.) cobraba categoría de efímero.
Ni siquiera la irrupción del novillero Gonzalo Caballero y el espectáculo de los caballeros rejoneadores maquillaban el balance de situación.
Si acaso la corrida de Alcurrucén sí era ponderada.
Sin embargo, como colegiremos líneas más abajo, el encierro más completo y definitorio en presentación y juego de lo que debe ser una corrida de toros en Madrid, vería rebajada su calificación en cuanto empezó la operación ONCE (para muchos “la ilusión de todas las ferias”) de la llamada “semana torista”: el primer premio con la de Baltasar Ibán y el “cuponazo” de Cuadri .
Llegaba la “semana torista”.
De “banderín de enganche”, el domingo fue corrida de Baltasar Ibán. La clásica “tapada”.
Los veterinarios no fueron “vetarinarios” y con dos dedos de frente respetaron sus hechuras breves de denominación de origen.
El resultado fue una buena corrida de toros con, al menos, dos ejemplares notables: dudó mucho al principio, para luego sobreponerse Serafín Marín, y al contrario Rubén Pinar, que estuvo de más a menos. Otros dos toros, hubo, de buena condición pasados por las armas carniceras de los picadores de Spínola, que no apostó.
Por medio, dos novillos bravos de Guadaira y el “descubrimiento” de Gómez del Pilar, uno de los pocos sucesos de la Feria.
La de Las Ramblas fue hueca e inválida, en la que la erosión de tanto tedio hizo aflorar la patología de esta plaza (filias, fobias, caprichos) y dar el pistoletazo de salida para ir a por todas en la ceremonia de la confusión: lo de Aparicio está suficientemente debatido, pero también la acritud con un tremendo Perera y las contradicciones sobre el modelo “made in Ventas” de lidiador: El Fandi estuvo toda la tarde más en Esplá que nunca, con la muleta también y…léanme entre líneas.
La grandullona, mansa, parada y sacada de tipo corrida de Carriquiri tuvo muchos partidarios, pero canjearon esclavos y no hicieron sangre por respetar, con razón —el respeto siempre conlleva razón- a Frascuelo y valorar el momentazo de Castaño. Así Garibay pasó desapercibido.
Con “el corazón partío” se desarrolló la corrida de Escolar.
Encastada, en genio más que en bravura pero encastada, no tuvo más ayuda que el coraje, el oficio y las tablas de Robleño. López Chaves, de vuelta, y José María Lázaro, por llegar, no estuvieron a la altura, pero tampoco hubo saña ¡bien!
Quedaba la “operación ONCE”, que saliera el “cuponazo” Cuadri; sí o sí (“piñón fijo”, recuerden) y todo listo para el holocausto de cada año de Bolívar.
De paso, a Rafaelillo llevárselo, también, por medio.
Para que nada eclipsara el triunfo pret a porter (talla XXL) de los “cuadri” hubo la desgracia de un despiste absurdo de Javier Castaño con voltereta, pateo y consecuencias posteriores.
Extraordinario pese a la conmoción y el esguince cervical —detectado después- puso las cosas en su sitio en el 2º y era el llamado a poner orden en el 5º.
No pudo ser y llegó el desmadre hasta provocar el saludo del “conocedor” del hierro que no se resistió a su “minuto de gloria”.
La corrida de Cuadri, imponente (de imponer) de presencia, grande, honda —pero no olvidemos que tiene caja para ello-, toro excesivo pero respetuoso con su origen, no rompió en la muleta.
La de Adolfo iba para casi premio en la primera mitad, los tres toros en tipo, y lo estropeó la caballería de la segunda parte.
Fandiño cuajó, por el único pitón que tenía el toro 3º, importante, el derecho, una faena de premio de feria. Su complacencia ante voces ignorantes le hizo abortar un triunfo de los que dan. Con el mueble 6º, cumplidor.
Juan Bautista estuvo brillantísimo de decisión y temple con el capote en un 2º, muy noble, con gran son y ritmo, pero fueron a menos los dos. Sin opción con el hueco 5º. El triunfo soñado era en su primero.
Moreno tuvo el lote menos propicio pero tampoco apretó en un 1º posible.
Los dos llegaron tarde y se quedan donde estaban.
Cuadri ¡al poder!
La ganadería de Cuadri fue la más jaleada y seguro que más de un premio se llevará
Sin embargo hay dos cosas en este trasunto de positiva lectura:
1) Que no me duelen prendas por el ganadero todos los premios que se le concedan. Su quehacer diario buscando lo mejor sin traicionar la denominación de origen de su hierro, pero sobre todo su honradez, bien valen todos los premios. Entre otras cosas porque sus declaraciones ponen a cada uno en su sitio.
2) Porque corridas como las de Cuadri, con el cansancio de toda una feria triste y mortecina definen claramente el fondo, la forma y las prestaciones de cada cual de los que ejercen la crítica taurina en medios, en tercios y en cuartos
Fernando Cuadri ha dado su opinión de “su” corrida y ha sido censor de la actuación de “su conocedor”, saliendo a saludar; incluso sin disculpa al mediar provocación.
Y ello es lo que hace de Fernando Cuadri un señor ganadero y un ganadero señor.
Cuadri fue a Madrid con la responsabilidad de echar una gran corrida de toros; y en presentación lo logró. El juego fue otra historia y es, no para estar preocupado, puesto que la corrida no se cayó y se movió, informal, mucho, pero se movió. No humilló; poca o ninguna entrega, en el caballo tampoco.
Cuadri fue a Madrid a lidiar una gran corrida de toros. Luego hubo lo que hubo, y el primero que lo ha analizado desapasionadamente ha sido el ganadero.
Cuadri no pretendió ir a Madrid como abastecedor de vino peleón para cuerpos sandungueros.
Supongo que, pasados los primeros vapores de una borrachera “torista” impostada, Fernando, hombre cabal, señor ganadero y ganadero señor, no estará cómodo en haber sido el protagonista de la fiesta de Blas.
Recuerdan….
“En la fiesta de Blas”, “en la fiesta de Blas”… ”todo el mundo salía con unas cuantas copas de más”…
Al estribillo…
Bis…
¡Que grande Fernando Cuadri!... y Formula V, por cierto.
La Providencia no estuvo por la labor: recauchutado de corridas, unas enteras, otras parcheadas; un toro medio hoy, otro cinco días después; un medio toro mañana, dos mostrencos 24 horas después; algún novillejo por allí, una “guardiolada” para asustar; aquí un inválido allá un cuñao; un toro sin torero, un torero sin toro… y “asín” se iba escribiendo esta pobre historia donde lo relevante (Castella, Fandiño- su primera tarde-, Morenito de Aranda, Perera, etc.) cobraba categoría de efímero.
Ni siquiera la irrupción del novillero Gonzalo Caballero y el espectáculo de los caballeros rejoneadores maquillaban el balance de situación.
Si acaso la corrida de Alcurrucén sí era ponderada.
Sin embargo, como colegiremos líneas más abajo, el encierro más completo y definitorio en presentación y juego de lo que debe ser una corrida de toros en Madrid, vería rebajada su calificación en cuanto empezó la operación ONCE (para muchos “la ilusión de todas las ferias”) de la llamada “semana torista”: el primer premio con la de Baltasar Ibán y el “cuponazo” de Cuadri .
Llegaba la “semana torista”.
De “banderín de enganche”, el domingo fue corrida de Baltasar Ibán. La clásica “tapada”.
Los veterinarios no fueron “vetarinarios” y con dos dedos de frente respetaron sus hechuras breves de denominación de origen.
El resultado fue una buena corrida de toros con, al menos, dos ejemplares notables: dudó mucho al principio, para luego sobreponerse Serafín Marín, y al contrario Rubén Pinar, que estuvo de más a menos. Otros dos toros, hubo, de buena condición pasados por las armas carniceras de los picadores de Spínola, que no apostó.
Por medio, dos novillos bravos de Guadaira y el “descubrimiento” de Gómez del Pilar, uno de los pocos sucesos de la Feria.
La de Las Ramblas fue hueca e inválida, en la que la erosión de tanto tedio hizo aflorar la patología de esta plaza (filias, fobias, caprichos) y dar el pistoletazo de salida para ir a por todas en la ceremonia de la confusión: lo de Aparicio está suficientemente debatido, pero también la acritud con un tremendo Perera y las contradicciones sobre el modelo “made in Ventas” de lidiador: El Fandi estuvo toda la tarde más en Esplá que nunca, con la muleta también y…léanme entre líneas.
La grandullona, mansa, parada y sacada de tipo corrida de Carriquiri tuvo muchos partidarios, pero canjearon esclavos y no hicieron sangre por respetar, con razón —el respeto siempre conlleva razón- a Frascuelo y valorar el momentazo de Castaño. Así Garibay pasó desapercibido.
Con “el corazón partío” se desarrolló la corrida de Escolar.
Encastada, en genio más que en bravura pero encastada, no tuvo más ayuda que el coraje, el oficio y las tablas de Robleño. López Chaves, de vuelta, y José María Lázaro, por llegar, no estuvieron a la altura, pero tampoco hubo saña ¡bien!
Quedaba la “operación ONCE”, que saliera el “cuponazo” Cuadri; sí o sí (“piñón fijo”, recuerden) y todo listo para el holocausto de cada año de Bolívar.
De paso, a Rafaelillo llevárselo, también, por medio.
Para que nada eclipsara el triunfo pret a porter (talla XXL) de los “cuadri” hubo la desgracia de un despiste absurdo de Javier Castaño con voltereta, pateo y consecuencias posteriores.
Extraordinario pese a la conmoción y el esguince cervical —detectado después- puso las cosas en su sitio en el 2º y era el llamado a poner orden en el 5º.
No pudo ser y llegó el desmadre hasta provocar el saludo del “conocedor” del hierro que no se resistió a su “minuto de gloria”.
La corrida de Cuadri, imponente (de imponer) de presencia, grande, honda —pero no olvidemos que tiene caja para ello-, toro excesivo pero respetuoso con su origen, no rompió en la muleta.
La de Adolfo iba para casi premio en la primera mitad, los tres toros en tipo, y lo estropeó la caballería de la segunda parte.
Fandiño cuajó, por el único pitón que tenía el toro 3º, importante, el derecho, una faena de premio de feria. Su complacencia ante voces ignorantes le hizo abortar un triunfo de los que dan. Con el mueble 6º, cumplidor.
Juan Bautista estuvo brillantísimo de decisión y temple con el capote en un 2º, muy noble, con gran son y ritmo, pero fueron a menos los dos. Sin opción con el hueco 5º. El triunfo soñado era en su primero.
Moreno tuvo el lote menos propicio pero tampoco apretó en un 1º posible.
Los dos llegaron tarde y se quedan donde estaban.
Cuadri ¡al poder!
La ganadería de Cuadri fue la más jaleada y seguro que más de un premio se llevará
Sin embargo hay dos cosas en este trasunto de positiva lectura:
1) Que no me duelen prendas por el ganadero todos los premios que se le concedan. Su quehacer diario buscando lo mejor sin traicionar la denominación de origen de su hierro, pero sobre todo su honradez, bien valen todos los premios. Entre otras cosas porque sus declaraciones ponen a cada uno en su sitio.
2) Porque corridas como las de Cuadri, con el cansancio de toda una feria triste y mortecina definen claramente el fondo, la forma y las prestaciones de cada cual de los que ejercen la crítica taurina en medios, en tercios y en cuartos
Fernando Cuadri ha dado su opinión de “su” corrida y ha sido censor de la actuación de “su conocedor”, saliendo a saludar; incluso sin disculpa al mediar provocación.
Y ello es lo que hace de Fernando Cuadri un señor ganadero y un ganadero señor.
Cuadri fue a Madrid con la responsabilidad de echar una gran corrida de toros; y en presentación lo logró. El juego fue otra historia y es, no para estar preocupado, puesto que la corrida no se cayó y se movió, informal, mucho, pero se movió. No humilló; poca o ninguna entrega, en el caballo tampoco.
Cuadri fue a Madrid a lidiar una gran corrida de toros. Luego hubo lo que hubo, y el primero que lo ha analizado desapasionadamente ha sido el ganadero.
Cuadri no pretendió ir a Madrid como abastecedor de vino peleón para cuerpos sandungueros.
Supongo que, pasados los primeros vapores de una borrachera “torista” impostada, Fernando, hombre cabal, señor ganadero y ganadero señor, no estará cómodo en haber sido el protagonista de la fiesta de Blas.
Recuerdan….
“En la fiesta de Blas”, “en la fiesta de Blas”… ”todo el mundo salía con unas cuantas copas de más”…
Al estribillo…
Bis…
¡Que grande Fernando Cuadri!... y Formula V, por cierto.
***
Día 1.- Cuadri nos trajo una corrida cuajada, sería, bien criada; a pesar de que incidencias en embarque y corrales malograran 3 de los toros titulares, el resultado de la corrida fue positivo; y debió serlo más. Veamos. Todos los toros fueron aplaudidos en el arrastre; el 6º, 5º en el programa, con ovación. El 2º y el 4º fueron los de menor nota. El 3º fue bueno picado por Ismael Alcón con una buena 2ª vara, tras marrar en la 1ª. Los toros dejaron su sangre por toda la arena debido a la leña que recibieron; más el 4º. “Rafaelillo”, nada; saltar y brincar tocándoles a los negros las orejas; mal; matando, peor. Castaño, nuestra esperanza, recibe bien de capote a “Aragones”, nombre de recuerdos excelsos, reata buena de Cuadri, y al ordenar el cambio de tercio pierde la cara y el “cuadri” lo levanta; ¡lástima! La enfermería y luego al hospital, ¡Suerte, torero! A Bolivar se le fue el buen “Camarote”; “Pesador”, su 2º lidiado en 5º lugar por la cogida de Castaños, mereció más sincera lidia; la afición lo ovacionó con denuedo, y silbó al desagradecido Bolivar.
ResponderEliminarCorrida a premiar, pero sin brindis o alharacas.
Pepetruji
Hay que tener poca vergüenza para montar la que están montando contra CUADRI por traer a Madrid una auténtica corrida de toros; buenos malos o regulares, pero toros de verdad, de los pocos que han salido en San Isidro, donde la tomadura de pelo ha sido continua con la lidia de chotos de encaste Domecq y escasos triunfos de toreros de posturitas ridículas ante semejantes birrias. Se rasgan las vestiduras porque muchísimos aficionados -quién si no- han aplaudido el mayoral de Cuadri y le han obligado a saludar. Un crimen parecer ser cuando hemos visto ovaciones a becerros inmundos y faenas de destoreo en una plaza que han acabado con ella. Así que estos periodistas o críticos del fondo de reptiles tienen que cumplir con su obligación -liderados por el portal taurino mundochoto.com- y escribir al dictado de quienes les pagan y apuntar como delincuentes del toreo a los que crían toros de lidia, como Guardiola, Escolar o el mismo Cuadri que junto con Alcurrucén y Baltasar Iban han sido los únicos hierros que han merecido el respeto de esta arruinada plaza. Joder que tropa, qué ralea. Así están acabando con todo esto.
ResponderEliminarEl anterior comentario le da un baño al presunto´entendido en la materia Pedro J. Cáceres. Enhorabuena Pepe Truji.
Saludos de Pepe Colmenar
Suscribo a los anteriores comentarios pero eso de mundochoto.com es lo que más me ha gustado; es muy acurrente además de significativo. A partir de ahora podría adoptar el nuevo nombre el servicial portal taurino.
ResponderEliminarSuerte!!! J. Gallardo