Insólita escena de esta vuelta con el toro todavía en el ruedo
Fotografías La Loma
FINAL FELIZ PARA LA 'FERIA DE LOS SUBALTERNOS'
Antolín Castro / España
Madrid, 01/06/2013.- S.I. Llegó el final para la feria de San Isidro y llegó con un hecho insólito e irrepetible: La cuadrilla de Javier Castaño, Marco Galán, David Adalid y Fernando Sánchez, a los que se sumó después, a petición del público, el picador Tito Sandoval, dan una vuelta al ruedo en Las Ventas tras el tercio de banderillas. Las ovaciones echaban humo y la plaza premiaba de esta manera la bella y auténtica ejecución de los dos tercios que habían realizado estos toreros de plata y ese picador de oro en el quinto de la tarde.
Ya habían saludado los banderilleros en su turno anterior, así como el pasado jueves, y se desbordó el entusiasmo, se desbordó la pasión y los aficionados no pudieron aguantarse las ganas que tenían de llenar de ovaciones una labor tan mágica como auténtica. Justo es reconocer que ello -su actuación y el reconocimiento del público con la vuelta al ruedo- no hubiera podido suceder si no tuvieran como matador a uno tan grande como profesional, como persona y como aficionado, como viene demostrando ser Javier Castaño. Él ha creado esta cuadrilla y él les ha dado alas para volar en aras de conseguir un espectáculo más completo y auténtico. Lo ha conseguido y en esa vuelta de reconocimiento de la afición nos faltaba él, que es el torero que lo ha impulsado y logrado.
Ahí queda eso, un hecho histórico prácticamente imposible de repetir o, mejor dicho, que no se puede repetir. El matador debe ser el catalizador de todas las bondades de la lidia completa, y entre ellas está la de no ceder espacio para la orientación del toro y/o la distracción del público. Una vuelta al ruedo es muy larga y en ese tiempo cedido por el matador, éste ha de rumiar el estímulo envenenado al que ha de enfrentarse. Lucir un toro en el caballo o en banderillas nada tiene que ver con poder ligarle o sacarle muletazos. Y si bien la gente le ha agradecido su labor, en ésta se ha visto obligado a realizar un esfuerzo titánico para poder estar al nivel de su cuadrilla. Y el toro valía para muy poco. El esfuerzo de Castaño casi le cuesta que en uno de los múltiples cabezazos le arrancara la cabeza, alcanzándole solamente la nariz.
La corrida de Cuadri no ha valido, ha sido mansa en el caballo, espesa, tarda y bondadosa como para no transmitir las sensaciones adecuadas al tendido. Sosa e insípida se la podría llamar. Ha valido solo para esos tercios y solo para esa excepcional cuadrilla, pero no debe engañarnos a nadie, no para los matadores, quienes ni con capote ni con muleta han podido lucir. Una cosa es la lidia en su conjunto y otra el tener que estructurar faenas a toros sin humillación y con derrotes al final de cada pase.
Insólita también la libertad y apoyo que reciben de su matador:
Javier Castaño
Javier Castaño ha sido el mejor parado por dos razones, por sentirse estimulado, motivado por su gente y apretar los dientes jugándosela y por agradecerle esa inmensa generosidad para con el lucimiento de los toros, a favor del ganadero, y de la gente a sus órdenes. Yo como aficionado se lo agradezco muchísimo, pero el mismo se pone el listón excesivamente elevado, sin egoismo alguno, y es quien debe después resolver con la muleta. La mano dolorida, no obstante, le ha impedido el haber cortado alguna oreja, lo que si hubiera supuesto la apoteosis total. Otro día será, en el salmantino se puede confiar.
Como decimos, los toros no han valido, mansos y deslucidos y tanto Robleño, que recetó una gran estocada, como Bolívar han estado muy esforzados y dignos, nada tenían y nada se podía sacar. Se dice, y es verdad, que los cuadris son difíciles en banderillas y las otras cuadrillas lo han pasado mal. Si no les ha sucedido a los de Javier acháquenlo a la altísima motivación y torería que tienen, de lo que nos aprovechamos con mucho gusto.
Se acabó la feria que repetidamente se ha dicho era la de los subalternos, varios son los que han saludado ovaciones en el tercio de banderillas y hoy, los mejores o los que más estimulados están por su matador, han puesto un punto final, una firma que no se olvidará a cuantos han llenado la plaza. Un factor a tener en cuenta, cuando torea Castaño y su cuadrilla se empiezan a cotizar las entradas, ha pasado en Nimes y se ha visto repetido en Madrid. Algo se va ganando en beneficio del espectáculo completo, el de los tres tercios. Por hoy y por una vez, al menos, podemos decir ¡Vivan los subalternos!
Tito Sandoval aclamado por el público
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