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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 22 de junio de 2013

¿Grandísimo o pequeñísimo el poder de la Plaza de Madrid? / Por Ricardo Díaz-Manresa



"...Unos que enorme y otros que mínimo.¿Quién tiene razón, qué dicen los hechos del 2013? Sigue el debate y las contradicciones..."

¿Grandísimo o pequeñísimo el poder de la Plaza de Madrid?
  • A los presidentes –Matías de Bilbao, el primero- se les pone verdes y hasta se les insulta por negar orejas que, casualmente, abren la gran Puerta de Vista Alegre. Nunca, nunca, nunca cuando los presis las regalan. Ahí no cometen prevaricación, ni crímenes, ni injusticias para estos “salvadores” que han contado los pañuelos de la plaza, uno a uno, y saben, por supuesto que lo saben, que hay mayoría.

Ricardo Díaz-Manresa
Otra vez San Isidro 2013 y…lo que te rondaré morena. Temas a debate expuestos en los medios de comunicación de forma muy cruda: ¿Vale para algo triunfar en Madrid? Caso Joselito Adame.¿Es tan importante una oreja y la Puerta Grande que se pierde?. Caso Alberto Aguilar. ¿Debe atender siempre la presidencia la mayoría de pañuelos cuando realmente lo sea?. Y siempre contradicciones. Se defiende lo uno y lo otro. Y en este caso es negro o es blanco. ¿A Joselito Adame no le ha valido de nada porque no está en ninguna feria, puede porque los carteles ya estaban cerrados, puede que no lo encontraran interesante? ¿A Alberto Aguilar le iba a abrir todas las puertas de las grandes ferias esa Puerta Grande “robada” (según algunos) y le subiría mucho la cotización tras el “crimen” o la “prevaricación” (según otros) cometida por el presidente que declaró que salir por la del Espíritu Santo le parecía demasiado premio para los méritos de ese día.

Estamos hablando de dos cosas contrarias: poneros de acuerdo, majos. O la plaza de Madrid vale para algo o da igual triunfar o no porque nadie hace caso después.

Me pondré pesado, no sé, pero repito que las mayorías son la mitad más uno y que dudo muchísimo –a la vista está- que en una plaza de toros se dé salvo ante triunfo histórico. Estaría la plaza llena de pañuelos y no en las minorías chillonas en las que suele airearse un pañuelo cada 8 ó 10 ó 12, sino más, y es con la “mayoría” (ja, ja) que se dan habitualmente las orejas en Las Ventas y no digamos fuera e incluyo todas las plazas del mundo). Así que menos lobos. No quiero ponerme pesado –como dice Del Moral- que estoy con las llamadas –por la otra punta- encerronas, pero la realidad de una y otra cosa es esa. 
Leo a todos los críticos que me da tiempo (sobre todo a los buenos) para contrastar sus opiniones con las mías y así aclarar mis ideas. Si es necesario.

Alvaro Rodríguez del Moral: “A pesar de todo, la Villa y Corte ha venido funcionando como una inmensa criba del escalafón, aunque su repercusión inmediata perdió hace mucho la enorme trascendencia de otro tiempo El verdadero papel de los toreros y su auténtica cotización profesional ha variado poco, pero muy poco, después de San Isidro.”. O sea, criba pero sin repercusión. Y añade, inmediata. Puede ser, por tanto, a largo plazo.

Zabala de la Serna reafirma la poca influencia de Las Ventas. “Me pregunto a dónde habrá lanzado Madrid al mexicano Joselito Adame si será a la estratosfera o al desierto de Sonora. No veo su nombre por ninguna parte. “

Una opinión para meditar la del crítico caleño Jorge Arturo Díaz Reyes, en desacuerdo con los que desean reducir el número de corrida y de acuerdo con la influencia del gran Madrid: “Todo lo que pasa en Las Ventas es importante, lo bueno y lo malo, pero quizá lo más, es la emergencia de los sumergidos, la sorpresa de lo imprevisto, la renovación de la estantería, el "Madrid da y quita", y eso no sería posible si disminuye festejos y los concentran sólo en las figuras "comerciales" que garantizan taquillazos, reventa, renta empresarial, pero frustración del aficionado. Que Madrid dé más corridas, con más remate, con más toro, con más exigencia para que siga siendo El Vaticano taurino, donde llegan muchos pero son ungidos pocos, como pasó este año” . Para Jorge Arturo somos el Vaticano taurino nada menos, concepto que nunca había leído pero que lo valoro como buenísimo.

Quedamos en que antes algunos toreros que han pasado por Madrid tendrían algunos contratos ya firmados inmediatamente después del ciclo ferial y ahora no. Y es verdad. Los tiempos cambian. ¿Pero, entonces, por qué mesarse los cabellos y desgarrarse las vestiduras porque al modesto Aguilar –Alberto- no le dieran una oreja, que era el pasaporte para la Puerta Grande? ¿Se la debieron dar? Pues no hubiera pasado nada. ¿No? Pues tampoco. ¿Le iban a firmar contratos por haber salido a hombros y no si había hecho lo mismo sobre el ruedo? ¿Le ha servido perjudicado o beneficiado tanto debate, ataque al presidente y polémica? ¿Cuántos ha firmado y cuántos habría firmado? ¿Quién valora eso tan subjetivo? ¿Habrían criticado la salida y le hubieran hecho un favor tachándola de regalada o de fácil o de injusta?.

Puerta Grande de Madrid. Dos orejas. Una y una como mínimo. ¿Ponemos dos orejas en un toro para salir?. Ahora la abren pocos, poquísimos, y en el futuro, con las dos tras una faena, se contarían con los dedos de la mano en décadas. ¿Qué está mal ahora, pues que críticos –o no- como Moles, Muñoz, Moncholi etc repiten, tras la primera oreja, que ya tienen media Puerta Grande y empujan para que le faciliten la otra media?. ¿Se vuelve más insistente el público al saberse protagonista de que con su petición está decidiendo algo tan bonito?. Con las dos en una, sería otra cosa, ¿pero quién puede afirmar que no se bajaría el listón, como hace tiempo se hizo con el primer trofeo, para que hubiera aldabonazo?. Eso sí, se terminaría casi con las Puertas Grandes regaladas, que las hay.

A los presidentes –Matías de Bilbao, el primero- se les pone verdes y hasta se les insulta por negar orejas que, casualmente, abren la gran Puerta de Vista Alegre. Nunca, nunca, nunca cuando los presis las regalan. Ahí no cometen prevaricación, ni crímenes, ni injusticias para estos “salvadores” que han contado los pañuelos de la plaza, uno a uno, y saben, por supuesto que lo saben, que hay mayoría. El 50% de los espectadores más uno. No se acuerdan de que con los regalos están devaluando el espectáculo y dañando los derechos de los espectadores. Y dando ejemplo de poca justicia y menos seriedad, que es lo peor.

José Antonio del Moral lo ha descrito con tres palabras : “La feria más larga y trascendental, no la mejor”.

No hay acuerdo, por eso Madrid –y por otras muchas cosas más- es mucho Madrid.
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Avance taurino

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