Es sabido el aire de Madrid, pero se queda en las banderas no entra en la fiesta
-Fotografía La Loma-
NO ENTRA EL AIRE
Antolín Castro / España
Las estructuras del mundo taurino es un tinglado inamovible al que es muy difícil remover. No es ni siquiera un sistema conservador, es un muro de hormigón por donde no hay resquicio para que entre el aire.
Es tan hermético que por ningún lado entra aire nuevo o limpio. Así es muy difícil, imposible, que se ventile por un lado o que entren aires renovados por otro. Manejado por unos cuantos intereses y unas cuantas personas nada se escapa a su control.
Las ganaderías y los toreros, la confección de los carteles con ellos, se hacen a su antojo y de nada sirve que se empeñe en soplar el viento en otras direcciones, ellos no se darán por enterados, seguirán con la misma rutina al caminar. Nada les afecta, nada les mueve, nada cambia.
Hay toreros a docenas, muchos más que a los que llaman interesada y figuradamente figuras, pero quedan condenados al ostracismo porque no son de los suyos. Importante es esta definición ‘de los suyos’ pues condiciona todo el desarrollo de la temporada.
Dice el refrán ‘mas vale caer en gracia que ser gracioso’ o ‘quien tiene padrino se bautiza’ y se cumple cabalmente en el mundo del toro. Si te apodera quien maneja y monta carteles gozarás de múltiples oportunidades. Toreando cincuenta tardes tendrás oportunidad de triunfar en algunas de ellas y eso servirá para dar garantía de que eres un triunfador. No importa que no sea en Madrid, servirá para seguir apoyando al candidato.
Si no se tiene ese poderoso apoderado, la primera consecuencia es que torearás muy poco, viéndose muy mermadas las oportunidades de triunfar y que ello tenga eco. Entonces Madrid es el lugar donde agarrarse, pero tampoco es verdad en su sentido recto. Si la oreja la obtiene uno de los del grupo protegido su poderoso apoderado lo aireará y aprovechará debidamente. Si el que obtuvo trofeos al pasar por Madrid es de los desprotegidos, de los independientes, su futuro queda puesto en cuarentena, o peor, queda en el limbo.
A alguien se le podrá ocurrir que eso no es así, pero lo es. Las orejas cortadas en Las Ventas por Joselito Adame, como nos confiesa en la entrevista para OyT, no le han reportado contrato alguno. Se supone que Juan del Álamo, también éste con dos trofeos, o a Saldívar no les vemos anunciados en feria alguna.
Por el contrario, qué orejas más buenas fueron las de Manzanares, Castella o Perera, anunciados en todas partes. Pero no es esa oreja conseguida el salvoconducto, lo es su protección como miembros del sistema establecido. Otro ejemplo es el de Fandiño, con qué recelo le miran tras tantas orejas cortadas en Madrid y tantos triunfos contundentes en muchas ferias; qué difícil, casi imposible, es verle en un cartel con los de arriba.
No importa que El Fandi o Padilla, apoderados por Matilla, Luque por Simón Casas, como ejemplos, hayan pasado de puntillas por Madrid, seguirán toreando hasta que se cansen de apoderarles los citados. De esa manera, en una de las cincuenta o sesenta tardes, saltará la liebre y nos podrán contar lo maravilloso de sus triunfos.
No entra el aire, no dejan que entre el aire, y así la fiesta se va asfixiando, va languideciendo al no existir la competencia real, o dicho más sencillo, sin competencia. Solo son competentes quienes ellos quieren y como torean hasta en la sopa, la flauta suena aunque sea por casualidad. Pero lo cierto, y lamentable, es que no entra el aire, no dejan que entre el aire.
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“el nacimiento de la Fiesta coincide con el nacimiento de la nacionalidad española y con la lengua de Castilla……… asi pues, las corridas de toros…….. son una cosa tan nuestra, tan obligada por la naturaleza y la historia como el habla que hablamos.”. R. Pérez de Ayala
la suerte suprema
martes, 18 de junio de 2013
NO ENTRA EL AIRE / por Antolín Castro
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