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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 10 de febrero de 2014

Soplar y sorber / Por Pedro Javier Cáceres







Se anuncian actos de Morante, Juli y Manzanares

Estamos expectantes sin más prejuicios.
Pero ¿no hubiera sido mejor un acto conjunto, vestidos de torero, ante una señora corrida de TOROS y, por ejemplo, en La Maestranza el Domingo de Resurrección?

Soplar y sorber

PEDRO JAVIER CÁCERES 
Crítico taurino y periodista.-Madrid, 10/02/2014.-
Soplar y sorber a la vez ¡que difícil es!. Pero en el toreo es posible…¡equilibrio!. Otra
cosa es soplar y absorber.

El toreo es ese arte cuya obsolencia estructural, anclada en el burladero de lo tradicional, el rito y los códigos, hace de sus reseteos forzados atropello que contradicen sus principios: ante el inmovilismo crónico, tsunami indiscriminado de ocurrencias.
Como si las actualizaciones fueran una especie de parchís: hacer de veinte en veinte y ,a demás, contar veintiuna. Al final todos a casa salvándose el que puede o más fuerza desarrolla.
Ejemplo: en comunicación las figuras creen haber descubierto la pólvora; soplan tan sólo a favor del viento-un acto puntual, un comunicado, una filfa- pretendiendo sorber un tirón popular, cuando su estrategia les aleja cada vez más de la calle, de los medios interlocutores con la afición y sobre todo de los halles de los hoteles que hasta hace un lustro era el mayor foro de encuentro; una especie de feria paralela, remedo de las del libro, en la que hasta mozos de espada y chóferes tenían su minuto de gloria, un autógrafo, una foto.

Se anuncian actos de Morante, Juli y Manzanares.
¡Claro! que otras figuras de otros ámbitos del gran espectáculo lo hacen para dar a conocer su gira, su nuevo disco, una película, una serie, un libro...con el objeto de mantener viva la llama de fans, admiradores, seguidores procurando atraer más masa a la causa y que el cliente pueda hacerse un calendario, con tiempo, de itinerancia.
Pero la estrategia en otros espectáculos no se queda ahí: antes y después, inmediatamente, hacen una tournée por radios, televisiones, periódicos y revistas con la obra bajo el brazo y, si no a pecho descubierto, en camiseta de tirantes, sí.
En el toreo, se parte, además, de dos supuestos quiméricos: la itinerancia en los toros es irrelevante y los hooligans son nada, o el doble: nada de nada (salvo la excepción de J. Tomás que es la que confirma la regla y cuya espejo equivoca). La legión de seguidores en twitter y facebook no son más que un maquillaje de lonja china que pervierte la cruda realidad.

Se contraviene, también, uno de los mantras del clasicismo: tener la temporada hecha antes de comenzar y no da lugar a ir revalidando condición de figura y cotización corrida a corrida ganándolo todo en la plaza sin exprimir usurariamente un currículo (por otra parte ganado con todo merecimiento). El campeón de liga lo es por sumar cada nueva temporada puntos de 3 en 3, o si acaso de 1 en 1. Por supuesto que jugando todos contra todos, con el mismo balón, las mismas reglas y tan solo la incógnita del árbitro mutante.
Los diferentes posibles y presupuestos hacen que no se extingan las "clases" ni las categorías. Ni la lucha por los territorios de campeón, champions, Europa ligue, permanencia y descenso que oscilan según rendimiento dando marchamo de rivalidad en cada segmento.

Otra de las contraindicaciones, según está La Fiesta hoy, es que estas temporadas cerradas, puesto que propalan como acontecimientos (ahora eventos), conllevan el "paquete básico": 3 figuras 3 del "team" y generalmente ganadería de cabecera (en el argot, garantía) impidiendo la contrastación en tales galas de nuevos valores, o emergentes, impidiendo, no ya un relevo, un solapamiento, mestizaje, de figuras y proyectos, que enriqueciera el escalafón a corto y medio plazo.
Es veraz que en fútbol se juegan varias ligas, pero dentro de la general. Mientras en el toreo los circuitos no lo marcan las ferias sino los clanes -por arriba- y los encasillamientos gratuitos en grupúsculos según el "sistema" los haya herrado previamente a partir de arracimar a la élite como guardia pretoriana del prestigio de un cartel o una feria.

No hay más que dar un ojeo a las primeras ferias.
Si bien Olivenza y Castellón tienen que hacer, por sus características y circunstancias, de la necesidad virtud, no es óbice para que soplando viento extremeño pueda sorber Ferrera del plato de las figuras mediante la socorrida fórmula de corrida de 8 toros.

Podría haber sido la manera de compensar lo hecho en el ruedo de Castellón a Castaño, pero a Castaño no le sopla el viento del mediterráneo (salmantino él) como para que el empresario ose proponer -a una terna de figuras- su sorbo que sacie justicia taurina.

Las figuras, lo son por méritos propios. Por ello es lícito que usen su condición. Se comprende el uso pero no el abuso.

Necio será aquel que ponga pegas -de cualquier tipo- a los carteles de cierre de serial que se filtran respecto de la feria de Fallas en Valencia. ¡Un ferión!
Especialmente la "fartá" de 8 toros anunciada en Fallas para el día de San José: Ponce, Morante, Juli, Manzanares.
¡Claro que es un acontecimiento!, una producción artística.
Una "final four" de NBA. Pero ¿como se han clasificado previamente para tal final?.
Nadie va a pedir, nunca ocurrió en el toreo, que ahora las figuras tengan que reeditar sus méritos previamente a un evento — como le dicen ahora-.
Pero ese soplo a favor de su condición que hace que el empresario se revalorice ofreciendo la duplicidad de actuación debería ir generosamente trufado con la inclusión en los carteles previos de los 4 de aquellos en edad y tiempo de merecer sorber ahora para mañana los empresarios, afición y público tener más donde elegir.
O ¿combinar a estas cuatro figuras, incluso dos a dos, con Fandiño, Del Alamo, Escribano, Adame, Fortes, Ureña es un desdoro para ellas o le van a rebajar los galones de producción artística al empresario?
Fatuo será aquel que reproche la excelencia de la feria que se anuncia ¡un ferión!. Fallas con sensibilidad para que todos los mencionados emergentes estén puestos menos Del Álamo (que ha tenido cojones a decir que no, con lo difícil que es, a lo que se le ofrecía —la Providencia se lo premiará en un futuro) y El Soro, cuyo esfuerzo y afán de superación es tan encomiable como la honradez de Simón Casas, prudente, renunciando al tirón de una reaparición que se presume, ahora, efímera, para esperar a un Soro de mayor seguridad en el triunfo y una mayor estabilidad en los carteles de todas las ferias.
Fallas equilibrada en su conjunto sí, pero no es lo que se expone más arriba y pensamos necesita La Fiesta.
Quizá las pocas fechas del colofón, los contados hierros de cámara, el no llenar (por culpa del “nuevo”); miedos al fin y al cabo sean los que hacen que las figuras no sean generosas y el empresario no se atreva a proponerlo o simplemente, si lo ha hecho, lo calle.

Decía Perera, refiriéndose a la plaza de Sevilla, que no se respetaban los triunfos en el ruedo. Posiblemente tenga razón. Pero a esa prédica le falta esparcir el trigo del ejemplo.
Vale que hubiera un proyecto de cartel cerrado -en vicio- consumado: Castella, Perera, Talavante.
Pero ante la negativa de Talavante, por no contratarle dos tardes como a los compañeros de la "fartá", el asentir en quedarse en mano a mano le desdice respecto de valorar los méritos, por ejemplo, de Fandiño en esa plaza y durante las ultimas temporadas en todas.
¿Vetará e instará a sus compañeros de G-5 a hacerlo, respecto del empresario del coso de la calle de Xátiva? No ¡Pues claro! ¿entonces?

Se anuncian actos de Morante, Juli, Manzanares.
Allí estaremos para corresponder educadamente a la gentileza de ser invitados. Iremos con la inseguridad de no conocer el formato (sí, qué, cómo, se podrá preguntar) pero con la certeza que no se hablará del veto a Sevilla ni cualquier otra cuestión molesta -según ellos-. Como el barruntar que será la vez única en toda la temporada, en que oigamos de cerca y de forma colectiva ´la prensa- su voz, salvo que al gestor de comunicación se le ocurra cualquier otra por situación propicia de triunfo para propaganda, por supuesto en acto común.
Quizá una estrategia de "totum revolutum" que devalúa- a lo pero sin pretenderlo- por goteo a la élite de la información taurina sin darse cuenta que la puesta en valor del mensajero acreditado por currículo y oficio da una mayor credibilidad al mensaje que, salvo raras excepciones, suele ser soplo de viento a favor.
Pero para ello hay que dejar de soplar y absorber al mismo tiempo para que el periodista contrastado pueda sorber en su medio de sus sensaciones totales: triunfos, fracasos, ilusiones, frustraciones, miedos, retos, superaciones.
Hace siglos que se inventó la entrevista. Hoy, tan sólo en el toreo, es especie a extinguir como la casta, los apoderados, la rivalidad, etc. y el umbral del parte de defunción de una forma de vivir La Fiesta desde sus orígenes.

Se anuncian actos de Morante, juli y Manzanares.
Estamos expectantes sin más prejuicios.
Pero ¿no hubiera sido mejor un acto conjunto, vestidos de torero, ante una señora corrida de TOROS y, por ejemplo, en La Maestranza el Domingo de Resurrección?
Tal que el año pasado, vamos; y tan mal no les fue.
Y luego que lo pudiéramos contar, cada uno a su estilo, en positivo e inquirir sus sensaciones sobre hechos reales.

¿No es este el mejor servicio que los próceres pueden hacer por La Fiesta, su difusión y su promoción? Así se hizo toda la vida.

Soplar y sorber en el toreo es posible. Soplar y absorber, es dos, o más, veces sorber; complicado.

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