Alberto Aguilar nos sacó del letargo en el 5º / Foto: La Loma/
"...Hoy no ha sido menos lo acontecido, inválidos, cabestros, toreros con poco cartel, toros de tres ganaderías, todo lo necesario para hacerse insufrible el aburrimiento..."
EL SÉPTIMO, DESCANSAR o… AGUILAR
Antolín Castro
S.I.14.- Otro domingo de feria u otra feria de domingo. Hace años este día era muy importante para la afición, pero no solo la de Madrid, sino aquella de los alrededores o de otras provincias limítrofes. Son muchos quienes trabajaban, o trabajan, -aunque ahora sean muchos desgraciadamente los que no trabajan ningún día- y el domingo era el único día que se podía venir a ver los toros. Podría serlo el sábado que es poco laboral hoy en día, aunque antiguamente era laborable también, pero desde que se inventó la corrida de rejones, los que quieran acercarse a Madrid a los toros desde fuera, solo tienen el domingo.
De ahí que las empresas de Las Ventas, desde hace muchísimo tiempo, programan corridas más flojas en cuanto a toreros y ganado, a sabiendas de que el tirón taquillero lo da lo contado anteriormente, los que bajan de los pueblos. Pues eso se ha venido abajo y si no hay tirón en el cartel la plaza se la ve medio llena o medio vacía, con esa sensación de ocupación plena pero que está llena de huecos, de agujeros por donde se ve la piedra. Habrán de darle otra pensada a estos carteles domingueros si quieren arrastrar a aquellas gentes que entraban en la plaza por ese procedimiento hace años.
Pero es que Dios cuando creó el mundo debía ser antitaurino, proclamando aquello de ‘el séptimo descansó’. En aplicación de aquél mensaje divino los domingos de San Isidro si vas a la plaza es a chuparte una tarde de descanso pues nunca sucede nada… de aquello que te gustaría que pasara por lo menos.
Esta situación nos permite hacernos varias preguntas sobre la base de lo que acontece en estos domingos, ya cuatro, de la feria. ¿Cuidan el cartel? No; ¿Hay toros bravos? No; ¿Hay triunfos? No; ¿Disfrutan los espectadores? No; ¿Salen los cabestros? Sí; ¿Hay aburrimiento? Sí; ¿Hay toros inválidos? Sí; ¿Duran demasiado los festejos? Sí. Podríamos hacernos más preguntas, pero con las formuladas es suficiente para saber que los domingos lo que se ofrece es un auténtico tostonazo. De ahí que sería preferible quedarse en casa a descansar cumpliendo con el precepto divino.
Hoy no ha sido menos lo acontecido, inválidos, cabestros, toreros con poco cartel, toros de tres ganaderías, todo lo necesario para hacerse insufrible el aburrimiento. Pero llegó el quinto, nadie daba un euro por él, pero estaba en la plaza un torero de una pieza, un gran profesional, con experiencia y capacidad para hacer el milagro. Y se obró, su técnica fue haciendo al toro de Montealto mejor de lo que realmente era, debido al trato recibido parecía otro y otro parecía también el público cuando pudo disfrutar, al fin, y tras cuatro domingos, de una enjundiosa faena de muleta, medida y cabal para las condiciones del toro que había enfrente.
Alberto Aguilar no es la primera vez que nos da muestra de lo que es como torero y en esta ocasión se ha superado para torear con cadencia y ligazón y matar por arriba a quien era más alto que él. Era extraño ver a la gente disfrutar en un domingo en Las Ventas, pero sucedió, gracias a que estaba Alberto Aguilar en la plaza. Oreja para el madrileño que ha sabido a gloria a él y a los espectadores, aficionados y domingueros. Todos la han disfrutado.
El ganado no valió mucho o no valió nada y, como decíamos, los milagros no llegan en esas condiciones tan fácilmente. El Capea ha firmado hoy una actuación mucho más digna que en las ferias precedentes, evidenciando más oficio y seguridad. Hoy no le han traicionado los nervios ni se le ha visto dudar. Sin brillo pero una actuación firme y profesional.
Sin embargo, el colombiano Sebastián Ritter ha escuchado los tres avisos en el último coincidiendo con el definitivo descabello. Le falta rodaje para enfrentarse a las dificultades que le puedan presentar los toros y si bien es disculpable dada su corta trayectoria, no nos olvidemos que esta feria es San Isidro y ello exige también algún nivel. Se le ha visto a merced de las dificultades, facilidades no había en sus enemigos, y el acoplamiento no ha llegado. Al primero sí lo mató muy bien.
Los domingos a descansar o... que anuncien a Alberto Aguilar.
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