la suerte suprema

la suerte suprema
Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 14 de julio de 2014

PAMPLONA: UNA CORRIDA MUY DURA / Por Domingo Delgado de la Cámara


"...Pues sí, la corrida fue muy dura y peligrosa, como ha habido tres mil en la historia del toreo. A este toro duro y peligroso habrá que lidiarlo y matarlo con la mayor profesionalidad posible. El toro que no es de recibo es ese que chorrea sangre por los pitones, no puede con el rabo y es más bobo que mi tía Manuela. Y este toro basura nunca es criticado por los revisteros del taurinismo..."

UNA CORRIDA MUY DURA


Domingo Delgado de la Cámara
La corrida de Adolfo Martín era una preciosidad. Seis toros muy parejos, cárdenos todos ellos, descarados de defensas y muy bajos. Era una corrida fina y de muy buenas hechuras. Una corrida en el tipo de embestir, como dicen los taurinos. Sin embargo, los adolfos salieron muy duros y muy complicados. Una corrida áspera, que humilló muy poco y desparramó mucho la vista. No es por echar balones fuera pero, parece que el encierro no sienta bien al encaste Saltillo. Corren rápidos y veloces, pero parece que se resabian. Y es que es mucha casualidad que Victorino haya lidiado en Pamplona tres corridas malas y ninguna buena. Y Adolfo, cuatro malas y ninguna buena. Puede ser una casualidad, pero el hecho da que pensar, teniendo en cuenta que ambas ganaderías triunfan constantemente en las otras plazas importantes de España y Francia. Ya me estoy imaginando los palos que van a dar a Adolfo los revisteros al servicio del taurinismo, los propagandistas del toro bobo que no mete miedo. Pues sí, la corrida fue muy dura y peligrosa, como ha habido tres mil en la historia del toreo. A este toro duro y peligroso habrá que lidiarlo y matarlo con la mayor profesionalidad posible. El toro que no es de recibo es ese que chorrea sangre por los pitones, no puede con el rabo y es más bobo que mi tía Manuela. Y este toro basura nunca es criticado por los revisteros del taurinismo. Los Adolfos fueron una prueba muy dura para los toreros, que salieron del trance con desigual suerte. 

Diego Urdiales, se desfondó delante del primero de la tarde, un toro reservón al que había que llegarle con la muleta al hocico y tirar de él haciendo acopio de mucho valor. Hay muchos toros de Saltillo que solamente se definen y rompen a bueno cuando el torero les echa la muleta al morro y les lleva muy tapados hasta el final. Pero para esto se necesita un valor del que Urdiales no dispone. El constante movimiento del torero, espabiló mucho al toro, que acabó muy complicado. Con la espada hubo sainete. 
Urdiales se rehízo algo en el cuarto, un toro gazapón y con la mirada perdida, pero que pasaba sin apretar. Hubo algún muletazo saleroso, pero no terminó de confiarse. Era difícil hacerlo con un toro tan probón. El toro se puso muy complicado a la hora de matar por su constante gazapeo, pero el riojano se lo quitó de en medio al segundo intento. 

Tan rubio y tan sonriente, Manuel Escribano, parece el candidato demócrata al senado por el estado de Oklahoma. Tiene pinta de turista norteamericano, pero es de Sevilla, de Gerena, para ser exactos. Ayer puso todo de su parte para triunfar con un lote imposible. Se fue en los dos toros a portagayola, banderilleó con exposición a sus dos toros y en la muleta se arrimó en serio. Su primero fue muy molesto, andarín, desparramando la vista y quedándose muy corto. Se peleó con él sin lucimiento, pero con valentía. Su segundo, fue muy a menos y se quedaba muy por debajo. Escribano volvió a dar la cara. Lo único que hizo mal, fue matar. El mal uso de la espada, pudo privarle hasta de algún trofeo. Escribano no tiene clase, y muchas veces se empecina en dar al toro la lidia que no le conviene, pero tiene valor y mucha afición. Y la experiencia demuestra, que los toreros con valor y afición, acaban aprendiendo a torear y llegan mucho más lejos que esos otros con buenas maneras, pero sin redaños.

Alberto Aguilar estuvo muy decoroso con el lote más duro de la muy dura corrida de Adolfo. Su primero era criminal por el pitón derecho y por el izquierdo pasaba sin humillar. Aguilar lo vio claro y sacó por el izquierdo los pases que tenía el toro. El sexto era muy tobillero y tenía mucho sentido. Aguilar capeó el temporal, robando medios pases sin dejarse coger. Flojeó con la espada en ambos toros.
Siempre que termina la corrida, los toreros se dan la mano mientras se dan la enhorabuena, por salir sanos y salvos del compromiso. La mayoría de las tardes es una enhorabuena protocolaria. Ayer la enhorabuena sí tuvo sentido. Habían salido indemnes de una galerna cárdena llena de peligros.

1 comentario:

  1. Domingo una cosa es una corrida mansa y otra, una corrida dura. Y los toros de tu amigo fueron mas mansos, que duros. Saludos.

    ResponderEliminar