"...Espero que no retransmitan la corrida de Málaga, que además tengo la sensación de que la TV trae gafe y mal fario a las corridas, y que el que quiera ver a los Miura o a Ferrera o la conjunción de ambos factores se baje al sur, se compre un boleto y disfrute de los toros como se disfruta de los toros o se espere a que los que estén en la Plaza se lo cuenten...
José Ramón Márquez
La televisión… «la televisiun», que decía el difunto Enzo Jannacci en su impagable recitado, y los toros, que de esos no dijo nada el milanés, y mejor que no lo dijera porque con el rollo progreta que se marcaba, seguro que los habría puesto a caldo.
La TV y los toros andan ahora en el tuiter a costa de la corrida de Miura en Málaga. La buena noticia es la de los Miura en Málaga, la menos buena es la de que los seis se los va a despachar en solitario Antonio Ferrera, con lo que eso significa. Bueno, pelillos a la mar, que en esto de los toros cada tarde está todo por escribir y a lo mejor el 19 de agosto es el día que los hados han señalado para algo. Como decíamos, hay muchos que quieren que les echen la corrida por la TV, y se creen que viendo esas imágenes absurdas están viendo una corrida de toros, cuando lo que están viendo es un show televisivo que apenas tiene nada que ver con una corrida de toros, un show con un bicho que anda por allí y un tío que hace así o asá, pero que de eso a la Fiesta de los toros hay el mismo abismo que media en la cosa sexual entre echar la tarde con una señora como Dios manda y echarla con una muñeca hinchable, life size del inolvidable Berlanga.
Insistamos en que los toros son un espectáculo total que empieza en la ilusión de comprar un boleto y termina en la desilusión de lo mal que salió la cosa o en el poco frecuente enardecimiento que sigue a la faena excepcional, al toro de bandera o a la tarde redonda. Y luego, la opinión. No se olvide que a los toros a lo que se va, principalmente, es a dar la opinión, unos en voz baja y otros a gritos, que la verdadera bestia no es la que sale por la puerta de chiqueros, sino la que se sienta en el tendido. En cambio, en la soporífera televisión sólo hay una opinión: la del malhadado Doctor Zaius, de pelo teñido, o la de sus "monitos", un pésimo torero que se llamó Manuel Caballero en los carteles y un empresario de los gasóleos que se llama Manuel Caballero en la vida civil, o una promesa de Triana que como aún no ha realizado faena alguna en Las Ventas, desde Las Ventas se dedica a tundir con sus comentarios expertos al que tenga la paciencia de sufrirle. Por ahí anduvo, como una sombra, el gran Antoñete, viejo zorro que no emitía opiniones -¡qué bueno habría sido poder oír sus opiniones, las de verdad!-, sino carraspeos y toses, aunque al muñidor de Zaius le daba lo mismo, porque él lo que quería era tener al viejo sentado allí a su lado para que pareciese que avalaba sus desinteresados asertos, fílias y fobias.
Espero que no retransmitan la corrida de Málaga, que además tengo la sensación de que la TV trae gafe y mal fario a las corridas, y que el que quiera ver a los Miura o a Ferrera o la conjunción de ambos factores se baje al sur, se compre un boleto y disfrute de los toros como se disfruta de los toros o se espere a que los que estén en la Plaza se lo cuenten. Yo mismo me perdí el Cuadri de Valencia del otro día y no tengo que irme a buscar un vídeo de esos para hacerme la ilusión de que lo he visto. Me basta la opinión de los que me fío para calibrar al toro y al torero: lo otro, lo audiovisual, es confusión e interés.
Para lo que está bien la TV es para ver el encierro de Pamplona.
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