"...A mí me parece que quien está realmente en construcción no es el Barça, que también por obra y gracia de Lucho, sino su entrenador, un técnico a quien da la impresión de incomodar un traje tan caro. El asunto no es otro que Joan Laporta, amenazante y permanente precandidato a la presidencia del club catalán..."
Juan Manuel Rodríguez
13 de Diciembre de 2014
Está meridianamente claro que si el entorno culé no se ha liado aún la manta a la cabeza movilizando contra Luis Enrique al Batallón Badajoz sito en el Cuartel del Bruch no ha sido precisamente por el fútbol practicado, que se rumorea que a veces pudo ser detectado a través de un microscopio, sino porque la distancia con el Real Madrid en la Liga era sólo de dos puntos. Puede que, ahora que es de cuatro, al entrenador culé empiecen a complicársele un poco más las cosas. El otro día, en un clarísimo intento por tratar de ser ocurrente y dicharachero, a Luis Enrique no se le ocurrió otra cosa que afirmar que su equipo iba a estar en construcción hasta el último día. Hasta el último día no sé pero hasta la fecha desde luego.
A mí me parece que quien está realmente en construcción no es el Barça, que también por obra y gracia de Lucho, sino su entrenador, un técnico a quien da la impresión de incomodar un traje tan caro. El asunto no es otro que Joan Laporta, amenazante y permanente precandidato a la presidencia del club catalán. Da toda la impresión de que, como al ex presidente le sonó en su día la flauta con Guardiola, tanto Rosell como Bartomeu se vieron obligados a sacarse otro Pep de la manga para contrarrestar a Laporta: Martino, primero, y Luis Enrique ahora. Me parece que han puesto demasiado barato dirigir a un equipo como el Barça y que ni el Tata antes ni el asturiano ahora tenían un historial como para sentarse en ese banquillo.
Con un entrenador en construcción, un equipo en transición y una directiva que no ha sido directamente elegida por los socios es muy complicado que al Barça puedan salirle las cosas, más aún cuando el eterno rival juega de memorieta. Parece que Luis Enrique acierta sólo cuando rectifica, como sucedió con Xavi. A una serie de decisiones tácticas estrambóticas habría que añadir que, según cuentan, este entrenador tiene un grave problema de incomunicación con sus jugadores. Lucho se aferra a Messi como a un clavo ardiendo y el elogio hacia el argentino es tan desmedido como huraño con el resto de jugadores. Con Messi no fue suficiente esta vez ante el Getafe. Da la sensación de que con Luis Enrique se alargará un fin de ciclo que empezó en la última etapa de Guardiola.
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