Benzema marcó un gol muy difícil, con un control con el exterior que remató como si nada, como si todo fuera muy sencillo. Pero es que, además, Karim estuvo participativo e intenso, conectó con sus compañeros y, en gran parte gracias a él, el Madrid jugó mucho mejor.
¡Bien, Karim, bien!
El baile que el Real Madrid de la BBC le pegó al Barcelona de la MS sin N llegó con una B, la de Bale, en el banquillo, y con la C de Cristiano, el jugador franquicia del equipo y máximo goleador histórico, maniatado en el palco tras la charlotada del nefasto De Burgos Bengoechea. Así que Zidane miraba a su alrededor y veía a Casemiro, a Bale, a Isco, a Theo y a Ceballos mientras que Valverde (¡qué marrón, Ernesto, por Dios, qué marrón!) veía a Alcácer, Aleix Vidal, Digne y Nelson Semedo. Al próximo que verá el buen técnico cacereño será a Paulinho, que dice que está preparado para la presión. De repente, de un modo silencioso, el Real Madrid se ha hecho con un plantillón, los futbolistas (Theo, Ceballos...) eligen al equipo blanco en detrimento del culé y el Barça vuelve a ser el de antaño.
El primer gol, el de Asensio, fue un escándalo. Marco jugó ayer porque no lo hará el domingo contra el Depor, del mismo modo que Isco o Bale no salieron desde el inicio porque sí lo harán seguramente en Riazor; el personal periodístico insiste en eso tan manido de la Unidad A y la Unidad B cuando Zidane demuestra una y otra vez que no es así. La verdad es que nadie sabe dónde se encuentra el límite de Marco ni hasta dónde puede llegar, ya se habla incluso del Balón de Oro, pero el niño tiene descaro, desparpajo, no le pesa al Bernabéu y se nota que tiene carta blanca de su entrenador para hacer y deshacer a su antojo. El gol de Asensio, repito, fue un escándalo del mismo modo que lo fue el del Camp Nou, pero probablemente haya pasado desapercibido el partidazo que hizo Karim Benzema, que está a un gol de igualar a Paco Gento, que es el séptimo máximo goleador histórico del club, cuestión ésta que no me parece baladí, más aún teniendo en cuenta que los críticos del francés le acusan de no ser un 9 puro cuando resulta que está a 25 goles de alcanzar a Hugo Sánchez.
Benzema marcó un gol muy difícil, con un control con el exterior que remató como si nada, como si todo fuera muy sencillo. Pero es que, además, Karim estuvo participativo e intenso, conectó con sus compañeros y, en gran parte gracias a él, el Madrid jugó mucho mejor. Como siempre habrá quien quiera ver negros nubarrones incluso en un resplandeciente domingo de verano, después del 1-3 hubo madridistas (¡madridistas, sí, madridistas!) que volvieron a cargar las tintas sobre Bale y Benzema, que es cierto que estuvieron un pelín desconectados. Gareth lo hará, estoy seguro, el domingo, pero Benzema quiso volver a reivindicarse ayer. Para mí fue el mejor de un partido en el que brillaron todos y cada uno de los futbolistas que saltaron al campo, pero detecto que cuando el francés juega mal se sabe hasta en el Turquestán mientras que cuando lo hace magistralmente bien se silencia, probablemente aposta. No seré yo quien lo haga: ¡Bien, Karim, bien!...
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