Una vez le preguntaron a Joselito "El Gallo"...
“- Después de ser torero famoso, ¿no te ha sucedido tropezarte con alguien que no te conozca?
Y el respondió:
- Sí verás; a propósito de eso, te voy a contar una anécdota curiosa. Iba yo en automóvil de Sevilla a Jerez, donde toreaba al día siguiente. Por una avería del coche o porque teníamos ganas de refrescar, no recuerdo bien, hicimos alto en una tienda de vinos a la salida de un pueblo, ya cerca de Jerez. Al lado del sitio donde tomamos asiento había un grupo de arrieros. Dos de ellos estaban empeñados en una discusión sobre si Belmonte era mejor torero que yo, o yo mejor que Belmonte. ¡Tonterías! Ninguno del grupo ni de la tienda me conoció, puesto que siguieron discutiendo acaloradamente.
Yo escuchaba en silencio. Chico, aquellos hombres se iban a matar por nosotros…Al fin, el partidario de Belmonte, dirigiéndose a mí, me dijo:
- No sabe este tío una patata de toros… ¿Usté ve qué tonterías dice? Que si Gallito es el mejó torero, que si pone banderillas como Dio, que toma a los toros de muleta como la Vigen…Vamo a vé señorito: ¿usté e afisionao?
- Regular, contesté yo.
- Pero, ¿usté habrá visto toreá a esos dos nenes?
- Alguna vez
- ¿Y usted irá a las corridas de mañana y pasado?
- A eso voy a Jerez
- Luego sabe usté lo que se trae entre manos…Pue de usté su opinión, ¿qué torero le gusta a usté más, Gallito o Belmonte?
Miré al gallista, que me observaba fijamente, y aunque con un poco de temor, exclamé:
- Hombre, a mi me gusta más Belmonte, ¡la verdad!...
- El partidario mío saltó como un tigre y, dando un puñetazo en la mesa, gritó:
- Usté lo que es, es un pollo del pan pringao que no ha visto los toros más que en chuletas…¡Así está la afición!...
- Pero ¿usted ha visto torear a Gallito?- le interrogué
- No, zeñó-me contestó-, ni a Belmonte tampoco; me pasa lo mismo que a éste, pero por lo que cuenta mi amo, ese Gallito hace lo que no hace nadie.
Yo no pude contener la risa. Dos hombres que discutían y estaban a punto de pegarse por dos toreros que no habían visto torear.
- Miren ustedes- les dije, dándoles un billete de cinco duros- ahí va eso para que vayan ustedes los dos juntos a las corridas de feria, y allí, sobre el tendido, se pongan ustedes de acuerdo sobre cual es mejor…Pasado mañana, a esta misma hora, pasaré yo por aquí, y ya veremos si me da usted me da la razón-le dije al gallista- Belmonte le gustará a usted más.
Excuso decirte la alegría de aquellos dos hombres…
Despachamos aquellas dos corridas, en las que tanto Belmonte como yo quedamos bien, ¡bien!
Cuando a los dos días llegué al ventorro, estaban los dos arrieros esperándome…
- ¿Qué tal?- les pregunté sin apearme del auto.
- Vaya un guasón que está hecho usté, hijo de mi arma-gritó el gallista-; ahora soy entoavía más gallista que el Papa, y lo malo es que no tengo con quien discutir, porque éste se ha venío a mi bando…”
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