Al hoy aclamado Benzema le llamaron durante mucho tiempo Benzená. Nunca le preguntes a un madridista qué pensaba de Karim en los años de plomo porque jamás te lo reconocerá y no te lo reconocerá probablemente porque, en líneas generales, el madridismo fue muy cicatero con él y reconocerlo supondría que en realidad no sabe tanto de fútbol como presume. A soportar el hecho de ser el Sancho Panza de Cristiano, siempre a la sombra del jugador franquicia, que era el que recibía todos los focos, le ayudó sin lugar a dudas un carácter especial, ni mejor ni peor sino diferente; si Benzema hubiera tenido el estilo explosivo por ejemplo de CR7 su carrera en el Real Madrid habría sido muy breve y sin embargo él supo estar en un cómodo segundo plano que hubo quien creyó incluso que le resultaba satisfactorio. Eso sí, cuando Karim estaba inspirado el violín entraba en el momento justo, el arpa sonaba cuando tenía que sonar, el oboe lo mismo, los timbales, la flauta, el piano...
Karim Benzema es un superviviente porque para jugar 13 años en el Real Madrid uno tiene que serlo a la fuerza. Y no es que se haya reinventado, no, él siempre ha sido el mismo jugador, un heterodoxo 9'5, un MacGyver capaz de conectar correctamente todos los cables. Lo que sorprende de Karim no es su ductilidad, esa forma que tiene de moverse por el campo como si fuera Fred Astaire en Sombrero de copa, tampoco el aroma que desprende su fútbol, no; lo que más sorprende de Karim, y yo creo que lo que más valora la afición del Real Madrid, es que en un momento deportivo yermo debido a la marcha de Cristiano, quisiera dar un paso al frente, diera al final dos y ahora se haya convertido, junto a Modric, en el auténtico líder del equipo tanto dentro como fuera del campo. Eso que le achacaron que no haría lo ha hecho con creces añadiendo a su capitanía moral un fútbol de alta escuela que ni siquiera son capaces de hurtarle los antimadridistas más recalcitrantes.
Otro debate falsario fue el de la incapacidad que tenía Benzema para marcar goles. El Real Madrid no podía permitirse el lujo de tener en su plantilla a un delantero centro que jugaba para los demás, sí, pero que no marcaba cuando había que marcar. Pero resulta que el 9 que no marcaba ya es el tercer máximo goleador histórico del club a 7 goles del segundo, que es un tal Raúl, y a 135 del primero, que es Cristiano. Hoy por hoy, a sus 34 años recién cumplidos y alcanzado semejante grado de ebullición y madurez en su forma de interpretar el juego, nadie puede asegurar que este Karim Benzema no pueda estar jugando hasta los 38 años ni tampoco que no pueda alcanzar si se lo propone a Cristiano.
A todo lo anteriormente expuesto Benzema añade un plus que es muy del gusto (este sí) de la afición madridista y es que, cuando Karim ha tenido que negociar su ampliación de contrato, todos nos hemos enterado de su renovación cuando el jugador se ha hecho la foto de rigor con el presidente del club. Benzema también tiene hermanos y probablemente más que otros: Gressy, Sabri, Nafissa, Faryd, Lydia, Sofía, Celia y Laeticia, y ninguno de ellos ha dado la paliza con ofertas fantasma ni ha retransmitido tampoco en directo su continuidad, evitando así el consiguiente ridículo. Karim le está agradecido al Real Madrid porque cuando Francia, la selección francesa, el presidente de la República francesa, el presidente de la federación francesa de fútbol, el seleccionador nacional de Francia, muchos internacionales franceses, el periodismo deportivo francés y la opinión pública francesa le dieron la espalda, el trece veces campeón de Europa le abrazó, le acogió y le hizo suyo para siempre. Hoy Benzema es el Real Madrid y el Real Madrid es Benzema, resulta imposible separarlos y no se comprenden bien el uno sin el otro. Tocado por los ángeles, Karim ha ganado y lo ha hecho a su manera, la del futbolista que jugó para los demás y que hoy lo hace para todos, incluido por supuesto él mismo.
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