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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 18 de noviembre de 2024

Plaza de Acho: un gran cierre de la Feria del Señor de los Milagros / por Pablo Gómez de Barbieri

Ayer triunfaron en Acho el francés Sebastián Castella y el peruano Andrés Roca Rey. Fotos: Juan ponce valenzuela

Buena corrida. Castella y Roca Rey obtuvieron, cada uno, dos orejas. Manzanares las perdió por la espada. El francés obtuvo el Escapulario de Oro del Señor de los Milagros y el toro que lidió, Novelero número 242 de Núñez del Cuvillo, consiguió el Escapulario de Plata. 

Plaza de Acho: un gran cierre de la Feria
 del Señor de los Milagros 

Pablo Gómez de Barbieri 
El Comercio/Lima-Perú
La de ayer fue una corrida de muchísima expectación. Expectativa que hizo que la plaza se llenase hasta la bandera. Nada más bonito que ver la Plaza de Acho repleta de público, sin que cupiese un alfiler, con casi 13.000 personas. 

El cartel era de primera: el francés Sebastián Castella, el español José María Manzanares y la reaparición en Lima del peruano –primera figura del toreo– Andrés Roca Rey. Se lidiaron toros españoles de Núñez del Cuvillo. Los cuvillos fueron, en general, interesantes. Destacaron el tercero, el cuarto y el quinto; quizá el sexto hubiera dado buen juego si se le hubiera lidiado mejor. 

Castella cortó dos orejas del cuarto, Manzanares pudo cortar las del tercero y el quinto pero mató mal y Roca Rey obtuvo dos orejas del tercero. 
Resumiéndolo con brevedad: una buena tarde que dejó contento al público. Un gran cierre para una feria que, en términos generales, ha satisfecho las expectativas de la afición limeña.

Los toros
Al sigual que la semana pasada, los de Núñez del Cuvillo tenían las pezuñas muy grandes, lo que reduce su movilidad. Probablemente porque los últimos meses estuvieron en un terreno muy blando y poco pedregoso. De habérseles reducido los cascos –quizá al momento de desenfundar los pitones–, todos hubieran dado un juego aun mejor. 
El primero, negro mulato, bien hecho, con presencia justa; en el capote embistió como si ya hubiera sido picado; se le picó trasero; tuvo clase por el lado derecho pero duró poco. El segundo, negro, veleto y terciado fue pitado de salida; se le picó brevemente; tuvo clase en la muleta. El tercero, negro, terciado, justito de presencia, sin morrillo; con buenas hechuras; dio buen jue go en la muleta. El cuarto, el mejor de la tarde, castaño, serio, bien ar mado; bajo de agujas; recargó en el caballo en un puyazo breve; dio buen juego en la muleta; algunos desorientados pidieron un indulto que el toro no merecía. El quinto, castaño, justito de presencia, bien armado y bajo de agujas; dio buen juego en la muleta. El sexto, el más serio, castaño albardado, bien he cho y bien armado; los puyazos fue ron al relance y se pegó un duro vol teretazo; en banderillas se arrancó de lejos, como un tren, pero recibió un exceso de capotazos; finalmen te, duró muy poco. 

Castella en un quite por saltilleras al cuarto, 
del que obtuvo dos trofeos.

Sebastián Castella
El primero tuvo un lado derecho aceptable, pero por el izquierdo se quedaba corto. Castella lo embarcó en buenos derechazos. Lo intentó infructuosamente por naturales; el toro duró muy poco. Estocada trasera y desprendida que tardó en hacer efecto mientras el francés se desentendió en vez de descabellar oportunamente. Actitud errada. 
Al cuarto lo toreó bien a la verónica y le hizo un quite por saltille ras. Saltó un espontáneo al ruedo sin que nadie lo detuviera; debería haber fuerza pública en el callejón como lo solicitó, el sábado, el presidente de la plaza. Algunos indocu mentados aplaudieron –equivocadamente– al espontáneo. Castella dio buenos derechazos y algunas buenas series de naturales. Los muletazos fueron ligados pero citando siempre muy en corto, encimán dolo. Le dio, inteligentemente, los tiempos necesarios entre muletazos pero, probablemente, un toro así de bueno se podría haber toreado trayéndoselo de largo y luciéndolo. 
Cuando algunos pidieron el indulto, el francés se equivocó: dejó el estoque de acero, tomó de nuevo reduciendo –con su poderosa muleta– la velocidad de la embestida del cuvillo y dosificando magistralmente los tiempos que el astado requería. Hubiera cortado una oreja de no haber caído tan baja la espada.

José M. Manzanares
Al segundo toro le hizo una faena breve, compacta pero de gran cla se. Hubo buenos derechazos y al gunos buenos naturales en series ligadas. El toro duró poco. Dejó media estocada en muy buen sitio, pe ro el astado tardó en doblar y luego el puntillero lo levantó en dos ocasiones. Ello enfrió al público y el alicantino perdió la oreja.
Al quinto le cuajó un gran trasteo. Aprovechó la clase del toro con series ligadas por ambas manos, reduciendo –con su poderosa muleta– la velocidad de la embestida del cuvillo y dosificando magistralmente los tiempos que el astado requería. Hubiera cortado una oreja de no haber caído tan baja la espada.


Andrés Roca Rey
Al tercero le hizo un quite por cale serinas. Con la muleta, lo recibió en los medios y de rodillas– con dos cambiados por la espalda seguidos de una vibrante serie de derecha zos en redondo rematados por el de pecho. Conquistó al público. Empezó a sonar “Contigo Perú”. Buenas series de derechazos, cambios de mano y aun mejores naturales. Circulares invertidos, enroscándose al toro en giros completos que superaron los 360 grados. Emocionó a sus compatriotas. La estocada cayó arriba pero con algo de trave sía. Tardó algo en doblar y cuando lo hizo, el puntillero lo puso en pie. Ello enfrió a un sector del público. A pesar de todo, obtuvo dos orejas y fue aclamado. Con el sexto estuvo voluntarioso, pero el toro llegó a la muleta con la fuerza mermada. Muletazos per diendo pasos a un toro que se desentendía de la muleta. Estocada desprendida. Ovación. 

Resumen de la corrida corrida in memoriam don nazario villafuerte Guardia. 
Toros de españoles de Núñez del Cuvillo. Sebastián Castella (Francia), de sangre de toro y oro: silencio y dos orejas. 
José M. Manzanares (España), de morado y oro: silencio y vuelta al ruedo. 
Andrés Roca Rey (perú), de sangre de toro y oro: dos ore jas y ovación. la ayuda y trató de vender un indulto sin fundamento. Finalmente, tras una estocada ligeramente trasera de rápido efecto, obtuvo dos orejas.

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