Andrés Roca Rey, en su casa sevillana de Gerena. PACO PUENTES |
El diestro reaparece en la feria de Acho tras dos meses de reposo a causa de dos cogidas
El torero Roca Rey tratará de renacer
el domingo en Lima, su ciudad natal
El torero peruano Andrés Roca Rey (Lima, 1996) viaja este miércoles a su ciudad natal; allí le espera el domingo uno de los compromisos más importantes de su corta y meteórica carrera: un mano a mano con El Juli ante toros de la ganadería española de Garcigrande en el inicio de la famosa feria del Señor de los Milagros.
Horas antes de embarcar, repasa para este periódico la larga convalecencia de dos meses a la que le obligaron los médicos tras las graves cogidas que sufrió el pasado 18 de agosto en la feria de Málaga, y el 1 de septiembre en la plaza de Palencia. Las dos le produjeron sendos traumatismos craneoencefálicos, acompañados por pérdida de visión y memoria, lo que aconsejó su traslado a un hospital de Miami, especializado en del tratamiento de los golpes que sufren en la cabeza deportistas de élite. Los doctores americanos le obligaron que cortara la temporada y guardara reposo absoluto para evitar consecuencias mayores.
Y así lo hizo. Roca Rey colgó el traje de luces tras la voltereta palentina y no volverá a enfundarse en él hasta el próximo domingo, día 6, en la plaza de Lima. Allí, entre los suyos, tratará de renacer como torero y de espantar los lógicos miedos que lo atenazan tras dos meses de paro.
“Más que miedo, lo que siento de verdad es alegría por reaparecer en mi tierra, en la plaza que me vio dar los primeros capotazos, y en un cartel junto al maestro Juli, que tanto me motiva”, comenta el joven torero. “Se reúnen circunstancias especiales que me llenan de presión y responsabilidad”, añade, “pero se trata de una ocasión especial que intentaré disfrutar”.
Asegura el torero que está completamente recuperado de las lesiones que sufrió en la cabeza.
“Estoy muy satisfecho porque ya han desaparecido todas las secuelas. Los médicos me aconsejaron reposo total y ni siquiera me han permitido torear de salón durante el mes de septiembre”.
- ¿A qué ha dedicado tanto tiempo libre?
- He hecho un poco de todo, pero, fundamentalmente, me he dedicado a pensar, al análisis de la temporada y a planificar nuevas metas. Un percance rompe todos los proyectos, pero puedo decir que el tiempo de espera me ha servido para evolucionar profesional y personalmente.
- Tiene usted la cabeza muy dura…
- ¿Por qué me lo dice?
- Por los golpes duros que ha recibido y la sigue manteniendo intacta…
- La verdad es que los traumatismos fueron serios, pero ya estoy bien. No he vuelto a entrenar hasta octubre y estoy deseando reaparecer. Me he sentido bien toreando en el campo, y espero tener las mismas sensaciones en la plaza.
Asegura Roca Rey que los médicos americanos no le recetaron medicamentos, sino ejercicios para normalizar la visión y recuperar la estabilidad. Cuenta el torero que el diagnóstico reflejaba que unos ‘huesecillos’ del oído se le habían movido a causa de los golpes, y esa era la causa de los constantes mareos, que ya han desaparecido. "Bueno, ya solo me siento raro si me levanto con rapidez de la cama, peso solo eso", asegura.
Añade el torero que ha conseguido averiguar por qué lo han cogido los toros ("uno confía en su seguridad", explica, "hace el esfuerzo en tardes importantes, invade el terreno del toro para crear emoción, y, a veces, el animal no obedece y te lleva por delante; eso fue lo que pasó, pero el cuerpo me pide que me juegue la vida para escalar peldaños hacia la meta"), y está convencido de que los golpes recibidos no le harán cambiar su concepción del toreo. "Sería un error cambiarlo", concluye; "prefiero evolucionar a tenor de mi experiencia y las circunstancias".
Cuando se le pregunta por las imágenes del año que no han conseguido borrar los golpes, Roca Rey recuerda a los toreros caídos, Víctor Barrio, El Pana y el novillero Renato Matto, y asevera que "sus muertes me han impulsado a ir hacia adelante, con la conciencia de que todo lo que se hace al toro es verdad y te hace crecer como persona".
De momento, la afición americana lo espera con expectación. Este miércoles vuela a Lima, se alojará en la casa familiar, y tendrá el tiempo justo para reaparecer el domingo y viajar a Méjico al día siguiente; y, después, Colombia y Ecuador. La vuelta a España está prevista para finales de febrero, y los planes iniciales incluyen entre quince y veinte corridas de toros antes del comienzo de la temporada española.
La primera prueba, -prueba de fuego-, Lima. De lo que ocurra en América dependerá, y mucho, su inmediato futuro.
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